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sábado, 23 de mayo de 2015

“Posiciones Salvadoras”, por el Maestro Beinsá Dunó





Reflexión.
La gente contemporánea habla de fuerza, de libertad de la voluntad humana. Pregunto: ¿Hasta dónde se extiende la fuerza y hasta dónde la libertad de la voluntad humana? Diréis que la fuerza de la voluntad concluye en esto, que el hombre supere todos los obstáculos para lograr sus deseos. Pregunto: ¿Según vosotros, qué cosas son logrables y qué – inlogrables? La gente contemporánea cree en las cosas imposibles e inlogrables, pero no cree en las posibles y logrables. Imaginad que tenéis un carro con cuatro ruedas y dos caballos. Yo tomo este carro como un símbolo. Pregunto: ¿Para cuántos años este carro puede sometérseles? Si lo mantenéis arreglado, este carro puede sometérseles 20-30 años; si lo utilizáis mucho, si cada día lleváis con él arena, ladrillos, éste os servirá como mucho 1-2 años. ¿Por qué? Porque sus ejes se van a romper, sus ruedas se van a estropear, los caballos se van a debilitar, etc. Cuando se estropee el carro y cuando se debiliten los caballos ¿a quién ordenaréis?
Ahora, trasladad esta ley con respecto a vuestro cuerpo. Si no mantenéis vuestro cuerpo arreglado, ¿para cuántos años podrán vuestras piernas pisar seguras, vuestras manos trabajar, vuestras orejas oír bien, vuestros ojos ver claramente? Vosotros no pensáis en esto, sino que os ocupáis con el Cielo, con los ángeles, queréis saber cómo os recibirán en aquel mundo. ¿Sabéis cómo han llegado los ángeles a la posición en la cual hoy día se encuentran? Vosotros pensáis que fácilmente podéis llegar a la posición de los ángeles. Encontráis a un banquero y os decís: “¡Que tenga su riqueza en mis manos, mucha cosa haría!” – Muy fácilmente queréis adquirir la riqueza. La riqueza es fuerza. ¿Qué haréis si tenéis a disposición dos millones de levas? Os crearéis alguna desdicha – nada más. Empezaréis a alimentarse con corderos asados, gallinas, pavas, y estropearéis vuestro estómago en unos cuantos años. Hoy en día Dios os ha puesto en la posición de un pobre para que aprendáis a comer. Él os dice: “Grasas no comeréis, porque éstas son causa de diferentes enfermedades”. Puesto que en vuestro pasado no sabíais cómo arreglárselas con vuestro organismo, no habéis podido gobernarlo, hoy en día habéis venido a la Tierra como un hombre pobre, que viváis en privaciones para que os enderecéis. Apenas habéis emprendido el camino recto, aparece algún abuelo vuestro que os deja dos millones de levas como herencia, pero con esto estropea el Plan de Dios. Vuestro abuelo no ha actuado bien. Él debería primero voltearse hacia Dios, que pregunte cuál es Su opinión acerca de esta cuestión, si dejarles una herencia o no.
Muchos vienen a mí, quieren que les diga algo, que sepan qué hacer. Esto lo que quieren ellos, es equivalente a dos millones de herencia. Entonces yo pregunto a Dios, que responda a la pregunta o no. Dios me dice: “Este hombre ha pasado unas cuantas vidas impúdicas, él debe empezar a trabajar, que no confíe ni a la abuela, ni al abuelo, ni a la madre, ni al padre, ni a los amigos. La mejoría de su destino depende exclusivamente de él. Si trabaja, tendrá la bendición Divina; si no trabaja, su cabeza se emblanquecerá”. Decís: “Palabras pesadas son estas”. Es mejor que sepa la verdad y que se apriete a trabajar de día y de noche, en vez de engañarse. ¿Debo a aquel prisionero a quien el juez ha condenado a pena de muerte, decirle que le van a liberar, que le van a premiar con la Cruz de San Jorge, que será un hombre feliz? Una horca espera a este hombre, no hay por qué engañarle. Le diré: Hermano, te quedan solo diez horas para vivir. Prepárate, pasa estas horas en oración. Tú has cometido un crimen y deberías en su tiempo haberlo pensado. Ahora no queda otra cosa salvo orar”.
