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lunes, 25 de abril de 2016
El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)
ACEPTACIÓN
Capitulo XI
En la aceptación, disfrutamos de la experiencia de la armonía. Nos sentimos como si los acontecimientos estuvieran fluyendo. Nos sentimos seguros. Podemos estar al servicio a los demás sin sentimiento de auto-sacrificio.
Existe el sentimiento: "Estoy bien", "Estás bien", y "No pasa nada". Es un sentimiento de pertenencia, conexión, plenitud, amor, comprensión y sensación de ser comprendidos.
Es un sentimiento de cariño, calidez y autoestima. Debido a la seguridad de este estado, podemos permitirnos ser indulgentes, apacibles y naturales. Hay alegría, y nos sentimos "en sintonía" y relajados. Se da la sensación de que todo está bien sólo para nosotros.
Todo Es Perfecto Tal Como Es.
En el estado de la aceptación, existe la sensación de que nada necesita ser cambiado.
Todo es hermoso y perfecto de la manera que es.
El mundo está para ser disfrutado.
Hay compasión por los demás y por todos los seres vivos.
En este estado estamos automáticamente nutriendo y apoyando a los demás sin ninguna sensación de sacrificio.
Debido a la seguridad interior y la sensación de abundancia, hay generosidad y la facilidad de dar, sin expectativas de retorno o necesidad de guardar registro, como el de: "Esto es lo que hago por ti".
Cuando estamos en un estado de aceptación, amamos a nuestros amigos en lugar de ser críticos, y estamos dispuestos a amar a pesar de sus limitaciones, las cuales estamos dispuestos a pasar por alto. La manera en la que la gente se nos presenta a partir de este espacio es que todo el mundo está haciendo lo mejor que puede con lo que tiene en ese momento.
Vemos que toda la vida está evolucionando hacia su perfección, y estamos en sintonía con las leyes del universo y de la conciencia.
En este estado realmente comenzamos a entender el amor.
En el nivel de la aceptación, el amor se experimenta como un estado estable, una condición permanente de una relación.
El origen del amor es visto dentro de nosotros mismos, emanando de nuestra propia naturaleza y llegando a incluir a otros.
En el estado del deseo, por el contrario, hablamos de estar "enamorados", como origen de la felicidad y se piensa que el amor está fuera de nosotros mismos.
Cuando estamos en el nivel de energía inferior del deseo, buscamos el ser amados. Parece que sea algo a "conseguir".
En el nivel de la aceptación, sin embargo, irradiamos nuestro amor naturalmente desde la esencia de nuestro ser, porque muchos de los bloqueos de su consciencia han sido entregados. Descubrimos que este amor es nuestra naturaleza interior y que aparece espontánea y automáticamente cuando los bloqueos son eliminados. Esto es lo que los grandes maestros quieren dicen con nuestra verdadera esencia interior, nuestro verdadero Ser. Es objetivo de nuestro Ser interior trascender el ego, que se compone de todos nuestros sentimientos negativos, programas y pensamientos, por lo que somos capaces de experimentar la esencia interior.
Hay muchos caminos que nos llevan al estado de aceptación, y esta es la puerta que nos conduce finalmente a los siguientes estados más elevados, descritos como los niveles de conciencia del amor y de la paz. Para muchas personas que han estado entregando durante un tiempo, este objetivo último reemplaza progresivamente a todos las demás. Morar en los estados del amor incondicional y la paz imperturbable se convierte en la meta interior, más importante que cualquier otro logro.
La Aceptación del Ser y de los Demás.
En el nivel de la aceptación, debido al gran cambio en la forma en que percibimos a los demás, ahora nos volvemos conscientes de la inocencia interior más allá de la desesperación y las luchas impulsadas por el miedo que nos han oscurecido a nosotros y a nuestros vecinos, amigos y familia.
