Las relaciones entre
hombres y mujeres reflejan el profundo estado de crisis en el que la humanidad
se encuentra ahora. En la medida en que los humanos se han ido identificando
cada vez más con la mente, la mayoría de las relaciones no se arraigan en el Ser
y así se convierten en una fuente de dolor y permanecen dominadas por los
problemas y el conflicto.
Ahora hay millones de
personas que viven solas o como padres solteros, incapaces de establecer una
relación íntima o renuentes a repetir el drama demente de las relaciones
pasadas.
Otros saltan de una
relación a otra, de un ciclo de placer y dolor a otro, en busca de la meta
esquiva de realización a través de la unión con la polaridad de energía
contraria. Otros se comprometen y continúan juntos en una relación disfuncional
-en la que prevalece la negatividad- por el bien de los hijos, por la
seguridad, la fuerza de la costumbre, el miedo a estar solos o algún otro
arreglo «beneficioso», o incluso por la adicción inconsciente a la excitación
del drama emocional y el dolor.
Sin embargo, cada
crisis supone no sólo un peligro sino también una oportunidad. Si las
relaciones energizan y magnifican los patrones de la mente egotista y activan
el cuerpo del dolor, como ocurre en estos tiempos, ¿por qué no aceptar este
hecho más que tratar de escapar de él? ¿Por qué no cooperar con él en lugar de
evitar las relaciones o continuar persiguiendo el fantasma de un compañero
ideal como respuesta a sus problemas o como un medio de sentirse realizado?
La oportunidad que está
oculta en cada crisis no se manifiesta hasta que todos los hechos de una
situación dada se reconocen y aceptan completamente. Mientras usted los niegue,
mientras trate de escapar de ellos o desee que las cosas sean diferentes, la
ventana de la oportunidad no se abrirá, y usted permanecerá atrapado en esa
situación, que continuará siendo la misma o se deteriorará más. El
reconocimiento y la aceptación de los hechos traen consigo un cierto grado de
libertad.
Por ejemplo, cuando
usted sabe que no hay armonía y se da cuenta de ese hecho, a través de ese
conocimiento ha aparecido un nuevo factor y la falta de armonía no puede
permanecer sin cambiar. Cuando usted sabe que no está en paz, su conocimiento
crea un espacio tranquilo que rodea a su falta de paz en un abrazo amoroso y
tierno que la transmuta y la convierte en paz.
En cuanto a la
transformación interior, no hay nada que usted pueda hacer. No puede
transformarse a sí mismo, y ciertamente no puede transformar a su pareja ni a
ninguna otra persona. Todo lo que usted puede hacer es crear un espacio para
que ocurra la transformación, para que entren la gracia y el amor.
Cada crisis supone no
sólo un peligro sino también una oportunidad.
Así pues, siempre que
su relación no funcione, siempre que lo «enloquezca» a usted y a su pareja,
alégrese. Lo que era inconsciente está saliendo a la luz. Es una oportunidad de
salvación. Todo el tiempo esté consciente de ese momento, particularmente de su
estado interior.
Si hay rabia, sepa que
hay rabia. Si hay celos, actitud defensiva, impulso de discutir, necesidad de
tener la razón, una frialdad interior que pide amor y atención, o dolor
emocional de cualquier tipo, lo que sea, conozca la realidad de ese momento y
esté atento a ese conocimiento.
La relación entonces se
volverá su sadhana, su práctica espiritual. Si usted observa una conducta
inconsciente en su compañero, manténgala dentro del abrazo amoroso de su
conocimiento para no reaccionar. La inconsciencia y el conocimiento no pueden
coexistir durante mucho tiempo, incluso si el conocimiento está en la otra
persona y no en la que está actuando llevada por la inconsciencia.
La forma de energía que
hay tras la hostilidad y el ataque encuentra la presencia del amor
absolutamente intolerable. Si usted reacciona ante la inconsciencia de su
compañero, se vuelve inconsciente también. Pero si en ese momento se acuerda de
conocer su reacción, nada se ha perdido.
El reconocimiento y la
aceptación de los hechos traen consigo un cierto grado de libertad.
La humanidad está bajo
una gran presión de evolucionar porque es nuestra única oportunidad de
sobrevivir como especie. Esto afecta todos los aspectos de su vida y las
relaciones cercanas en particular. Las relaciones nunca antes han sido tan
problemáticas ni han estado tan cargadas de conflicto como ahora.
Como habrá notado, su
objetivo no es hacerlo feliz o realizarlo. Si usted continúa persiguiendo la
meta de la salvación a través de una relación, se desilusionará una y otra vez.
