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domingo, 2 de octubre de 2016

Los Secretos Del Libro de La Naturaleza - Capitulo-3º


LA FUENTE Y LA CIÉNAGA- Capitulo 3
Escuchad a la diminuta fuente cuando nos dice: «Sed como yo, vivos, burbujeantes, y no osconvirtáis en ciénagas ». 
Hay que escucharla porque si nuestra fuente interna se agota, se producen fermentaciones, y cuando éstas existen, aparecen los mosquitos, las moscas y toda clasede bichos, y entonces no se puede hacer nada porque, aunque intentéis espantarlos, se reproducen continuamente. 
La única solución consiste en desecar la ciénaga y dejar que la fuente mane, porque allí donde fluye una fuente no existe putrefacción, todo es vivo y puro.
Os he hablado a menudo de la fuente, y no sólo del pequeño manantial de las montañas, sino también de otra mucho más poderosa: el sol, la única fuente. 
Desgraciadamente, cuando observamos a los seres humanos, y según se desprende de sus razonamientos y actitudes, nos damos cuenta de que nunca se han preocupado de la fuente, de este punto que vibra, que brota,que proyecta. 
No comprenden lo que puede aportarles el estudiar la imagen de la fuente. Dirán:«Pero, ¿qué puede aportarnos el pensar en esa imagen de la fuente?» ¡Desgraciados! Pueden ser grandes eruditos, pero no se han dado cuenta de lo esencial. 
Tampoco han entendido que toda la orientación de su existencia y de sus actos depende de la imagen que se hayan formado en su cabeza. ¿Han elegido imágenes vivas y burbujeantes como la fuente, o muertas como la ciénaga?
En mis observaciones diarias he descubierto que todo depende de la elección que el hombre haya hecho, simbólicamente, entre la fuente y la ciénaga; esta elección revela su comprensión de la vida. A menudo oímos quejarse a las personas de que todo les va mal. ¿Y por qué todo les va mal?
Porque no han entendido que deberían dar preponderancia en su intelecto y en su alma a lo que es más puro y más divino, es decir, a la fuente, para que ésta al fluir los purifique y haga crecer todas las simientes divinas. 
Sin embargo, en sus pensamientos y deseos los hombres no sienten esta necesidad esencial de un centro, de una fuente, de un sol, de un espíritu o de un amor. 
Se han obsesionado con cosas insignificantes y no pueden ni quieren comprender. Chapotean sin cesar en aguas estancadas y polucionadas, repletas de toda clase de bichos, y se burlan de la filosofía de los Iniciados, la cual hace hincapié continuamente en la importancia mágica de esta unión con la fuente. 
¿Cómo pueden pensar que les va a ayudar todo aquello que se pudre, enmohece o disgrega?
Algunos se preguntan por qué contemplamos la salida del sol. Es un símbolo para hacernos comprender que en todos los ámbitos de la vida tenemos que unirnos al sol, es decir, a la fuente. Pero, ¡Intentad convencer a todos estos seres «inteligentes» de que vayan a contemplar la salidadel sol! Tienden naturalmente hacia todo lo que está muerto, estancado, polucionado, y cuando llegan las desgracias, no entienden por qué. Y eso les sucede porque no han tomado la fuente como modelo, porque han retenido las impurezas dentro de ellos.
Cuando pregunto a alguien si ha visto una fuente y qué es lo que sucede en sus proximidades,me contesta que sí, naturalmente, que la ha observado, cuando en realidad no se ha fijado enabsoluto. 
Por este motivo me gusta formular las siguientes preguntas: «¿Qué hay alrededor deuna fuente?  Plantas, vegetación. ¿y qué más? - Insectos, pájaros, animales. - ¿Alguna otracosa? - También hay hombres que se han instalado junto a ella. 
Muy bien, pero, ¿qué sucede cuando la fuente se seca? 
En primer lugar desaparece la hierba, luego los animales, y mucho más tarde los hombres. 
Los últimos en desaparecer son los árboles. 
¿Habéis comprendido el significado de todo este proceso? Naturalmente, es muy sencillo.
 Entonces, ¿por qué habéis dejado agotar vuestra fuente? 
 ¿Qué fuente?, no lo comprendo...»Ya lo veis, siempre creemos comprenderlo todo, pero sólo se trata de una ilusión. 
Y todavía puedo continuar preguntando: 
«Os hablo de la fuente que fluye en vuestro interior, ¿por qué la
habéis dejado secar? Pero, ¿de qué fuente se trata? 