Los grandes maestros han dicho que la negatividad que vemos en una persona o en la sociedad se debe en realidad a la ceguera, la ignorancia y la inconsciencia.
Esta inocencia interior, una vez que es percibida en los demás, también se percibe en nosotros mismos. Todo lo que hicimos, lo hicimos simplemente porque no supimos hacer nada mejor en ese momento. Si hubiéramos sabido hacerlo mejor en ese momento, lo habríamos hecho de esa manera.
"Pareció una buena idea en ese momento", decimos.
Vemos la misma ceguera operando en los demás, y podemos ver más allá de sus defectos de carácter y ver en él al niño inocente. Una vez que vemos nuestra inocencia, hay una identificación con los demás y dejamos de sentirnos solos y estresados.
Somos capaces de ver la inocencia incluso tras un arrebato o comportamientos aparentemente horribles.
Vemos el interior de una persona y vemos al animal asustado que simplemente no conoce nada mejor.
Somos conscientes de que, si se sienten acorralados, seguramente nos atacarán y morderán.
Es solo que no se da cuenta de que nuestras intenciones son pacíficas, por lo que se erizan salvajemente.
En el estado de la aceptación, es posible perdonar nuestro propio pasado, así como el de los demás, y sanar los resentimientos del pasado.
También es posible ver el don oculto de los sucesos pasados sobre los que hemos estado resentidos, -incluyendo su posible significado kármico.
A partir de este nivel, es posible crear un contexto diferente desde el que ver el pasado y por tanto sanarlo.
Con la realización final del nivel de la aceptación, nos sentimos seguros sobre el futuro y podemos pasar a los niveles del amor y de la paz. La razón y la lógica se convierten en herramientas para el cumplimiento de ese potencial.
Otra de las características del nivel de la aceptación es que ya no estamos preocupados por los juicios moralistas, de lo "bueno" y lo "malo". Simplemente se vuelve evidente lo que funciona y lo que no funciona. Es fácil ver lo que es destructivo y lo que es óptimo, sin juzgar nada como "malo".
Se elimina la culpa, que acompaña a todos los juicios contra los demás y contra nosotros mismos. Vemos entonces el significado de la frase: "No juzguéis, para que no seáis juzgados".
En la aceptación, hemos dejado la culpabilidad interna que condenaba incluso con nuestros impulsos humanos más básicos. Podemos disfrutar de nuestra condición física sin la aversión moralista o la auto-gratificación compulsiva.
Aceptamos que los demás han llegado a su conocimiento de la vida y sus puntos de vista éticos de una manera que tenga sentido para ellos, incluso si sus creencias y comportamientos son muy diferentes de los nuestros. Cuando vemos la inocencia en todo el mundo, realmente podemos cumplir el "ama a tu prójimo como a ti mismo", y, así, el dejar ir, nos ha permitido alcanzar una meta elevada, sin siquiera el intento consciente de ello.
El nivel de la aceptación se caracteriza por una actitud desinteresada y de servicio. Esto es consecuencia de la entrega de los sentimientos negativos que crea el pequeño yo, lo que elimina nuestra identificación con él.
En cambio, la armonía y la paz interior son experimentadas como la naturaleza de nuestro Ser superior.
Debido a que se ha renunciado a los programas negativos, se da la aparición de una mayor creatividad, inspiración e intuición. Hay la certeza de que nuestras propias necesidades serán satisfechas; por lo tanto, hay un cambio en las relaciones de modo que la atención se centra en el bienestar y la felicidad de los demás. Esto se ve facilitado por el hecho de que, en este nivel, ya no hay ninguna necesidad en forma de dependencia de otras personas, ya que no hay nada que sintamos que necesitemos "obtener" de ellos.