El hombre debe ser sincero: lo que habla, que cumpla, que viva en ello. Si hablo de Dios, yo Le sirvo, no hago mi voluntad sino la Suya. No hay hombre en el mundo que haya trabajado para sí y que se haya elevado. En un primer tiempo este hombre puede ganar, pero al final lo perderá todo. Y a vosotros digo: estad cuidadosos de no hacer y vosotros el mismo error. En el pasado habéis vivido y trabajado para sí mismos, mirad y ahora que no caminéis por el mismo camino. La nueva cultura requiere gente, servidores de Dios, que trabajen razonablemente y con amor. No es suficiente que el hombre sea virtuoso. Un bien sin Amor no vale nada. ¿Qué bien es este si dais a algún hombre pobre un lev? De todas las virtudes, el Amor es la más grande. Sin Amor nada se puede lograr. Yo no hablo del amor de la gente actual. Éste ya ha envejecido. Así como la gente manifiesta su amor unos hacia otros, su amor ha vivido ya su tiempo. Todo lo que hoy se predica es una enseñanza vieja. Los hombres sabían estas cosas aún desde hace miles de años. Los conocimientos de la gente contemporánea son limitados. Ellos se ocupan con el mundo físico, con el material. Esto, sin embargo, es una ciencia vieja por la cual han pasado y los minerales, y las plantas, y los animales. Las plantas saben química, matemáticas, mejor que muchos científicos. Vuestro estómago comprende las matemáticas mejor que vosotros. La única cosa nueva es esto lo que se habla en la Revelación: “El Señor crea un Cielo nuevo y una Tierra nueva” (Rev. 21:1 – n.d.t.). Un Cielo nuevo y una Tierra nueva – sobreentiendo los puntos de vista nuevos en la vida, con los cuales se levantará una cortina nueva y se descubrirá un Mundo Nuevo.
Ahora diréis que tal o cual profesor, tal o cual científico ha dicho así. Digo: Es bueno esto lo que los científicos han dicho o descubierto, pero esto todavía no es una ciencia verdadera. Que tal o cual científico ha creado alguna teoría, esta teoría todavía no es absoluta. Que tal o cual profesor ha hecho algunas investigaciones, estas investigaciones todavía no son la última palabra de la ciencia. Que tal o cual médico ha hecho alguna operación, esta operación no es la única manera de curación de una enfermedad dada. Un médico verdadero es aquel que puede encontrar un medio seguro contra todas las desdichas. Es suficiente que este médico empuje una llave en el organismo del enfermo para que éste sane momentáneamente. Esto significa médico, esto entiendo como ciencia verdadera.
Hay dos maneras de curación: vieja y nueva manera. La gente contemporánea habitualmente se cura de la manera vieja, con medicamentos, con baños, etc. Esta manera de curación es lenta y da resultados microscópicos. Y yo curo de esta manera. Cuando viene algún enfermo a mí, yo le doy ciertos métodos, ciertos consejos, y le digo: Si cumples mis consejos, después de seis meses tendrás resultados microscópicos. Sin embargo, yo no curo a la gente de la manera nueva. ¿Por qué? Porque ellos todavía no están listos. La nueva manera es la curación espiritual. Si curo a algún hombre de manera espiritual, como no está listo de llevar una vida pura, él va a errar más todavía, y con esto se va a crear dificultades mayores en la vida. Para aquel que está listo, la curación espiritual da resultados momentáneamente. Es suficiente que se dé al enfermo una parte microscópica del elixir de la vida para que sane momentáneamente. Por ahora una de las maneras de curación de la gente contemporánea es que coman poco, en general, que no coman en exceso. ¿Qué dicen los científicos acerca de esta cuestión? Ellos dicen que el alimento que el hombre utiliza, debe contener como elementos principales: hidrógeno, oxigeno, nitrógeno carbono y algunos otros secundarios. En esto, ellos determinan en qué cantidad deben tomarse estos elementos. Es cierto que el organismo necesita de todos estos elementos, pero una cosa es importante que se sepa: el estómago necesita de poca comida.
Y así, por la manera de la alimentación y por la vida que el hombre lleva, se puede determinar cuántos años su carro, o sea, su cuerpo, se le va a someter. Esto depende y de la razonabilidad del hombre. El que no vive razonablemente, él está condenado a un envejecimiento prematuro; cuando el hombre envejece, sus piernas se debilitan y se niegan a servirle. Tal hombre se encuentra ya en dependencia de la demás gente y frecuentemente se vuelve un juguete en sus manos. Según la Nueva Enseñanza, al hombre le es determinado vivir 120 años y hasta este tiempo que se sirva solo, que no necesite de la ayuda de nadie. El hombre de la Nueva Enseñanza no debe enfermarse. Y cuando llegue el tiempo de partir para aquel mundo, él de nuevo debe estar sano, que no haya sido enfermo. La partida del hombre para aquel mundo debe ser como su partida de una ciudad a otra, o de un país a otro. Hoy en día alguien parte para aquel mundo después de haber estado enfermo por largo tiempo, después de que fueron gastados para él 20-30 mil levas y al final de las cosas sigue turbando a sus cercanos y desde aquel mundo. En tal caso, sería mejor que no hubiera partido, sino quedarse para vivir más en la Tierra.