Yo no he dejado secar ninguna fuente.
Sí,habéis dejado secar vuestra fuente: ya no sentís amor. Alguien os ha humillado, herido, robado o engañado un poquitín, y vosotros habéis exclamado: «¡Basta! 
No vale la pena ser bueno,generoso y caritativo, los hombres no lo merecen». 
Por consiguiente vuestra fuente ya no fluye, y pensáis haber ganado porque ya nadie puede engañaros o heriros, cuando en realidad lo habéis perdido todo. 
Si es necesario, dejaos engañar, pero, ¡que la fuente no se seque jamás! Y aunque alguien os humille, engañe o robe, no es nada en comparación con la bendición de poseer una fuente que, al fluir, nos lo da todo, lo limpia todo, lo repara todo».
Los seres humanos necesitan de esta filosofía de la fuente, que es la más maravillosa y verídica de todas la filosofías. 
Cuando un individuo decide no amar nunca más porque ha sufrido una pequeña injusticia, se puede decir que ya está acabado, que está muerto. 
Y si está muerto,¿qué ha ganado? ... ¡El razonamiento de los seres humanos es fantástico! ¿Y ellos tienen que instruirme? ¿Qué puedo aprender? Prefiero instalarme junto a una fuente y permanecer horas enteras escuchándola, mirándola, tocándola, hablándole. 
Después pensaré en esa otra fuente que es el sol, y en todas las fuentes del universo, hasta llegar a la única y verdadera fuente que es el mismo Dios, y finalmente intentaré unirme a ella para comprender lo esencial, porque junto a una fuente se puede llegar a comprender todo.
Meditad intensamente sobre esta metáfora a fin de estructurar vuestra vida en esta única fuente que es Dios y su más perfecto representante en la tierra, el sol. 
Trabajad cada día sobre esta imagen e imitad esta fuente, el sol, para poder alimentar, dar calor, vivificar y resucitar a todas las criaturas. 
Y no me digáis que es imposible, irrealizable e incluso estúpido, porque si pensáis así es que no habéis entendido nada. 
Lo importante no es que vuestro ideal sea realizable,sino que al hacer este trabajo interno se producirán grandes transformaciones en vosotros. 
El sol es inmensamente grande y poderoso y el hombre no puede se da tanto como él, pero en su ámbito,a otro nivel, también puede convertirse en un sol. 
En lugar de tomar constantemente, de ser como un agujero, como un pozo sin fondo, una ciénaga, llevando la descomposición a todas partes, el hombre podría dar, purificar y vivificar. 
Realmente es un ideal realizable, pero hay que querer estudiarlo, experimentarlo, verificarlo.
Desgraciadamente cuanto más avanzo, más constato que los seres humanos no han comprendido el aspecto mágico, el poder y la extraordinaria ciencia que encierra la fuente. 
Si lo hubieran comprendido, sabrían extraer de sí mismos algo puro y vivo. Pero los hombres siguen taciturnos, encerrados en sí mismos, crispados, preocupados en resolver sus asuntos con los procedimientos y métodos de la ciénaga..., cuando ésta no puede arreglar nada. 
La ciénaga sólo sirve para prolongar la vida de los renacuajos y de todos los bichos que pululan en sus aguas.
En esta agua que no se renueva nunca, sus desgraciados habitantes se ven obligados a respirar y tragar todos sus desechos. 
Exactamente lo mismo ocurre con los seres humanos, ya que una gran ciudad e incluso el mundo entero no es otra cosa que una ciénaga. Todos los individuos que pululan en su interior se ven obligados a absorber los excrementos de los demás. 
Los que saben librarse de ello, de vez en cuando aspiran un sorbo de pureza, pero los demás se dejan intoxicar,ahogar, envenenar. 
La atmósfera de una ciudad es la de una ciénaga, y si fueseis clarividentes,veríais cómo las personas tragan porquerías, se devoran entre sí, y no saben cómo escapar a todo esto, ni tan siquiera durante unos minutos. 
¡No entiendo cómo pueden burlarse de nuestra filosofía solar! ¿Qué queréis que os diga? Peor para ellos si prefieren quedarse en la ciénaga. Algún día comprenderán.