En una relación de cariñosa aceptación, a las imperfecciones menores ya no se le da una importancia grave y son pasadas por alto. En la aceptación, hay una creciente despreocupación por "el hacer", y un creciente enfoque sobre la cualidad de ser, y la perfección de nuestra propia capacidad interna para ser generosos y amar. Aunque los sentimientos negativos todavía pueden surgir, son menos frecuentes y se manejan con mayor facilidad. En general, el funcionamiento es ahora muy fácil, y las actividades diarias se vuelven casi imperceptibles debido a su menor esfuerzo.
La Responsabilidad Personal.
El sello distintivo de este estado es la toma de la responsabilidad de nuestra propia conciencia.
El interés por la meditación y los diversos métodos de la contemplación interior es común.
Los asuntos espirituales y éticos se vuelven importantes. Podemos, por ejemplo, asistir a retiros religiosos si somos religiosos, o podemos comprometernos con lo espiritual o con los esfuerzos humanitarios si nos orientamos a esas esferas.
El mundo se ve armonioso, y cualquier alteración de esa apariencia es observada como una proyección de nuestros propios conflictos internos.
En este nivel, se da la consciencia de que todos los sentimientos negativos son nuestros propios problemas, y ya no hay que buscar más su resolución fuera de nosotros mismos.
Hay una seriedad en cuanto al crecimiento de nuestra propia conciencia y auto-consciencia, y un centrarse en perfeccionar la cualidad de esa misma conciencia.
En este nivel, podemos empezar a desarrollar un interés por la filosofía, la investigación científica, y los clásicos espirituales que exploran el potencial más elevado de la mente y el espíritu humano. Lo que se vuelve cada vez más importante es en lo que nos estamos convirtiendo, y no lo que tenemos o hacemos.
En este nivel, asumimos el reto de cumplir con nuestro potencial interior de grandeza y fomentar el potencial y los sueños de los demás. Si testamos el músculo en este estado, lo probamos fortalecido; somos relativamente inmunes a las influencias negativas, tales como el debilitamiento de las vibraciones de las luces fluorescentes, los tejidos sintéticos, o los edulcorantes artificiales.
Se da un fuerte compromiso con la salud y el bienestar, y el mejorarnos a todos los niveles.
Los problemas de salud son a menudo considerados como problemas en los niveles psicológicos, emocionales o mentales, y se buscaron y encontraron los recursos que ayudaron a resolver las cuestiones en todos esos niveles.
El poder de la auto-sanación está ahora disponible.
En la aceptación, tenemos la libertad de estar en el presente. Una vez que hemos aceptado nuestra propia naturaleza verdadera y las formas en las que el universo se refleja en nuestro mundo, ya no hay arrepentimiento por el pasado, ni tampoco existe el miedo al futuro.
El miedo al futuro no existe mas cuando el pasado se ha curado. Esto se debe a que en la habitual egoorientación del estado de conciencia, el ego tiende a proyectar el pasado sobre el futuro, y un pasado que es visto negativamente se convierte en miedo cuando es proyectado sobre un imaginario futuro.
Nuestro dejar ir de las energías inferiores de la culpa, el miedo, la ira y el orgullo han aliviado el peso del pasado y despejado las nubes sobre el futuro.
Afrontamos el presente con optimismo y estamos agradecidos de estar vivos. Vemos que el ayer se fue, el mañana no ha llegado todavía, y que sólo tenemos el hoy.
En resumen, pues, el nivel de conciencia de la aceptación es el que todos deseamos alcanzar, ya que nos permite encontrar la libertad de la mayoría de problemas de la vida y de experimentar satisfacción y felicidad.
El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)
CORAJE
Capitulo X (Segundo Escrito)
Consciencia de los Demás
El estilo de vida en este nivel demuestra un equilibrio entre el trabajo, el placer y el amor.