Por lo tanto, a aquellos que piensan turbarnos desde aquel mundo, decimos: Mejor quedaos en la Tierra, que viváis más y entonces os enviaremos a aquel mundo. En la Tierra visitaréis teatros, conciertos, bailes – lo que deseéis. Además de esto, tendréis casas bonitas, ropa bonita, de todo estaréis satisfechos. Dios ha creado el mundo exactamente para esta gente. Este mundo no fue creado para la gente justa, sino para la pecadora, para que no turben a los justos, que no molesten su trabajo. Y verdaderamente, a la gente pecadora le son dados muchos bienes, que coman y beban, que no hagan crímenes. Aún así en la Tierra de nuevo ocurren crímenes. Esto se debe al descontento de la gente pecadora. Los justos, los hombres buenos en la Tierra son pocos. Si miráis con el ojo del clarividente, veréis qué parte tan pequeña de la gente brilla, o sea, irradian luz. La mayor parte de la gente en la Tierra es pecadora. Para satisfacerlos, Dios les ha dado un sinfín de bienes: comida, bebida, casas, campos, riquezas, solo para que no hagan crímenes. Verdaderamente y esto es cultura, pero la cultura de la gente pecadora que es temporal y no eterna. Sin estos bienes, sin estos placeres, la vida en la Tierra sería todavía peor, con más desdichas. En esta posición, esta gente no puede volcarse hacia Dios. Ellos deben pasar por sufrimientos grandes, que se despierte su conciencia y que entonces voluntariamente busquen a Dios. Que cada uno determine hacia los cuales cae – hacia los luminosos o no.
Alguien dice: “Extraña cosa, anoche mi vela brillaba, y esta noche se ha apagado”. Yo pregunto: ¿Cómo es posible que una vela buena, una noche brille y la otra noche no brille? De aquí saco la siguiente ley: Cuando tejéis vuestro lienzo, o sea, vuestra vida, debéis guardar todas las reglas del tejer. La base del lienzo debe ser muy fuerte y de buena calidad; la lanzadera – también fuerte; el batán, el telar, también deben ser de primera calidad. Con una palabra, todo debe ser sano, bonito, para que podáis vender vuestro lienzo. Si vuestro lienzo es de una calidad baja, 1-2 pueden engañarse a comprarlo, pero un tercero no aparecerá. Con esto vosotros primero os causáis una desgracia, primero a sí mismos, y luego y a los demás. He aquí por qué sabed que cualquier cosa que pensáis y sentís, ésta primero se reflejará sobre vosotros, y luego y sobre la demás gente. La vida del hombre no es otra cosa, salvo un lienzo que él debe utilizar o para sí, o para los demás. El hombre no puede vivir solo para sí. ¿Por qué? Porque la vida es un capital dado por Dios, parte del cual se va a utilizar para el hombre mismo, y el resto – para uso común. ¡Ay de aquel que retiene este capital solo para sí! Llenad vuestro almacén, y el exceso dadlo a los demás, que y ellos se aprovechen. ¡Un segundo almacén para vosotros no edifiquéis! Un almacén es suficiente al hombre. ¡Dad de vuestra abundancia a los pobres, a los sufrientes! El exceso no es para vosotros; éste está previsto para aquellos que no tienen. El que piensa hacerse un segundo almacén, que sepa que algo bueno no le espera. ¡Un almacén es necesario al hombre! La Enseñanza que os predico, podéis ponerla en vuestro almacén, pero si queda un exceso de ésta, repartidlo a los pobres, a los necesitados. Si encuentro un segundo almacén, yo os voy a tener por responsables – que sepáis esto. Os es suficiente que tengáis un almacén lleno – un segundo almacén no es permitido que tengáis. Decís: “Y nosotros estamos de acuerdo con esto; y nosotros queremos vivir entre nosotros por amor”. – Por amor puede vivir solo aquella gente que tiene un almacén y no dos.
Y así, la primera cosa necesaria para cada hombre, es que el carro, o sea, el cuerpo se someta a su espíritu. La vida humana se condiciona por las leyes en las cuales Dios le ha puesto. ¿Pensáis entonces que podéis ser libres? El hombre es libre hasta tal punto, hasta que cumple estas leyes, hasta que cumple la voluntad de Dios. Frecuentemente la gente piensa que son rectos en sus actos cuando se guían por sus comprensiones internas. Sin embargo, aquí ellos deben ser muy cuidadosos. No siempre su comprensión interna está de acuerdo con las leyes de Dios. ¿Sabéis qué cosa es la comprensión interna? El hombre puede percibir algún pensamiento por fuera, de manera telepática, y sin saber esto que lo considere como una manifestación de la intuición, del sentimiento Divino dentro de sí. Sin pensar mucho, él dice: “Dios me dijo que haga esto”. No, esto es un pensamiento recibido de alguna parte por fuera, como se transmiten diferentes pensamientos por una radio. El hombre debe probarse a sí mismo, que sepa de dónde vienen pensamientos hacia él. Él debe conocer los conductores, que los distinga; de otra manera caerá en errores. Alguien ha recibido un pensamiento de París o de Londres y tiene prisa de elogiarse de que ha recibido algún mensaje del Mundo Invisible. Otro, pues, dice que ha recibido algún mensaje de los habitantes de la Luna.
