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jueves, 7 de mayo de 2015

EL MARAVILLOSO PLEXO SOLAR


¿Qué es lo más importante para la vida de un árbol? Sus raíces. El tronco, las ramas, las flores, los frutos, son solamente las formas, los colores, los sabores y los perfumes a través de los que se manifiestan las raíces. Las raíces son negras, feas, deformes, pero lo que producen es magnífico. Si no hubiera raíces, no habría tronco, ni ramas, ni flores, ni frutos. Todos los que se maravillan ante un árbol, nunca piensan en sus raíces, lo muy inteligentes y capaces que deben ser para poder formar semejante esplendor. Las raíces permanecen en la sombra, jamás se habla de ellas, pero si se las estropea, se acabó el árbol. Mientras que si las raíces están en buen estado, aunque las ramas estén muertas, el árbol puede renacer. He aquí una cuestión sobre la que vale la pena reflexionar. Se puede decir que en nosotros las raíces están representadas por el plexo solar. Todos lo que somos capaces de producir y manifestar proviene de estas raíces: El plexo solar.
Lo que más perturba el plexo solar y, como consecuencia, a los órganos internos: el hígado, los riñones, el estómago, etc., son el miedo, la cólera, los temores, la duda, el amor desordenado, los pensamientos y sentimientos caóticos; y puesto que el plexo solar es un depósito de fuerzas, la consecuencia de este desorden es una desmagnetización total.
Pero aunque el plexo solar se puede vaciar, también se puede llenar, y esto es lo que debe aprender el discípulo: cómo llenar su plexo solar. Os daré algunos métodos:
1. Cada árbol es un depósito de fuerzas salidas del sol y de la tierra, y podemos extraer estas fuerzas. Escoged un gran árbol: un cedro, un roble, un haya o un abeto... os arrimáis a él colocando vuestra mano izquierda a vuestra espalda, con la palma apoyada en el tronco del árbol, y al mismo tiempo colocáis la palma de vuestra mano derecha sobre el plexo solar. Os concentráis en el árbol pidiéndole que os dé una parte de su fuerza; entonces se produce una especie de transfusión de energías que recibís a través de vuestra mano izquierda y que cedéis mediante la mano derecha al plexo solar. Luego, dais las gracias al árbol.
2. También podéis reforzar vuestro plexo solar si miráis y escucháis fluir el agua de un manantial, de una cascada, de una fuente. En apariencia se trata de un método insignificante pero que da excelentes resultados. El agua que fluye afecta al plexo solar que se pone a trabajar expulsando los materiales nocivos. Un método extraordinario es estando en la playa o en un acantilado, observar como rompen las olas, la energía que fluye de este movimiento dirigirlo con la mente a vuestro plexo Solar.
3. Cuando meditéis sobre temas elevados y divinos, podéis colocar vuestra mano sobre el plexo solar a fin de llenarlo de fuerzas y de energías que podéis utilizar más tarde. Cuando os sentís llenos de alegría o de fuerza, no los desperdiciéis inútilmente en gestos, palabras, pensamientos y sentimientos; utilizad este método: colocad vuestra mano derecha sobre el plexo solar meditando, y llenadlo silenciosamente con esta fuerza, con esta alegría. Nuestro plexo solar es el banco en el que podemos guardar el dinero que necesitaremos más tarde. Podemos experimentarlo cada día.
Omraam Mikhael Aivanhov

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