No existe la necesidad de la sobre-ambición o la "adicción al trabajo", aunque las personas en el nivel del coraje son capaces de una producción de energía considerable, si la situación lo requiere. Debido al haber dejado ir tanta negatividad, existe el deseo y la capacidad de amar y de tener relaciones amorosas. Estas ahora asumen la misma importancia que los esfuerzos por la supervivencia. Hay seguridad en lo profesional, y en el área del trabajo existe una preocupación por el bienestar de los demás. La gente en este nivel característicamente afirma que quiere que sus trabajos tengan algún beneficio para el mundo. Quieren sentir que hay un mayor sentido en su trabajo que el de solo el salario. El crecimiento personal es importante, y existe la consciencia en este nivel de que nuestra vida está ya sea positiva o negativamente, influyendo en quienes nos rodean. En los niveles inferiores de la conciencia, que se caracterizan por el egoísmo, hay tanta preocupación por la ganancia de uno que hay poca energía o pensamientos en relación a nuestros efectos sobre los demás.
En el nivel del coraje, ya no nos identificamos únicamente con el pequeño yo. El mundo ya no es visto como la privación o el castigo del mal padre. En lugar de ello, el mundo es visto como un desafío y presenta oportunidades para el crecimiento, el desarrollo y las nuevas experiencias.
Por lo tanto, este nivel se caracteriza por el optimismo y la sensación de que con los hechos correctos, la educación y la orientación, tarde o temprano, la mayoría de los problemas pueden ser resueltos satisfactoriamente.
Los niveles inferiores limitan nuestra conciencia hacia la implicación personal, pero en este nivel las cuestiones sociales se vuelven importantes, y se emplea energía en ayudar a superar los problemas sociales y ser útil a los menos afortunados.
Por lo tanto, la generosidad se vuelve posible, no sólo económicamente, sino también en una actitud generosa.
Se deriva placer de la defensa de causas y de apoyar los esfuerzos de los demás.
Esta energía crea nuevos trabajos, negocios, industrias y soluciones políticas y científicas. La educación, aunque no siempre en el sentido académico, se vuelve importante.
En el nivel del coraje, empezamos realmente a ser conscientes. Nos concebimos teniendo libertad y la capacidad de elegir.
Ya no tenemos que ser víctimas, y la libertad en el sentido psicológico, emocional y espiritual es posible.
Por lo tanto, mucha menos rigidez está presente, y debido a la flexibilidad y a la capacidad para implicarse y el genuino amor por los demás, la gente en este nivel son buenos padres, jefes, empleados y ciudadanos. Existe la capacidad de ponernos en el lugar del otro y la preocupación por los sentimientos de los demás, así como también por su bienestar general.
A pesar de que los sentimientos negativos inferiores aún tienden a ocurrir, ellos no predominan ni determinan el propio estilo de vida; esto es, lo que hacemos incluso estando asustados.
Las personas en este nivel son la columna vertebral de un país. Son las personas a las que recurrir cuando es necesario hacer algo por el bien común. Ellos son de fiar y se puede contar con su disposición a aceptar la responsabilidad.
En este nivel, se da la conciencia social y el humanitarismo. Como base de las decisiones morales, la culpa toma el asiento de atrás por el bienestar de los demás. Es a partir de este nivel que tomamos dichos tales como: "El éxito genera éxito".
Ya que del adecuado funcionamiento, se da una retroalimentación positiva, lo que refuerza la confianza y permite una mayor auto-exploración, así como también del mundo.
Aunque el esfuerzo sigue siendo necesaria para alcanzar las metas, es mucho menor que en los niveles inferiores.
Hay una mayor satisfacción y gratificación porque hay una mayor recompensa con menor esfuerzo que el que sería necesario para superar el miedo.
Hay mucha mayor capacidad, no sólo para buscar ayuda, sino para poder utilizarla y beneficiarse de ella.
El dinero se utiliza de una manera mucho más constructiva, y hay una preocupación por cómo los gastos afectarán la vida de los demás.
El dinero no se gasta únicamente para la auto-gratificación, el auto-engrandecimiento, o el auto-enriquecimiento, sino que es visto como una herramienta para el logro.