Pregunto: ¿Cómo ha recibido este mensaje, cuando hoy en día no tenemos un aparato de radio hasta la Luna? O, ¿cómo ha recibido un mensaje del Mundo Invisible? Las ondas Divinas se distinguen con propiedades específicas: si estás enfermo y recibes una tal onda, momentáneamente sanarás; si tu mente está confundida, momentáneamente se va a aclarar; si tu corazón se ha endurecido, momentáneamente se va a ablandar; si estabas afligido, triste, momentáneamente vas a florecer, como una flor, te volverás animoso, gozoso, alegre. Esto significa que has recibido un pensamiento Divino. Si hacéis algo bueno de manera humana, cada uno dirá: “Tenía más, ha dado y a los demás”. Si hacéis algo bueno de manera Divina, cada uno dirá: “Agradecemos a este hombre porque ha cumplido la voluntad de Dios. ¡Que sea bendito el nombre de Dios!” Del bien Divino todos se alegran, del humano – solo uno se alegra, además temporalmente, solo para el momento. Alguien dice: “Que demos a este hombre algo, que le untemos el carro”.
Pregunto: ¿Qué hombre, al haber untado su carro con alquitrán, se ha quedado sano? Con untar, el trabajo no se hace. Encubrir las cosas, esta es la cultura vieja. Alguien dice: “Vamos a decir a este hombre una palabra dulce para que se le pase”. – Esto es untar el carro con alquitrán. Yo no estoy en contra del alquitrán, pero éste tiene su sitio solo en la cultura vieja. En la nueva cultura alquitrán no se permite. El alquitrán contiene dentro de sí elementos perjudiciales para el organismo. En la cultura vieja sahumar con incienso se permite, pero en la nueva – ningún incienso se permite. La nueva cultura no permite que se saquen ningunos extractos, ningunas esencias de las frutas. Todo debe utilizarse en su forma natural, como la Naturaleza lo ha dado. La nueva cultura no permite podar las viñas. La vida presente es incompatible con la futura. No os hagáis ilusiones de que podéis vivir de una manera vieja y ser portadores de las ideas nuevas. Esto lo que hoy aprendéis y aplicáis compone una base del futuro. El Apóstol Pablo dice: “Por parte sabemos, por parte cavilamos. Mas cuando venga la perfección, entonces conoceremos a Dios como y nosotros fuimos conocidos” (1 Cor.3:9-12 – n.d.t.).
Es una ley: Las piernas se os van a someter hasta entonces, hasta que tengáis amor hacia Dios. Si vuestro amor hacia Dios cesa, y vuestras piernas se negarán a servirles. Vuestros ojos se os someterán hasta tal grado, hasta que amáis a Dios. La mente y el corazón se os someterán hasta tal grado, hasta que amáis a Dios. Si juntáis el amor de toda la humanidad, de todos los santos, gente buena y recta, de todos los ángeles y dioses en el Cielo, es poco probable que su amor componga una parte microscópica del Amor de Dios. El hombre debe entrar en el Amor de Dios y que no se engañe por el medio ambiente. Cada hombre habla esto lo que sabe; él hace esto lo que puede y comprende. Sin embargo, cuando llegamos a lo Divino, ahí ya hay otra medida.
Ahora, al observar vuestra vida, veo cuán difícil pasaréis vuestras pruebas. ¿Por qué? Porque no consideráis las condiciones. Alguien tiene que pasar un camino largo y se va con un carro cargado. Le encuentran viajeros, le dicen que baje una parte de su carga. – “No pasa nada, la llevaré, mi camino es ligero”. Verdaderamente, él desciende por una pendiente, hacia abajo, y el carro va fácil, pero más adelante el camino se vuelve más difícil. Él no previene esto y canta: “Oh, bosque verde, oh, agua fría”. En un momento el camino se vuelve plano y el carro va difícilmente. Más adelante el camino se eleva hacia arriba, el carro ya se detiene, no va. ¿Qué va a hacer ahora? Él debe quitar tres cuartos de su carga. – “¿Dónde dejaré esta carga? – Después de ti viene gente pobre, con carros vacíos, ellos le cargarán. – ¿Cómo voy a dejar mi carga por la cual he utilizado tanto afán hasta ganarla? – Si no dejas tu carga, el carro dejarás, y esto es más temible. Quita una parte de tu carga y Dios te bendecirá. Tal cosa representan las tormentas, las dificultades en la vida del hombre.
Digo: La posición de este hombre es parecida a aquella en la cual cayó un campesino de la región de Varna. Un día, este campesino se iba a Varna y llevaba un carro lleno de paja. Le encuentra un hombre y le pregunta: ¿A cuánto vendes esta paja? – A cien levas. – He aquí, toma cien levas. Voltea la paja en la tierra y que cada uno vaya por su trabajo”. El campesino volteó la paja y se sentó delante de ésta. El otro le preguntó: “¿Qué estás esperando? Te he dado el dinero ¿no? – Me has dado el dinero ¿pero la paja? – Si te es pagado por esta, no hay por qué más pensar, ¡vete por tu camino!” Permanece sentado este hombre y piensa qué sucederá con la paja. Hay quién ocuparse de esta. Tú sigue tu camino. Y la gente contemporánea ahora está sentada y piensa qué sucederá con la paja. No hay por qué pensar, hay gente que se ocupará por esta. A vosotros no os queda otra cosa salvo mirar vuestro trabajo y caminar hacia adelante.