Pero si usted acepta que la relación es para hacerlo consciente en lugar de
feliz, entonces sí le ofrecerá salvación y usted se sintonizará con la
conciencia superior que quiere nacer en este mundo. Para quienes se aferran a
los patrones antiguos, habrá cada vez más dolor, violencia, confusión y locura.
¿Cuántas personas se
necesitan para hacer de su vida una práctica espiritual?
No importa si su pareja
no quiere cooperar. La salud mental -la conciencia- sólo puede llegar a este
mundo a través de usted. Usted no necesita esperar a que el mundo se vuelva
cuerdo, o a que otro se vuelva consciente, para ser usted un iluminado.
Podría llegar a esperar
por siempre. No acuse a los demás de ser inconscientes. En el momento en que
usted comienza a discutir, se ha identificado con una posición mental y está
defendiendo no sólo esa posición sino también su sentido de sí mismo.
El ego entra a la carga.
Usted se ha vuelto inconsciente. A veces puede ser apropiado señalar ciertos
aspectos de la conducta de su cónyuge. Si usted está muy alerta, muy presente,
puede hacer eso sin involucrar el ego, sin culpar, acusar o hacer daño al otro.
Cuando su compañero
actúa inconscientemente, abandone todo juicio. El juicio es, o bien confundir
la conducta de alguien con quien es esa persona o proyectar la propia
inconsciencia en otra persona y confundir eso con lo que es ella.
Abandonar el juicio no
significa que usted no reconozca la disfunción y la inconsciencia cuando la
vea. Significa ser «el que conoce» en lugar de «ser la reacción» y el juez.
Entonces, o bien usted estará totalmente libre de reacción o reaccionará y aún será
el que conoce, el espacio en el que la reacción se observa y se le permite ser.
En lugar de luchar
contra la oscuridad, usted trae la luz. En lugar de reaccionar al error, usted
lo ve y sin embargo al mismo tiempo mira a través de él. Ser el que conoce crea
un espacio claro de presencia amorosa que permite a todas las cosas y a todas
las personas ser como son. No existe mayor catalizador para la transformación.
Si usted practica esto, su compañero no puede quedarse con usted y permanecer
inconsciente.
El juicio es, o bien
confundir la conducta de alguien con quien es esa persona o proyectar la propia
inconsciencia en otra persona y confundir eso con lo que es ella.
Si ambos están de
acuerdo en que la relación será su práctica espiritual, mucho mejor. Entonces
pueden expresar sus pensamientos y sentimientos mutuamente tan pronto como
ocurran, o tan pronto como una reacción surja, de modo que no crean una brecha
de tiempo en la que una emoción o una queja se encone y crezca.
Aprenda a dar expresión
a lo que siente sin acusar. Aprenda a escuchar a su compañero en una forma
abierta, no defensiva. Déle espacio para expresarse. Esté presente. Acusar,
defenderse, atacar, todos esos patrones diseñados para fortalecer o proteger el
ego o para llenar sus necesidades se volverán innecesarios.
Dar espacio a los demás
-y a usted mismo- es vital. El amor no puede florecer sin ello. Cuando usted ha
suprimido los dos factores que destruyen las relaciones, cuando el cuerpo del
dolor se ha transmutado y usted ya no está identificado con la mente y con las
posiciones mentales, y si su pareja ha hecho lo mismo, usted experimentará la
felicidad del florecimiento de la relación.
En lugar de reflejar el
uno en el otro su sufrimiento y su inconsciencia, en lugar de satisfacer sus
mutuas necesidades adictivas del ego, reflejarán mutuamente el amor que sienten
en lo profundo de ustedes, el amor que viene con la comprensión de su unidad
con todo lo que es. Ese es el amor que no tiene contrario.
Si su compañero está
todavía identificado con la mente y el cuerpo del dolor mientras que usted ya
es libre, esto representará un reto mayor, no para usted sino para su
compañero. No es fácil vivir con una persona iluminada, o más bien, es tan
fácil que el ego lo encuentra extremadamente amenazador.
Recuerde que el ego
necesita problemas, conflicto y enemigos para fortalecer la sensación de
separación de la que depende su identidad. La mente del compañero no iluminado
se sentirá profundamente frustrada porque sus posiciones fijas no encuentran
resistencia, lo que significa que se tambalean y se debilitan e incluso corren
«peligro» de derrumbarse completamente, lo que produciría la pérdida de la
identidad.
El cuerpo del dolor
está pidiendo retroalimentación sin recibirla. La necesidad de discusión, de
drama y de conflicto no se satisface. Pero atención: algunas personas que no
responden, que se encierran, que son insensibles o están desconectadas de sus
sentimientos pueden pensar, y convencer a los demás, de que son iluminadas, o al
menos de que no hay «nada malo» en ellas y todo lo malo está en su compañero.
