RESPUESTA: “SOMOS LUZ Y EXISTIMOS EN LA LUZ… Una explosión y todo lo demás. Primero éramos él, y después él se convirtió en nosotros. Existimos siempre en la eternidad. ¿Cuándo comenzó todo? ¿Cuándo fuimos creados? No podemos responder. Universo de universos. Lo único que sabemos es que todo comenzó cuando tuvimos Consciencia de ello; antes éramos nada, una nada no compartida, una nada sin expresión, una nada sin realidad. Después de esa gran explosión, de ese nacimiento, nos encontramos en un espacio que seguramente ya existía y en un lugar ya programado. ¿Cómo se expandió al infinito si ese espacio no existía? ¿O todo ya existía y fuimos los últimos en saberlo? Entendimos que habíamos existido sin consciencia. Éramos, más ahora somos la Luz. Somos Luz en todos los colores imaginables. Una Luz que nos hace ver, entender, conocer e indagar. Sin nuestra Luz seríamos ignorantes y ciegos para entender la realidad. Sin Luz no podríamos tener conciencia de todo este proceso llamado existencia. En el principio del todo, había luz, silencio y mucha paz. Sabíamos que existíamos, estábamos presentes, fluctuábamos, éramos miles de millones de centellas fluorescentes, emitíamos resplandores de colores que se entrelazaban unos con otros.
Cada uno de nosotros llevaba en sí una partícula del creador. Éramos millones de esporas delicadas y de consistencia frágil. Éramos un tejido energético que había tomado una forma definida. Cuando fuimos lanzados fuera del Principio Único, nuestra forma, que antes era mental, se convirtió en una expresión más definida con respecto a nuestro trabajo universal. En el principio de nuestra consciencia, fluctuábamos gravitando alrededor del centro y de nosotros mismos. Lo hacíamos con tanta armonía, paz y contemplación a nuestro creador, que vivíamos en un estado de felicidad perenne. ¿Era esa nuestra realidad de consciencia? ¿Era esa la forma en que debíamos existir, como si fuéramos solo una Luz en esa vasta creación? No, no era así. En medio de todo ese entendimiento, nuestra mente nos llevaba a comprender que no podíamos permanecer estáticos. Sabíamos que éramos energía, y esta tenía que fluir; si se quedaba inerte se podía corromper y estancar. No podíamos olvidar que éramos nimeos y, como tales, necesitábamos de otros para complementarnos y poder desarrollar nuestra existencia”… EL SER UNO I – Los Arcanos de Thoth.
No hay comentarios:
Publicar un comentario