Como discípulos, vosotros debéis evitar la uniformidad, porque la uniformidad mata, y la variedad vivifica al hombre. Yo hablo de la variedad interna y no de la externa. Decís: “Entonces debemos negarnos de la vieja cultura”. – No hay por qué vosotros negarse, ésta por sí misma se ha negado de sí. ¿Por qué? Porque su carro ya ha envejecido. Nuevo carro se requiere. La vida de la gente contemporánea se ha vuelto tan viciosa que el Mundo Invisible debe ocuparse de purificarla perfectamente, que la filtre. Entonces los sedimentos de esta vida quedarán en el filtro y serán echados fuera, y el agua limpia entrará en uso. ¿Pensáis que después de esta filtración de la vida, quedarán en ésta ranas para gritar? No, cesarán ya las canciones de las ranas.
Decís: “La gente debe casarse, desarrollarse, caminar hacia adelante”. ¡Extraña es la gente en sus comprensiones! Imaginad que el agua se absorbe en la tierra y por doquier llega una sequía. ¿Qué casamientos pueden ocurrir? En la tierra no habrá trigo, no habrá maíz, hambre llegará. ¿En esta posición quién se va a casar, quién dará a luz? ¿Dónde quedarán entonces las novias y los novios de boda? ¿Dónde estarán las madres y los padres? La gente puede casarse, pero cuando hay abundancia en la vida. Entonces ellos saltarán y cantarán, como las ranas en el agua. Cuando se seque el agua, inclinarán sus cabezas y orarán: “¡Acuérdate de nosotros, Señor!” – ¿Dónde? – En la nueva vida. Todos oraréis para que se acuerde el Señor de vosotros en la nueva vida, donde el agua fluye y brota abundantemente, donde el pan eternamente crece y madura. Así debéis mirar a la vida, y no que luchéis. La gente no ha creado el mundo y no hay por qué ellos lo arreglen. El mundo de Dios es creado para aquellas almas que desde hace miles de años para acá han buscado y buscan a Dios y viven para Él. El mundo de Dios es creado para aquellas almas que brillan. Llegará el día para que se enciendan y aquellos que no brillan. ¿La piedra puede brillar? – No puede. ¿Por qué? Porque no han sido encontradas aquellas condiciones en las cuales ésta puede encenderse y brillar. Los científicos disponen con medios para que aun hoy enciendan la piedra, pero este incendio costará mucho más caro que la piedra misma. Llegará el día cuando estos medios serán más baratos, entonces y las piedras brillarán. Por lo tanto, no hay necesidad de que estas piedras se enciendan antes de tiempo. Hay gente que, como las piedras, hoy en día no puede brillar. Ellos esperarán su tiempo.
Ahora, cuando hablo para el mundo, yo tengo en cuenta a todas las almas despiertas, conscientes. Bajo la palabra “almas conscientes” no entiendo solo gente, sino y animales, y plantas. Hay plantas que van por el camino de los justos; hay plantas que van por el camino de los pecadores. Lo mismo se puede decir y de los animales; hay animales que andan por el camino de los justos; hay animales que andan por el camino de los pecadores. Un mosquito morderá al hombre y no pensará que le causa dolor. Y él tiene una filosofía con la cual se justifica. Él dice: “¿Qué hay de esto de que he tomado un poco de sangre humana? El hombre es rico, puede darme un poco de su sangre”. Decís: “Cada uno recibirá lo suyo”. Y el hombre, y el mosquito, si caminan por el camino del pecador, serán castigados. Así es, pero el Espíritu dice al hombre: “No sobrecargues tu carro”.
Estate contento de esto que Dios te ha dado, por muy poco que sea. La riqueza pequeña con amor es preferible delante de la riqueza grande sin amor. El conocimiento pequeño con amor es preferible delante del conocimiento grande sin amor y sin aplicación. ¿Qué provecho de tu poesía bonita, si no hay quién la lea y la escuche? ¿Qué provecho de esto de que eres un violinista destacado, cuando tus oyentes son sordos? Por lo tanto, la belleza de la vida consiste en esto, que el hombre esté de acuerdo con los seres más avanzados que él: que su pensamiento esté de acuerdo con el pensamiento de estos seres. ¡Esto significa armonía, música en el pensamiento! ¿Qué música más bonita que esta, que tu pensamiento esté en armonía con el pensamiento de miles de seres avanzados? Pensar y entender correctamente, esta es la música más bonita que existe en el mundo físico.