Después de todo esto, ¿qué conclusión se puede sacar de todo lo que os he dicho? La de que todos los malentendidos, desgracias y sufrimientos se deben a que el hombre no está conectado,
unido al Cielo ni a la fuente, y cuando lo está únicamente lo está durante dos o tres minutos, y luego todo se interrumpe y de nuevo se conecta... a la ciénaga. 
No quisiera molestaros, ya que estoy hablando en general, pero es cierto que en lugar de estar conectados con la fuente que purifica, sana e ilumina, los seres humanos están unidos a la ciénaga – que puede ser un hombre,una mujer o un grupo de personas , y beben de ella. 
La prefieren en lugar de la fuente porque temen su opinión. ¿Qué dirán los renacuajos que viven en la ciénaga? Si alguno de estos renacuajos hablara mal de ellos, 
¿que podría sucederles? Quizás estéis algo molestos por mis palabras, pero no estoy aquí para alabaros sino que debo deciros la verdad. 
Sé muy bien que no es agradable oír semejantes cosas, pero si hoy os sentís apesadumbrados por mis palabras, debéis saber que si no os advierto de estas cosas, sucederá que un día os sentiréis el doble, el triple, o cien veces más afligidos por la realidad. Porque con la ignorancia, las desgracias aparecen por todas partes, mientras que si estáis advertidos e iluminados, al menos podréis escapar por «la escalera de servicio» y vuestros enemigos se marcharán con las manos vacías.
Así pues, reflexionad sobre estas dos imágenes: la de la fuente y la de la ciénaga. Cuando finalmente sintáis el deseo de amar, de sacrificaros, de ayudar a los demás y de dar en lugar de tomar, ello significará que la fuente ya fluye. 
Y una vez que ha empezado a fluir, las flores y los árboles crecen, los pájaros cantan, es decir, que espíritus fantásticos se han instalado en vuestro interior, en vuestro cerebro, en vuestro corazón, en vuestra voluntad, y se alimentan de dicha fuente. En este preciso momento os enriquecéis y vuestra apariencia es la de una región floreciente, con su pueblo y su civilización. 
Sí, y todo ello porque la fuente fluye. Esta imagen simbólica es la que hay que comprender.
A nadie le gusta permanecer junto a una fuente seca. 
Cuando se agota esta fuente en el hombre, entonces no hay creación, ni poesía, ni música, ni alegría, ni nada de nada; es el vacío, el desierto, porque no hay agua ni amor. 
En el mundo, por todas partes sólo vemos desiertos ambulantes...
Así se explica el miserable estado en que se encuentran lo seres humanos, su angustia, su vacío interior. 
Quizás sean muy inteligentes, pero han dejado secar su fuente porque jamás han pensado en dar, irradiar o amar. 
Cuando veo a seres cuya fuente se ha secado o que nunca ha fluído, sé que su destino será miserable, porque nada se aposentará en ellos, ningún ángel,ningún espíritu, ni la belleza, ni esplendor alguno, ¡Nada! 
Bienaventurados aquéllos que han comprendido y se han decidido a cambiar, porque a ellos todo les será explicado, ya que son suficientes las dos imágenes, la de la ciénaga y la de la fuente, para explicarlo todo. 
Si os quedáis estancados, sin ímpetu, sin inspiración ni alegría, sabed que habéis dejado secar la fuente que debía circular en vosotros. Sucede que no os dais cuenta y continuamente estáis criticando a los demás... 
Dejad a los otros en paz, abrid vuestra fuente, limpiadla, y entonces el agua brotará, porque cada criatura ha nacido para ser una fuente. 
Cuando el Señor envió al hombre sobre la tierra, lo preparó para ello, pero éste ha dejado acumular tanta basura en su interior que su fuente está obstruída; por eso reina el desierto, el vacío. y no hay nada peor que el vacío, estar en el desierto o ser un desierto.
¿Empezáis por fin a comprender la imagen de la fuente? 
Esta no es otra que la de la vida y el amor, y el amor es todopoderoso, porque toda inspiración, toda alegría nace de él. No hay mayor verdad. Sé muy bien que muchas personas, a pesar de todas las verdades que escuchan desde hace años, se encuentran en un estado lamentable; y esto les sucede porque no tienen ningún método de trabajo. 
A pesar de lo que se les diga, cual esquema que sean las verdades que pudieran ayudarles, no experimentan nada, no recuerdan nada. 
Si por lo menos se plantearan cada día una verdad para estar finalmente en contacto con ella... Pero no, una hora después todo está olvidado.
Por esta razón, tales criaturas están predestinadas a vivir indefinidamente en ciénagas o desiertos.