Este nivel es el primero en que la verdadera consciencia espiritual se vuelve posible. Debido al afloramiento del egoísmo y la renuncia de la identificación con el pequeño yo, hay una vivencia de energías más elevadas y la esperanza de una mayor consciencia.
En los niveles inferiores, Dios se ve desde la coloración emocional de ese nivel. Así, en la apatía, toda la relación con Dios es desesperada, si es que siquiera se puede considerar.
En el nivel del sufrimiento, uno se siente irremediablemente separado de la ayuda de Dios. Cuando se sobrepone la culpa, la persona se siente indigna de cualquier relación con Dios, y espera el castigo en lugar del amor.
En el nivel del miedo, el miedo puede ser tan grande que el problema de Dios no puede ni siquiera ser afrontado, por lo que el tema es borrado de la conciencia, y Dios es visto como temible, castigador, vengativo, celoso y enojado.
En el nivel de la ira, Dios es visto como privativo, arbitrario, caprichoso, y fallido.
En el nivel del orgullo, existe el egoísmo sobre la propia posición religiosa o espiritual, caracterizada por la rigidez, la inflexibilidad, la intolerancia, la propensión hacia la exclusividad, el fanatismo, el espíritu de clan, la discusión religiosa y la guerrera.
En el nivel del coraje, estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de nuestra posición religiosa o espiritual.
La mayor consciencia a menudo da lugar a la aparición de la búsqueda espiritual, y la búsqueda de la verdad en su sentido religioso o espiritual verdaderamente despierta.
Esto puede derivar en una reafirmación de nuestra posición anterior, pero a partir de ahora desde un punto de vista totalmente nuevo, -el de la elección.
Se pueden producir cambios, que pueden ser lentos y graduales, o repentinos. En este nivel, se da el despertar de la conciencia y la comprensión de nuestras creencias y puntos de vista que son ahora el resultado de nuestra elección, y no sólo el resultado de la ciega programación anterior.
Hay una búsqueda del sentido, y esto puede ocurrir en el plano de la ética y del humanitarismo y no en el área específicamente indicada como religión oficial. Investigamos nuestra función social y papel en el mundo, y nos preguntamos por el valor de nuestras vidas, y no sólo para nosotros mismos sino también para los demás.
Carl Jung dijo que la personalidad saludable es igualmente equilibrada entre el trabajo, el ocio, el amor, y un aspecto de la personalidad llamado espiritualidad, que también podríamos definir como la búsqueda del sentido y el valor.
Estas investigaciones traen trastornos internos pero también momentos de aceptación y paz. Hay momentos de comprensión intuitiva que nos invitan a continuar la búsqueda, para averiguar si hay algo más allá del mundo físico y material y sus fenómenos en constante cambio.
Este nivel de conciencia es un buen punto de partida para observar y dejar más sentimientos negativos.
En este nivel, tenemos la energía, la capacidad, la auto-confianza y la voluntad de adquirir nuevas destrezas y someterse a los necesarios pasos de aprendizaje.
En este nivel, hay un deseo de auto-superación y la constatación de que son posibles mejores estados de ánimo.
El nivel del coraje sabe que no es necesario soportar el dolor y el sufrimiento de las emociones negativas o su interferencia con las satisfacciones de la vida.
En el coraje, ya no estamos dispuestos a pagar el coste de la negatividad. Estamos preocupados por los efectos de nuestros sentimientos negativos sobre el bienestar de los demás con los que estamos estrechamente asociados.
La mayoría de las personas que han aprendido la técnica del dejar ir seguirán utilizándola hasta que hayan alcanzado este nivel de conciencia.
En este nivel, los problemas más importantes de la vida están ahora bajo control. Están experimentando la satisfacción profesional y el éxito.
Las necesidades materiales están provistas.