La música sobreentiende más una manifestación del amor en el mundo físico. Cuando la gente es infeliz, esto muestra que ellos no comprenden las leyes del Amor. El Amor incluye las leyes de curación, de enriquecimiento de la gente. Decís: “Dios es amor”. Y lo contrario se puede decir: “El Amor es Dios”. El Amor, pues, trae vida. La vida trae luz para el alma humana. 
Cuando os hablo de esta manera, mis palabras van a producir resultados diferentes. Para aquellos de vosotros que están en un terreno pedregoso, mis palabras les formarán un torrente grande y dirán: “Muchas cosas se dijeron, pero nada quedó en nuestra mente”. – ¿Por qué nada se quedo en vuestras mentes? Porque vosotros representáis una pendiente por la cual el agua no puede retenerse. Aquellos que están en un valle se ahogarán por mis palabras. Ellos dirán: “De tanto hablar, nuestras mentes se marearon, por poco íbamos a ahogarnos”. Sí, agua profunda, conocimiento profundo es esto. Para aquellos, pues, que representan un terreno bueno, mis palabras son semillas que se van a sembrar, crecerán, darán buenos frutos – manzanas, peras, ciruelas, etc. Ellos dirán: “hemos comprendido lo se nos habla”. Yo desearía que vosotros seáis el terreno bueno, para que comprendáis todo los que se os habla y que lo apliquéis. Entended las cosas internamente para que no cedáis a sugestiones mentirosas. En tiempo antiguo había profetas falsos, y en tiempo presente hay tales. El hombre debe entender la verdad, que se guarde de engaños. Estos profetas mentirosos pueden hablar al hombre por fuera, y por dentro, pero él debe ser cuidadoso, que no ceda. Por ejemplo, alguien os habla por dentro: “Tú eres un hombre muy justo. Tus manos están recubiertas con oro por bondades”. No, este espíritu os engaña. En su vida el hombre puede hacer solo un bien. Un bien hecho con amor vale más que miles de bondades hechas sin amor.
Si es cuestión de las bondades del mundo, que el mundo haga sus bondades; sin embargo, cuando se habla del bien que el amor hace, sabréis que el Amor o mucho da, o no da nada. Si alguien piensa que el Amor debe solo dar, él no comprende la Ley. ¿Se puede llamar “desamor” a esto de que la madre y el padre se nieguen a comprar a su niño algo que le va a causar una serie de sufrimientos? El niño quiere de su padre que le compre un revólver grande, que dispare. El padre razonable se niega a comprar a su niño un revólver, porque sabe que este inmediatamente comenzará a disparar, y el que está cerca a él, hermanos, hermanas, todos sufrirán. El padre debe decir a su hijo: “Hijo, todo puedo comprarte, pero no y un revólver”. El niño puede llorar, gritar, pero el padre no debe cumplir su deseo. Pregunto: ¿Puede esta negación llamarse “un acto de desamor”? Si alguien dice que el corazón de este padre es duro, él se miente. Suave es el corazón de este padre, él previene los sufrimientos que el revólver en las manos infantiles causará a sus hermanitos y hermanitas cercanos. Si el corazón del padre era cruel, él hubiera satisfecho el deseo de su hijo, sin pensar en las consecuencias malas. De la misma manera muchos de vosotros quieren que se les dé un revólver. Digo: vosotros tenéis revólveres, no hay por qué darles más. Nuestra tarea es recoger vuestras armas, y no darles nuevas. ¿Qué haréis si tenéis un revólver más? Chasquearéis a la izquierda y a la derecha. No, suficientemente habéis chasqueado. No penséis que es fácil que el hombre chasquee. Tú chasqueas, pero y aquel en el cual la bala cae, chasqueará. Por lo tanto, cuando el Amor da y cuando no da, los resultados son igualmente fuertes. En la vida razonable el dar y el no dar son dos métodos con los cuales el Amor se sirve. A vosotros no os queda otra cosa salvo agradecer y por el uno, y por el otro.
Así que el pensamiento que debe quedarse en vuestra mente es que todos tengáis un credo sagrado, una magna ley, que os guíen. Este credo sagrado debe incluir en sí impulso hacia el Amor primordial, hacia la Sabiduría primordial y hacia la Verdad primordial. Solo en esta posición, solo en tal credo, entre la gente puede existir una unión plena. De otra manera, si cada uno piensa, siente y actúa a su manera, el mundo no se va a arreglar. Los que no creen en esto, ellos lo probarán. Ellos verán que por su manera los muertos no van a resucitar, ni los vivos van a adquirir inmortalidad. La resurrección llegará solo para aquel hombre devoto, santo, que toda la vida ha trabajado y orado, pero no y para aquel que nunca ha orado y solo para sí ha trabajado. El que ha ingresado una parte de su capital en el banco Divino, él tiene qué recibir, pero aquel que nada ha ingresado, nada va a recibir. En el Cielo ningunos mendigos se aceptan. Si algún mendigo se atreve a entrar en el Cielo, inmediatamente le echarán fuera. Allí mendigar no se permite. Allí contienda, sospecha, no se permite. Allí ninguna crítica se permite. En la Tierra estas cosas pueden existir, pero en el Cielo – de ninguna manera.