Y son los únicos culpables de cuanto les sucede, porque aunque se les diga cómo deben actuar  para desarrollarse, no comprenden ni recuerdan nada.
Reconozco que os he hablado a menudo de la fuente, pero se debe a que necesitáis que os repitan muchas veces las mismas cosas. 
El sol salió ayer, pero era para ayer, y hoy tiene que salir otra vez. El agua que fluye, aparentemente siempre es la misma y, sin embargo, se renueva constantemente. 
Por eso os repito desde hace años que cada día tenéis que lograr que vuestra fuente fluya. Abridla, limpiadla, y os convertiréis en una tierra tan fértil que incluso acudirán reyes a saborear los frutos de vuestro jardín. 
Pero tengo que repetir una y otra vez estos mismos consejos. Después de tantos años, ¿por qué todavía no habéis plantado ni cosechado nada, si vosotros mismos sois un terreno increiblemente rico? 
Vuestro cerebro, ¿qué es vuestro cerebro?Es el terreno más apropiado. Pues bien, precisamente esta tierra es la que tenéis que cultivar, sembrar y regar.
Tenéis que conectar directamente con la Fuente celestial mediante el pensamiento y la oración. 
Puesto que somos una imagen del Señor el microcosmos parecido al macrocosmos ,también poseemos una fuente en nosotros mismos que está esperando que se den las condiciones adecuadas para empezar a fluir. 
Así pues, al unimos a la Fuente celestial ponemos en marcha nuestro propia fuente, con lo cual todas nuestras células son regadas, se vivifican, y fluye la vida divina. 
Gracias a esta fuente que es el amor, que es la vida, que es el agua viva, nos convertimos en un instrumento perfecto en manos del Señor.
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

Los Secretos Del Libro de La Naturaleza - Cap. 2º Segundo Escrito


EL DÍA Y LA NOCHE-2 (Segundo Escrito)
Hay un mundo iluminado en el que todo se distingue claramente: formas, colores,dimensiones, distancias, peligros... y hay otro mundo oscuro donde todo esto se difumina en beneficio de otras realidades. 
Y el hombre, que pasa una larga noche en el seno de su madre donde se forma y se prepara para salir al exterior, repite toda su vida esta alternancia: tan pronto despierta y sale de la noche, como se duerme y entra de nuevo en la noche. 
Y si Moisés ha escrito en el Génesis: «Hubo una tarde y hubo una mañana: primer día», se debe a que en el lenguaje esotérico, la tarde, o la noche, precede al día, es decir, a la manifestación.
La manifestación es el día; y la preparación, construcción y formación en la oscuridad y el caos, es la noche. 
La noche precede al día, y las creaciones más importantes se elaboran en la oscuridad. 
Entonces, ¿cómo se entiende que los Iniciados en la filosofía moral hayan asociado la noche al principio del mal y el día al principio del bien? ¿Por qué las tinieblas han sido siempre el símbolo del Infierno y la maldad, y la luz el del bien, del Cielo? En realidad todo constituye una sola forma, un aspecto exacto, aunque limitado.Cuando el sol sale por la mañana, todo se vuelve visible y preciso en el limitado espacio que ilumina: podéis informaros, orientaros, trabajar, calcular e investigar. Pero cuando se oculta, todo se difumina, y entonces no distinguís las formas ni los colores, pero veis la inmensidad, el espacio infinito, multitud de estrellas... Es tan grande y tan vasto que casi os hace perder la cabeza. 
Vuestra alma emprende el vuelo, se sumerge en esta inmensidad y se fusiona con otras existencias. 
La paz y la serenidad se apoderan de vosotros, porque ante esta inmensidad lo insignificante desaparece, y finalmente penetráis en la vida universal.
¿Es necesario menospreciar el valor del sol porque haya otros muchos soles en el universo? No, pero tenemos que aprender el lenguaje de la naturaleza. 
¿Cuál es la función del sol? 
La de individualizarnos, iluminarnos para que podamos estudiar y trabajar en beneficio de nuestra evolución, pues si no existiera sería imposible el hacerlo porque nos perderíamos en la inmensidad. 
El sol es absolutamente indispensable para poder individualizarnos y ser conscientes.
El sol, la luna y las estrellas están representados en nosotros mismos. El sol está en nuestra inteligencia en forma de luz, y en nuestros sentimientos en forma de amor. 