Los hombres tienden a
hacer eso más que las mujeres. Pueden ver a sus compañeras como irracionales o
emocionales. Pero si usted puede sentir sus emociones, no está lejos del cuerpo
interior radiante que hay bajo ellas. Si usted está fundamentalmente en su
cabeza, la distancia es mucho mayor y necesita traer la conciencia a su cuerpo
emocional antes de llegar al cuerpo interior.
Si no hay una emanación
de amor y alegría, presencia completa y apertura hacia todos los seres,
entonces no hay iluminación.
Otro indicador es cómo
actúa una persona en situaciones difíciles o amenazadoras o cuando las cosas
«van mal». Si su «iluminación» es autoengaño del ego, entonces la vida pronto
le ofrecerá un reto que sacará a flote su falta de conciencia en cualquier
forma, como miedo, ira, actitud defensiva, juicio, depresión, etcétera.
Si usted sostiene una
relación, muchos de los retos le llegarán a través de su pareja. Por ejemplo,
una mujer puede tener el reto de un compañero insensible que vive casi
completamente en su cabeza. Se sentirá amenazada por su incapacidad de oírla,
de darle atención y espacio para ser, lo que se debe a su falta de presencia.
La ausencia de amor en
la relación, que suele sentirse más agudamente por parte de la mujer que del
hombre, disparará el cuerpo del dolor de la mujer y a través de él atacará a su
compañero, lo culpará, lo criticará, le hará ver que está equivocado, etcétera.
Esto a su vez se convierte en el reto de él.
Para defenderse del
ataque del cuerpo del dolor de ella, que ve como totalmente injustificado, se
atrincherará aún más profundamente en sus posiciones mentales, mientras
justifica, se defiende o contraataca. Eventualmente esto puede activar su
propio cuerpo del dolor.
Cuando ambos han sido
dominados así, se ha alcanzado un profundo nivel de inconsciencia, de violencia
emocional, de ataque y contraataque salvajes. No disminuirá hasta que ambos
cuerpos del dolor se hayan reaprovisionado y entren en estado latente. Hasta la
siguiente vez.
Esta es sólo una de un
número interminable de posibles situaciones. Se han escrito muchos volúmenes y
se podrían escribir muchos más, sobre las formas en que la inconsciencia sale a
flote en las relaciones entre hombre y mujer. Pero, como dije antes, una vez
que usted entiende la raíz de la disfunción, no necesita explorar sus
innumerables manifestaciones.
La luz es demasiado
dolorosa para el que quiere permanecer en la oscuridad.
Miremos de nuevo
brevemente la situación que acabo de describir. Cada amenaza que contiene es
una oportunidad de salvación. En cada etapa del proceso disfuncional que se
desarrolla, es posible la liberación de la inconsciencia.
Por ejemplo, la
hostilidad de la mujer podría ser una señal para que el hombre salga de su
estado de identificación con la mente, despierte al Ahora, se vuelva presente,
en lugar de sentirse aún más identificado, aún más inconsciente. En lugar de
«ser» el cuerpo del dolor, la mujer podría ser el conocedor que observa el
dolor emocional en sí misma, accediendo así al poder del Ahora e iniciando la
transmutación del dolor.
Esto suprimiría la
proyección compulsiva y automática del mismo hacia el exterior. Entonces podría
expresar sus sentimientos a su pareja. No hay garantía, por supuesto, de que él
escuche, pero le da una buena oportunidad de volverse presente y desde luego
rompe el círculo malsano de la actuación involuntaria según viejos patrones
mentales.
Si la mujer pierde esa
oportunidad, el hombre podría mirar su propia reacción mental-emocional al
dolor de ella, su propia actitud defensiva, en lugar de ser la reacción. Podría
entonces observar cómo su propio cuerpo del dolor se dispara y traer así
conciencia a sus emociones.
De esta manera,
surgiría un claro y calmado espacio de pura conciencia: el que conoce, el
testigo silencioso, el que observa. Esta conciencia no niega el dolor y sin
embargo está más allá de él. Lo deja ser y sin embargo lo transmuta al mismo
tiempo. Acepta todo y lo transforma todo. Se habría abierto una puerta para
ella a través de la cual podría fácilmente unirse a él en ese espacio.
Si usted está
habitualmente, o al menos la mayoría de las veces, presente en su relación,
este será el mayor reto para su compañero. No podrá tolerar su presencia
durante mucho tiempo y permanecer inconsciente.
Si está listo, cruzará
la puerta que usted le abrió y se unirá a usted en ese estado. Si no lo está,
se separarán como el agua y el aceite. La luz es demasiado dolorosa para el que
quiere permanecer en la oscuridad.
ECKHART TOLLE