Ahora, todos necesitáis de comprensiones rectas acerca de la vida, comprensiones rectas acerca de Dios y del servicio a Dios. En este servicio comprenderéis la magna voluntad de Dios, la cual quiere unificar a toda la gente buena, justa, en el cumplimiento de una Voluntad, un Amor, una Sabiduría, una Verdad. Solo en tal conciencia, en tal revelación, el hombre verá en la Tierra un sinfín de almas bellas, brillantes, y dirá: “Me alegro de que haya tales almas en la Tierra, que trabajan, ayudan a los más pequeños que ellas”. Los pecadores, pues, están dispersados por la Tierra como tizones quemados de los cuales hoy en día nada puede llegar a ser. Sin embargo, la cuestión no está sobre los pecadores. Lo importante ahora es lo que vosotros debéis hacer. Diréis: “Entonces que nos neguemos de la vida”. – ¿De qué vida? Si es de negarse de la vida vieja, llena de pecados y engaños, tenéis derecho. Pero después de negaros de la vieja, o sea, de la vida pecaminosa, debéis aceptar la vida nueva que ahora viene. El trabajo no es negaros solo en palabras, sino que de una vez por todas acabéis con ésta. ¡Negaos de la vida vieja y recibid la nueva! ¡Negaos de la aflicción y recibid la alegría! ¡Negaos de la pobreza para que recibáis la riqueza! ¡Negaos de la ignorancia para que recibáis el conocimiento! ¡Negaos de las debilidades para que recibáis la Fuerza de Dios dentro de vosotros! ¡Negaos de la devoción y la humildad externa, aparente, para que recibáis la humildad verdadera, lo cual servirá como una base del Amor y la Razonabilidad! Esto es lo Nuevo que ahora viene al mundo.
Decís: “¿Qué haremos con el presente?” – Esto lo que hoy en día vivís, estos son sedimentos del pasado. Esto es una paja que debéis vender a aquel que necesita de ésta y más no penséis. Han pagado por vuestra paja ¿no? – No me han pagado. – Al que le es pagado por la paja, que la baje de su carro y que siga adelante. Al que todavía no le es pagado, que espere hasta que venga alguien para comprarla, pero él sin falta debe sacarla al mercado. Cuando aparezca alguien para comprarla, vendedla y más no preguntéis sobre ésta, sino decid: “¡Que sea bendito el nombre del Señor! Regreso a mi aldea con una ganancia doble: y la paja he vendido, y lo Nuevo he adquirido”. Entonces y aquellos que han comprado vuestra paja, como y vosotros, los que la habéis vendido, ¡id adelante en el camino! ¿En qué camino? En el camino recto. Hasta que lleguéis a este camino, vosotros pasaréis por una serie de torturas, pruebas, aflicciones y sufrimientos.
Muchos dirán: “Gloría a Dios, hemos vendido la paja, nos hemos librado de ésta”. – Como entiendo las cosas, veo que todavía no habéis vendido vuestra paja. Tened paciencia, la venderéis, pero decid ¿qué habéis comprendido de esto lo que os he hablado hasta ahora? Yo sé lo que habéis comprendido, pero solo pregunto, como aquel abuelo prudente que decidió comprar la casa de su vecino, pero solo por formalismo preguntó a sus hijos: “¿Qué pensáis si compramos la casa del vecino? – Comprémosla. – Bien, yo he arreglado ya esta cuestión”. Y todos se arreglan porque el abuelo ha actuado razonablemente tomando la opinión de sus hijos. Mas el abuelo ya había comprado la casa. Decís: “Otra cosa es que se oigan más voces, más opiniones”. – Según yo, las muchas opiniones no aprovechan. Un proverbio búlgaro dice: “Muchas abuelas, niño flaco”. ¿Qué han hecho los muchos diputados en la Cámara? ¿Qué han hecho los muchos científicos? Hoy en día, por muchos científicos el mundo se ha estropeado. ¿Por qué? Porque cada uno quiere que pase su teoría, su investigación. Un científico crea una teoría, otro la refuta. Al final no sale nada. – “Pero mi teoría es recta”. – Bien, que tu teoría sea recta, basta que el trabajo vaya hacia adelante. Una cosa es importante: que el carro anda. Qué teorías van a jalar el carro, esto no es importante para vosotros. Las teorías viejas representan las ruedas traseras del carro; las teorías nuevas – las ruedas delanteras. Entonces, que las ruedas delanteras jalen el carro y las traseras que ayuden. Sin embargo, ¿cómo es en realidad? Las ruedas delanteras jalan hacia adelante, las traseras – hacia atrás. Entonces, tenéis dos fuerzas iguales que actúan en dos direcciones contrarias. El resultado de este movimiento es detención del carro.