En nuestro organismo está representado por el corazón, que es el centro de donde emana y se distribuye por la sangre para alimentar los órganos, a semejanza del Sol que nutre los planetas. Pero el verdadero centro de nuestra vida es el plexo solar, porque de él proviene la vida. 
Los rusos llaman a este lugar «jivot», que en búlgaro quiere decir «vida». 
Para ellos, «jivot» es toda la región del vientre,estómago y plexo solar. 
En el Evangelio se dice que cuando el hombre se purifique y se convierta en el Templo de Dios vivo, «de su seno brotarán manantiales de agua viva». 
El agua viva sale del plexo solar, y de ahí recibe también el niño la vida de la madre a través del cordón umbilical. 
Si tomamos el Sol como símbolo del intelecto es porque el intelecto representa para nosotros la facultad capaz de iluminar las cosas, hacérnoslas ver y comprender. 
Sin esta luz que proyecta somos ciegos, y si somos ciegos podemos desorientamos y perdernos. 
El intelecto representa en nosotros el sol en forma de entendimiento, comprensión, claridad y sabiduría. 
El intelecto es nuestro sol, pero, de momento, un sol que no siempre nos ilumina correctamente.¿Qué papel desempeña el intelecto? 
Al igual que el sol, tiene la propiedad de individualizar las criaturas, separarlas de la colectividad y de la inmensidad, para hacerlas conscientes y capaces de estudiar. 
Por consiguiente es útil, pero al mismo tiempo, corta nuestros lazos con la verdadera realidad - la inmensidad -. 
Podemos decir que destruye la realidad, porque nos la oculta; exactamente igual que el sol, el cual al impedirnos abrazar la inmensidad con las otras estrellas,sólo nos permite ver una pequeña porción de tierra.
Por el momento, y tal como se manifiesta en ciertos pensadores, filósofos y hombres de ciencia, el intelecto es un asesino de la realidad. El es quien nos impide ver y comprender lo esencial, y cuanto más se fían de él, más se apartan del cosmos y de la inmensidad. ¿,Eso será así eternamente? 
No, porque en los proyectos de la Inteligencia cósmica el desarrollo del intelecto sólo es una etapa. 
Es evidente que la Inteligencia sabe que si el hombre sólo desarrolla el intelecto, se aislará de todo y terminará por volverse materialista, descreído y ateo. 
Pero también sabe que esto será pasajero, pues este intelecto inferior que mantiene sujeto al hombre al aspecto yerto, mecánico y muerto de la naturaleza, está unido al intelecto superior o cuerpo causal.
Recordad el esquema que representa al hombre con sus seis cuerpos: físico, astral, mental inferior, mental superior, búdico y átmico. En el centro se sitúan el cuerpo mental inferior -«manas», como le llaman los teósofos - y el mental superior o cuerpo causal; ambos están unidos.
Por esto y gracias a sus actividades, el intelecto inferior terminará un día por despertar al intelecto superior. 
El hombre necesita poseer un intelecto que le permita desarrollarse como individuo y dominar el mundo material. 
Si viviese constantemente sumergido en la vida colectiva y universal, sería incapaz de trabajar en la materia. 
Este es el peligro que acecha a los místicos cuando no saben trabajar en ambas esferas y sólo se entregan al mundo nebuloso y lunar. Evidentemente experimentan algunas alegrías y éxtasis, pero sus trabajos terrestres perecen y también su cuerpo físico. 
Para poder desarrollarse armónicamente hay que trabajar en los dos planos.


El sol nos impide ver el resto de la creación, la cual, sin embargo, existe; en el universo encontramos incluso soles mucho más grandes y poderosos que el nuestro. 
El sol es necesario e indispensable, y aunque su luz nos impida ver la inmensidad, no hay que reprochárselo, porque este trabajo corresponde al intelecto. 
En un pasado lejano, cuando el intelecto de los seres humanos no estaba desarrollado y su conciencia tampoco estaba despierta en el plano físico, su vida era más bien psíquica, astral, habitaban en medio de los espíritus, se desdoblaban fácilmente y visitaban las regiones invisibles en las que veían las almas de los muertos y se comunicaban con ellas. 
Pero luego, la Inteligencia de la naturaleza decidió desarrollar el intelecto de los seres humanos, y actualmente este intelecto está tan desarrollado que la intuición, la clarividencia y el misticismo han quedado difuminados. 