Los principales problemas en las relaciones se han enderezado. Ya no estamos experimentando conscientemente el dolor y el sufrimiento, y existe la satisfacción de haber crecido y haberse desarrollado en ciertas áreas. Cuando nos acomodamos, existe la tentación de dejar de usar la técnica y sólo reanudarla en situaciones de emergencia, o cuando de nuevo los sentimientos negativos se vuelvan dolorosos y requieran de nuestra atención.
Sin embargo, hay más aún a ser tenido en cuenta.
Porque siempre hay un sentimiento operando que puede ser entregado, la continuación de ese proceso conducirá a mayores y mayores beneficios.
La entrega continua traerá cambios constantes y sutiles, especialmente en los niveles de la sutil consciencia en nuestra capacidad de amar.
Anteriormente, la habíamos comparado a la radiación del amor, que surge de nuestro aspecto más elevado, hacia la energía de la luz solar. Hemos tomado nota de que, a medida que la oscuridad de las nubes de la negatividad son retiradas, esta energía y nuestra capacidad de aceptarla e irradiarla hacia fuera, aumenta progresivamente.
En el nivel del coraje, nuestra capacidad de amar está ahora mucho más fortalecida, y tiene poder para apoyar y animar a los demás, prestándoles fortaleza a lo que es positivo y constructivo en ellos.
Ayudar a su desarrollo nos brinda el placer de ver su crecimiento y su creciente felicidad.
Esta capacidad en nosotros puede crecer y ser incluso más fuerte. Puede llegar a ser cada vez más potente y auto-gratificante, y también más beneficiosa para los demás. Podemos utilizar el coraje para reforzar nuestro deseo de crecer más allá de nuestro estado actual, porque en este nivel, ya estamos recibiendo indicios de que existe algo en nosotros que había pasado hasta ahora desapercibido.
Éstos son indicados por los repentinos episodios de perfecta quietud y paz en los que tenemos una gran claridad, comprensión y sensibilidad a la belleza.
Descubrimos que fue a través de la música, -y no por ella- que experimentamos nuestra mente de repente quieta, y, en ese momento de quietud, se nos permitió experimentar una dimensión mayor. Pudieron haber unos segundos fugaces en los que nos sentimos en completa identificación y unidad con los demás, como si no existiera separación.
Estos momentos son el punto álgido de la vivencia de nuestro verdadero Ser interior. El recuerdo de esos momentos nunca se olvida. Cuando por primera vez empieza a suceder, no sabemos lo que significan. Creemos que son "accidentales". "Sólo por casualidad." Los atribuimos a los sentimientos sobre los acontecimientos externos, como la belleza de una puesta de sol, un pasaje sinfónico, o un gesto cariñoso.
Pero, a medida que investigamos más a fondo, vemos que estas fueron sólo las circunstancias que permitieron que otra cosa sucediera. Ellas no fueron la causa. Permitieron que una cierta quietud de la mente tuviera lugar, y debido a esa quietud, se nos permitió un momento en el que fuimos capaces de experimentar alguna otra cosa que no era el parloteo de nuestra mente con su incesante e incansable juego de sensaciones, sentimientos, pensamientos, emociones y recuerdos. En los momentos en los que el tiempo parece haberse detenido, captamos lo que es posible.
Estos momentos son tan gratificante que se atesoran para toda la vida. Cuando se producen, se experimenta algo que es muy impresionante. ¿Podría ser que, más allá de las turbulencias del mundo y de nuestra propia mente, hubiera silencio? ¿Un reino de paz que siempre está esperando?
El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)
CORAJE
Capitulo X
El sello distintivo del coraje es el reconocimiento y el sentimiento:
"Yo puedo". Es un estado positivo en el que nos sentimos seguros, hábiles, adecuados, capacitados, vivos, amados y dando, entusiasmados en general por la vida.
Estamos capacitados para el humor, la actividad, la confianza y la claridad.
En este estado, nos sentimos centrados, equilibrados, flexibles, felices, independientes y autosuficientes.