Y ahora, muchos científicos crean algunas teorías y ahí se detienen. ¿Por qué? Esperan a que vengan algunos y que reconozcan su cientificidad. No hay por qué esperar a que vengan otros para reconocerlos. Ellos deben trabajar y andar hacia adelante. – “Pero yo no quiero que la gente piense que soy un hombre estúpido”. – Esto solo con pensar no se hace. El camino por el cual andas, mostrará a la gente cómo eres. Vais a un hombre fuerte, queréis decir vuestra palabra acerca de él, de si es fuerte o no. Él coge a uno, le sacude; coge a otro y a éste le sacude; coge a un tercero, le pega una paliza. Vosotros decís: “¡Un hombre fuerte es éste!” El fuerte fácilmente se abre camino. El débil, sin embargo, por aquí ronda, por allá ronda, a este ruega, a aquel ruega, para que le abran camino. El hombre Divino es fuerte, él solo abre su camino. Decís: “¡Un poco de política es necesaria!” – ¡Ninguna política! La política es para la gente de carácter débil. La gente fuerte abre su camino sola, como luchadores. Este es un método en la vida espiritual. Si a ti llega el mal, o sea, el diablo, tú lucharás con él, como un héroe, mirarás derrumbarlo al suelo. Si él te derrumba, para ti será mal – te pisará por esta causa. ¿Habéis luchado con el diablo para que sepáis cómo lucha él? Si le cogéis de la cola, él ganará; si le cogéis de los cuernos, vosotros ganaréis. Es suficiente que cojáis los cuernos tan solo de un diablo para que sugestionéis miedo a todos los diablos. Ellos dirán: “No toquéis a este hombre, él es fuerte, nos romperá los cuernos a todos”.
Digo: ¡Tal debe ser el discípulo! Él debe distinguirse con valentía y resolución, que soporte la lucha interna que ocurre en él. Cuando viene el diablo a él, él debe cogerlo por los cuernos y derrumbarlo al suelo. Cuando ve al diablo, el discípulo amilanado inmediatamente capitula y empieza a orar, pero el diablo no retrocede, él no quiere saber de ninguna oración. Cuando viene el diablo, el discípulo debe cogerlo por los cuernos y decirle: “Escucha, tú debes saber que delante de ti hay un discípulo oculto que entiende las leyes como tú. Tú te someterás en el nombre de Dios, porque Él es más fuerte que tú”. Después de esto le pondrá una yunta, le montará e irá con él a visitar los lugares sagrados. Donde quiere, allí le llevará. Cuando regrese del paseo, le dirá: “Ahora sé libre y sabe que el discípulo oculto no se asusta de tus cuernos”. Si el discípulo no toma en consideración las leyes de Dios, él será pisoteado por el diablo. El diablo puede sacudir al hombre de tal manera que con años recordará este sacudimiento.
Por lo tanto, ¡valentía se requiere del discípulo! Cuando vengan los sufrimientos, él debe llevarlos con confianza y fe en Dios. Solo así podéis tener éxito en la vida, solo así podéis arreglárselas con las dificultades. Dios trabaja en nosotros y nosotros debemos ser co-trabajadores con Él. Vosotros debéis ser vencedores en la lucha. ¿Cómo y con qué venceréis? Con Amor. Dios es Amor y Él vence con Amor. Por lo tanto, aplicad en vuestra vida la Ley del Amor si queréis tener éxito.
Ahora, hagamos un ejercicio con movimiento y cantando las letras “u”, “a”, “i”. La mano izquierda hacia adelante y un poco inclinada, con la palma hacia abajo. La mano derecha se mueve por la izquierda: empezáis por el hombro y bajáis hasta el codo, cantando el ejercicio con la letra “u”. Luego la mano baja hasta la muñeca, cantando el ejercicio con la letra “a”. Finalmente la mano sube desde la muñeca hasta el codo y cantáis la letra “i” (todo continuo – n.d.t.). La distancia del brazo desde el hombro hasta el codo representa el mundo material, el físico, o el estómago. El lugar desde el codo hasta la muñeca representa el mundo espiritual – el corazón, y la muñeca representa el mundo mental – la mente. Luego, poned el brazo derecho hacia adelante, y la mano izquierda se mueve por éste (cantando de la misma manera – n.d.t.). Haced este ejercicio por la mañana y por la noche por diez veces, durante una semana. De esta manera vais a mejorar la situación del estómago, del pecho y de vuestro cerebro, así iréis curándose. El que canta, él es un hombre sano. El que quiere ser sano, él debe cantar: y como triste, y como afligido, y como indispuesto. Dicho está: “¡Cantad y alabad al Señor en vuestra alma!” En esto consiste la vida verdadera que trae alegría y gozo para el alma humana.
“Dios reina en el Cielo, Dios reina en la Vida. ¡Que sea bendito Su Nombre!”

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