Naturalmente algunos han conservado estas creencias, este contacto con las regiones sutiles, pero la mayoría está completamente al margen de todo ello porque trabaja mucho más con el intelecto.
Sin embargo, este intelecto que ahora ensombrece el mundo divino tiene la posibilidad de avanzar y de llegar un día a alcanzar y a unirse con la inteligencia superior, la inteligencia pura y sublime de las causas primeras. 
En este momento preciso, el hombre conocerá al mismo tiempo el mundo objetivo, concreto y material, y el mundo invisible, sutil, espiritual y divino. 
No hay que eliminar el intelecto porque de entre todas las facultades que Dios nos ha dado, ésta es precisamente la que nos permitirá reencontrarlo. Si no tuviéramos esta inteligencia, aunque sea mediocre y limitada, jamás podríamos encontrar nada. Dios ha dado este intelecto a los seres humanos para que puedan encontrarlo; y no sería difícil si tuvieran un poco de buena voluntad. 
Tomemos un ejemplo: cuando se ha cometido un crimen, o unos atracadores han desvalijado un banco, la policía acude buscando indicios y tomando las huellas digitales. ¿Por qué? Sencillamente porque está absolutamente convencida de que todo acto, toda obra tiene un autor. 
Siguiendo el mismo razonamiento, ¿por qué los seres humanos no reconocen que si existe un universo con unas leyes, con un orden, con una armonía,es porque también hay un autor?
 ¡Ah, no! Cada cosa tiene su autor, pero la naturaleza con los océanos, las montañas, los soles, las constelaciones, y todos los seres vivos,¡no tiene autor...!
Como veis, éste es un razonamiento inconsistente. 
No hay que subestimar el intelecto; nunca he querido disminuir su valor, sino sólo explicar cómo se manifiesta por ahora y en qué límites debe permanecer, sin desconocer su rol que es inmenso, pues gracias a él podemos descubrir al Creador, al Señor. 
Pero hay que obrar con lógica: si creemos que cada crimen tiene un responsable y la naturaleza toda no lo tiene, caemos en un absurdo total. ¡Para ciertas cosas las personas son incrédulas y para otras son de una credulidad impresionante! 
No creen en el Creador, ni en la Inteligencia cósmica, ni en el mundo divino, ni en la justicia, ni en la bondad, y sin embargo creen que cosecharán frutos sin haber  plantado y sembrado nada. Si conociéramos la reencarnación y sus leyes, sabríamos que no hay que esperar, que hay que preparar el terreno para obtener lo que se pide, y que si hubiéramos trabajado en encarnaciones anteriores, tendríamos todo lo que deseamos en la vida.
Como podéis ver, los seres humanos no creen en la Inteligencia divina, pero sí en la estupidez, en el azar y en el absurdo. Algunos materialistas creen que los átomos se han armonizado entre ellos por azar, de manera que han creado cerebros inteligentes. 
Pero preguntale a un labrador si es el azar quien gobierna la naturaleza: os responderá que no se cosechan higos en las cepas de los viveros, ni ciruelas en los cardos. 
Y si sabe esto, también sabe que la inteligencia produce inteligencia, y el absurdo produce absurdo. 
Entonces, ¿cómo se entiende que los sabios puedan creer que un azar estúpido, insensato y caótico haya creado un mundo tan inteligentemente organizado? ¡Verdaderamente, es inaudito!
La alternancia del día y la noche nos enseña que el hombre debe vivir en los dos mundos, es decir, desarrollar su intelecto y distinguir bien los detalles en el plano físico, pero sin permanecer exclusivamente en dicho plano, ya que entonces nunca llegaría a ser completo al faltarle la inmensidad del corazón y del alma. El hombre sabio sabe que debe comulgar con la colectividad de las almas del universo y trabajar al mismo tiempo en el plano físico. 
Vive en el plano divino y en el físico al mismo tiempo; así se beneficia de la riqueza de ambos mundos. En mi opinión un materialista no es un hombre inteligente, porque no ha estudiado bien las cosas: ha contado sólo con su intelecto, y como éste es el asesino de la realidad, la verdadera realidad se le escapa.
Pero no me interpretéis mal, no quiero restarle importancia al sol. Nuestro sol está unido al sol espiritual, y a través de él nos podemos comunicar con este sol espiritual. 
Del mismo modo, nuestro sol, el intelecto, está unido al sol del plano causal, que es la sabiduría universal, el conocimiento absoluto. Así pues, nuestro sol es una etapa, una puerta, un grado. Sin embargo, no se os ocurra decir: «Si esto es así, ya no iré al sol porque oculta la realidad». 