Podemos ser inventivos, creativos y abiertos.
En el coraje, hay una gran cantidad de energía, acción, dejar ir, capacidad para "estar ahí", para ser espontáneos, resistentes, ingeniosos y alegres. En este estado, podemos ser muy eficaces en el mundo.
El Coraje de Dejar El nivel del coraje es muy útil en el mecanismo de la entrega. En el coraje, sabemos que: "puedo observar mis sentimientos", "no tengo que tener miedo de mis sentimientos nunca más", "puedo manejarlos", "puedo tomar la responsabilidad", "puedo aprender cómo aceptarlos y estar libre de ellos", "estoy dispuesto a correr riesgos, a dejar los viejos puntos de vista y a explorar otros nuevos", "estoy dispuesto a ser feliz y compartir mi experiencia con otros"; "me siento con voluntad y capaz."
A menudo es fácil dar el salto desde cualquiera de los sentimientos inferiores hasta el coraje simplemente al afirmar nuestro coraje de observar y manejar nuestros sentimientos.
La mera voluntad de observarlos y empezar a manejarlos aumenta nuestra autoestima.
Si, por ejemplo, tenemos un miedo y no están dispuestos a verlo, luego nos sentimos mermados y nuestra autoestima disminuye. Si estamos dispuestos a observar el miedo, examinarlo, reconocer su presencia, ver cómo ha inhibido nuestra vida, y comenzar a entregarlo, entonces nuestra autoestima aumenta, sin importar si el miedo desaparece o no. Todos sabemos que se necesita valor para enfrentar el miedo. Defendemos a las personas que se enfrentan a sus miedos y tratan de hacer algo al respecto.
Ese valor es una de las características de la nobleza y hacen a una persona verdaderamente grande.
A pesar de toda su programación negativa, y a pesar de todo su miedo, la gente valiente avanza por la vida, sin ninguna garantía, ni siquiera el conocimiento de que las cosas van a ir a mejor. Así que el coraje aumenta nuestra autoestima y nos trae el respeto de los demás.
Ya no necesitamos sentirnos avergonzados.
Veamos el ejemplo de un hombre que sufrió de un terror permanente a las alturas. Había trabajado para liberarse del miedo durante varios años y había conseguido estar mucho mejor, pero aún quedaba mucho por dejar.
Esto fue evidente cuando se fue al Gran Cañón con un amigo. Al principio, se apartaba unos seis metros del saliente.
En años anteriores, no habría ido ni siquiera al mismo bloque. Ahora estaba allí, vacilante. El amigo le cogió la mano, diciendo: "Ven al borde conmigo." Y así lo hizo.
No dejaba de entregar el miedo mientras caminaba hacia adelante y podría realmente estar justo al lado del borde, aunque la verdad es que no, no sin sentir una incomodidad considerable. Cuando dejaron el borde del cañón, el amigo le miró con aprobación y dijo: "Bueno, ¡al menos lo hiciste!
Sé el mucho coraje que te tomó". A pesar de que no había superado totalmente el miedo, al trascender una barrera interna, se había ganado su propio respeto y el respeto de los demás.
Cuando tenemos estas experiencias rompedoras, comenzamos
a percibir el miedo de manera diferente y dejamos de estar avergonzados por ello.
Detenemos lo que permite invalidar nuestro verdadero valor. Esto aumenta nuestra fortaleza interior y nuestra propia aprobación. A su debido tiempo, los temores subyacentes que requieren coraje para superarlos disminuyen hasta el punto de pasar a la aceptación.
Auto-Empoderamiento
En el nivel del coraje, el énfasis está en el hacer.
Ya sabemos que somos capaces de atender nuestras propias necesidades y las de los demás, y sabemos que, si estamos dispuestos a hacer el esfuerzo, podemos obtener lo que queremos.
