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lunes, 16 de marzo de 2015

En el mes de la ‎paciencia‬ una linda historia para reflexionar


El abuelo, el mayor de la casa, era muy muy anciano. Sus piernas ya no soportaban su peso, sus ojos ya no podían ver, sus oídos no escuchaban y en su boca no quedaba un solo diente. Su hijo y su nuera no le servían la comida en la mesa, sino al lado de la estufa, para que no ensuciara.

Una vez le pusieron la comida en un tazón. Cuando el viejecito quiso levantarlo, lo dejó caer sin querer, y se rompió. Todo se derramó sobre el piso. Muy disgustada, su nuera le reprochó que dañara los objetos de la casa y que rompiera así los trastes de su vajilla. Empleando un tono grosero, le dijo que a partir de ese día le servirían de comer en una cubeta de madera, como las que se usaban para dar su alimento a los animales.
El anciano suspiró hondamente pero no dio respuesta alguna a esas palabras que lo habían lastimado.
Un tiempo después, el hijo y la nuera miraban con mucha atención a su hijo, jugando con unos bloques de madera. Los acomodaba de una manera y de otra, como si quisiera darle una forma particular.
—¿Qué figuras estás haciendo con esos pedazos de madera? Preguntó con curiosidad su padre.
— Estoy haciendo una cubeta de madera para cuando tú y mamá sean viejos como el abuelo y allí podré servirles su comida, dijo el pequeño.
Sin decir palabra, el hombre y la mujer se pusieron a llorar. Sentían vergüenza de haber tratado al abuelo de aquella manera. Con tan poca paciencia ..
Desde aquel día le sirvieron nuevamente la comida en la mesa, lo cuidaron bien y sobre todo lo trataron con mucho respeto y #paciencia.
León Tolstoi

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