No la oculta, sólo lo hace para aquéllos que no saben ir más allá.
Si el día pone de manifiesto la importancia de la tierra, de los detalles, de lo pequeño, la noche pone de manifiesto su insignificancia.
¿Tenéis problemas, inquietudes? Contemplad las estrellas por la noche y sentiréis que, poco a poco, todo lo negativo empieza a desaparecer, que os volvéis nobles, generosos, indulgentes y que incluso os reís de las ofensas y vejaciones que os hacen. 
Cuando el hombre consigue desligarse de esta ínfima realidad que es la tierra y se lanza a la inmensidad, se convierte en algo grande y se fusiona con el Espíritu cósmico.
Pero, a continuación, tiene que regresar y reemprender sus tareas, ya que no puede desaparecer del todo porque debe permanecer en la tierra y cumplir con sus obligaciones. 
Si no disponéis de tiempo para contemplar las estrellas, cuanto menos, antes de dormiros, confiaros al Señor y decidle:
 «Señor, haz que comprenda y que pueda visitar los esplendores de tu Creación». Así,durante la noche iréis muy lejos y no permaneceréis estancados en la tierra.
El hombre no está hecho para quedarse agazapado en la tierra, sino para, viajar a otros planetas, a otras estrellas, pues para el alma no hay obstáculos. 
Evidentemente el cuerpo es demasiado denso y no puede volar por el espacio, pero para el alma no hay impedimentos, ni barreras. Para que pueda viajar sólo necesita que sus ataduras con el cuerpo no sean muy fuertes.
El alma permanece prisionera y no puede emprender el vuelo si los apetitos, los deseos y las ansias la retienen al cuerpo físico.
Suponed ahora que debido a las condiciones atmosféricas desfavorables - cielo nuboso, plomizo - no llegáis a meditar. ¿Qué tenéis que hacer? Ya que las condiciones no son favorables, tenéis que variar de actividad: 
en lugar de mantenerla en el cerebro, en el consciente, debéis trasladarla al subconsciente. 
Os dejáis llevar por este océano cósmico de amor y beatitud, os entregáis a Dios confiadamente y decís: «Señor, me dejo transportar a este océano de luz, tengo confianza en Ti». 
Y manteniendo sólo una ligera vigilancia en el intelecto para evitar que nada malo se introduzca en él, os abandonáis, nadáis en un océano de alegría y experimentáis la beatitud. 
En días parecidos esto es lo que hay que hacer, no dormirse, sólo dejarse arrullar, pero vigilando de vez en cuando lo que pasa en nuestro interior, sin pensar en nada.
Está dicho en los Libros sagrados que aquél que consigue detener el pensamiento saboreará la beatitud y la inmortalidad. Saber interrumpir el pensamiento es la cosa más difícil de todas. Ciertamente es muy difícil conseguir simultáneamente el silencio total en la cabeza y permanecer 
 alerta; no pensar en nada pero sin llegar a dormirse; sentir solamente sin pensar. 
Sentimos y comprendemos al mismo tiempo y no sabemos bien cómo y por qué, pero comprobamos que no es por medio del cerebro. Este no es el único órgano capaz de comprensión. 
Los fisiólogos quizás no lo hayan descubierto todavía, pero yo os digo que el cerebro que conocemos no es el único órgano excepcionalmente preparado para comprender; existen otros.
Si comparáis el plexo solar y el cerebro, comprobaréis que están formados por la misma materia gris y blanca, pero dispuestos a la inversa: en el cerebro la materia gris está en la superficie y la blanca en la parte interna, mientras que en el plexo solar es al revés. 
Gracias a la materia gris el hombre comprende y gracias a la blanca, siente. La materia gris del cerebro nos empuja a comprender el aspecto externo de la existencia, mientras que la misma materia en el plexo solar nos lleva a comprender el aspecto espiritual, profundo e interno de la vida.
La luz y las tinieblas son dos principio divinos. 
No hay nada negativo en la noche, como tampoco lo hay en el día. El mal sólo existe en la cabeza de los hombres, porque no pueden entenderlo todo, pero en la naturaleza el mal no existe. Las tinieblas desempeñan su cometido, al igual que la luz, y no olvidéis nunca en vuestro trabajo espiritual que las tinieblas son las que originan la luz.
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)