Por lo tanto, la gente en el nivel del coraje son los hacedores del mundo. Debido a que sólo podemos dar lo que nosotros ya tenemos, la gente en el nivel del coraje puede apoyar y alentar a los demás. Esto es debido a que son capaces de dar y también de recibir, y hay un equilibrio entre el dar y el recibir que se produce naturalmente.
Los niveles de conciencia hasta este momento se ocuparon principalmente de la ganancia. Ahora, en el nivel de coraje, hay un mayor poder y energía. Tenemos la capacidad de dar a los demás, porque las demás personas ya no se ven como un medio de ayuda, supervivencia o apoyo. Cuando estamos en el estado del coraje, sentimos nuestro propio poder interior, fortaleza y la autoestima. Sabemos que tenemos la capacidad para marcar la diferencia en el mundo, y no sólo ganar algo de el para nosotros mismos. Debido a la auto-confianza interior, estamos mucho menos preocupados por la seguridad.
El énfasis ya no está en lo que la gente tiene, sino en lo que hacen, y se han convertido. Con el coraje, se da la voluntad de tomar riesgos y dejar las anteriores seguridades.
Existe la voluntad de crecer y beneficiarse de las nuevas experiencias. Esto implica la capacidad de admitir los errores sin caer en la culpa y la auto-recriminación.
Nuestra sensación de autoestima no disminuye al observar las áreas que necesitan mejoras. Somos capaces de admitir la presencia de problemas sin ser afectado. Como resultado, la energía, el tiempo y el esfuerzo se disponen a la auto-mejora. En este nivel, las afirmaciones de la intención y el propósito son mucho más poderosas y los resultados previstos tienden a manifestarse.
Somos mucho más emprendedores y creativos, porque nuestras energías no son empleadas en la constante preocupación por la supervivencia emocional o física.
Debido a una mayor flexibilidad, existe la voluntad de examinar las cuestiones a fin de cambiar el significado y el contexto global.
Hay una disposición a arriesgar los paradigmas cambiantes.
Un paradigma es una visión del mundo en su conjunto, y sólo está limitado por lo que consideramos posible.
A medida que las viejas maneras de ver las cosas son cuestionadas, nuestra visión del mundo comienza a extenderse y expandirse. Lo que antes se consideraba imposible se vuelve ahora posible y con el tiempo se experimenta como una nueva dimensión de la realidad.
Existe la capacidad de observarnos a nosotros mismos para examinar nuestros sistemas de creencias, hacer preguntas y buscar nuevas soluciones.
En el nivel de coraje, estamos dispuestos a hacer cursos de superación personal, aprender las técnicas de la conciencia, y arriesgarnos al viaje de búsqueda de nuestro propio Ser verdadero, la realidad interior.
Existe disposición a experimentar la incertidumbre, los periodos de confusión y el malestar temporal, ya que, bajo la incomodidad temporal, tenemos una meta trascendente a largo plazo. La mente que está operando en el nivel del coraje hace afirmaciones como: "Puedo manejarlo"; "Lo haremos"; "El trabajo se hará"; "Podemos verlo en perspectiva"; "Todo pasará".
Si ponemos a prueba la fortaleza muscular de una persona con la kinesiología cuando esté en el estado del coraje, el nivel del "yo puedo manejar eso", tendrá un resultado positivo y se mantendrá en la fortaleza durante nuestro desafío.
Aunque todavía se da la vulnerabilidad a los pensamientos o energías negativas, -como las que emanan de las luces fluorescentes o los edulcorantes artificiales-, el campo de la
bio-energía es más radiante que el de los estados inferiores, negativos. Debido a que el coraje es un campo de energía de fortaleza, más resistente, las enfermedades físicas son menos propensas a ser un aspecto predominante de la vida.
Pueden haber residuos crónicos de enfermedades que se originaron a partir de los niveles inferiores de la conciencia, pero por lo general están estabilizados. En el coraje, hay una sensación general de fortaleza y de bienestar.