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martes, 2 de febrero de 2016

LA PALABRA DE DIOS 💖💖


LA PALABRA DE DIOS 💖💖💖
Jesús dijo:
"El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió"
Evangelio de Juan 14:23,24
Amar a Dios es guardar en nuestro corazón su Palabra. Jesús nos instruyó en el Verdadero Amor y su mensaje nos transmitió.
La Palabra de Dios tiene autoridad y poder sobre cualquier espíritu inmundo. Pero para ello debemos tener FE.
Decretar con el Poder de la Palabra es ejercer la autoridad que por Dios nos fué concedida para expulsar y transmutar cualquier energía del bajo astral.
No se necesitan etiquetas ni doctrinas aprendidas, sino la oración que brota de nuestra esencia divina.
Reconocer a Dios en nuestro corazón es despertar nuestra divinidad.
Bálsamo celestial son las palabras de Dios, acarician nuestra Alma con inmensa Paz.
Los Hijos de Dios cuidan su morada y la llenan de Amor. Pues en ella habitan nuestro Padre Celestial y su amado hijo Jesús.
Mas el que no Ama a Dios no guardará su Palabra ni la escuchará, vive en la oscuridad, no hay peor sordo que el que no quiere escuchar.
Guardar la Palabra no es memorizar ni recitar oraciones aprendidas. Sino obrar con frutos del Amor.
La verdadera oración brota del corazón.
El Verbo Amar se convierte en nuestra misión.
¿Hay algo más hermoso que el verdadero Amor?.
Quien guarda la Palabra de Dios siente la necesidad de Amar al prójimo y ayudar sin nada que esperar.
Del Árbol del Amor crecerán frutos de Bendición.
Guardemos como un tesoro la Palabra de Dios en nuestro corazón. Manantial eterno es su Amor 💖
Giovanna G.G.@

LAS SIETE MARAVILLAS DE MUNDO




Estamos recorriendo un camino, estamos transitando un momento.
Viviendo encarnados un tiempo, un tiempo, en la eterna eternidad.
Ninguno de nosotros sabe cuando dejara el cuerpo que hoy le permite interactuar en este plano, y generalmente vivimos sin ser consientes que esto es así, que es un paso lo que estamos dando y que de este paso solo nos llevaremos aquello que dejemos.
Si mi espíritu dejara este cuerpo en este día dejaría algunas cosas materiales, todas se degradarían con el tiempo, todas llegarían a donde deben llegar, pero nada de ellas es eterno, algún día formaran parte de la tierra, y sobre ellas, nuevas creaciones serán.
Nadie recordará que ese fue mi auto, o que en esa casa viví yo.
Seguramente en mi trabajo pondrán a alguien que hará mi tarea, quizás alguien me recuerde, quizás alguien no.
Pero las vibraciones que dejamos en los seres que nos acompañan, las energías sutiles que vibran en nuestras palabras, en nuestras acciones quedaran grabadas por siempre, y en sus energías será siempre nuestra presencia.
Esto es eterno, ya que nacen de la eternidad y vuelven a la eternidad, incluso si se trata de algo aparentemente negativo, todo tiene su polaridad, y en toda polaridad siempre hay algo positivo.
Sin embargo podemos elegir que dejar, podemos programarnos y elegir que dejar al momento de dejar. Es más, lo hacemos, aunque a veces no somos consientes de eso, y quien decide es nuestro ego.
Hoy te propongo ser.
Ser, quien realmente eres.
Eres un fruto del amor.
Una partícula de Dios.
Una creación perfecta.
Una armonía integral.
Todos vamos a dejar el cuerpo, por lo cual ¿Que pueden importar las cosas materiales?
Deja de darle valor al mundo de la materia, y el universo espiritual te llenara de bendiciones.
Hace tu tarea, que no es más que dejar amor, tu amor reflejado en los actos de tu vida y nada te faltará.
Ya no luches.
Tu guerra no es con otros, es con tu ego.
El guerrero espiritual lucha contra sus propias carencias, y recorre su camino conociendo el destino.
Ya no luches. Porque en la lucha podes salir herido, o lastimar a otros, que en definitiva es lo mismo.
Ya no luches, porque solo el amor repara, y la única lucha que se gana es contra uno mismo.
Amate, reconocete divinidad encarnada, y ya no necesitaras nada.
Dios ya te ha dado todo.

Ana Mariia Cantos Torres@

LA MENTE SIMPLISTA



Si de verdad estamos interesados en el bien común, tenemos que volvernos más profundos! El simplista es incapaz de ayudar a nadie, porque no comprende a los demás, y al no comprenderles, tampoco les perdona. Sin embargo, el mejor soporte que podemos brindar a alguien es comprenderle. Comprender a alguien es como ofrecerle una “garantía de bienestar”.

Misteriosamente, cuando una persona es comprendida, inmediatamente percibe una sensación de cierta liberación de tensiones y angustias, es algo enteramente mágico, extraordinario. Se siente mejor de inmediato y puede respirar psicológicamente con cierta soltura, se abre, y drenando su dolor, se cura. Cuando no, se cierra aún más en su tozudez, y posiblemente hasta se llegue a confundir en un grado aún mayor que cuando estaba sola y aislada. Entonces, con respecto al prójimo, ser simplista es ser insensible, ser voluntariamente ignorante para con la intimidad complejísima de nuestros hermanos y hermanas, los seres humanos.

¿Estás seguro de que no eres tú también un simplista? Analiza bien el asunto, porque puede que estés juzgando mordazmente sobre la superficie de la vida, por encima de los hechos, mientras que el fondo, la complejidad y lejanía de lo invisible, lo que sucede realmente, se te escape de las manos…
¿Dónde está el fundamento del simplismo? El yo del orgullo es su fundamento.
¿Cómo podemos devenir lo opuesto? Haciéndonos observadores y reflexivos y descubriendo muy de fondo nuestra nadidad.

Si queremos ser más humanos, tenemos que abandonar el simplismo. Cualquier persona, aún ligada a las más altas enseñanzas en cosmología esotérica, cuando simplista, reduce Teología, Cosmología, Psicología y otras ciencias superiores todas juntas, a cuatro garabatos aislados perdiendo así el panorama global. Las mentes simplistas en extremo, son precisamente las mentes de las personas que encuentran justificación en los fundamentalismos extremistas y el fanatismo religioso asesino.

La consecuencia más grave del simplismo es el juicio indiscriminado de los unos a los otros. Lo que resulta tristísimo… La “catalogación” de los seres humanos en “buenos”, “malos” y demás, es deprimente. ¡Queremos catalogarlo todo! Lo que es posible o imposible de hacer, cómo se ha de hacer, porqué se ha de hacer, quién tiene que hacerlo, cuándo, dónde, acuerdos y desacuerdos, todo lo queremos dominar. Rotulamos a las personas como oscuros o luminosos, y siempre terminamos viendo que el oscuro también tenía algo de luz, y que el claro también tenía algo de tinieblas. Pero no, no aprendemos la lección, porque a la madrugada del día siguiente ya estamos juzgando otra vez…

Reducimos a los seres humanos a meros conceptos subjetivos, rotos, incompletos, y eso es ciertamente desalmado y muy dañino para todos, para el común denominador de la humanidad. ¿Qué valor podría tener el “trabajo” de gente que se dedica a polucionar las mentes?

Si no queremos volvernos “viejos” en cuestión de unos pocos años, si no queremos ser criticones, desagradables, groseros y fanáticos, terminando por ser uranios misántropos, entonces tenemos que mirar más lejos… La verdadera vejez, es obviamente la vejez de la mente, y no la del cuerpo. Es ahí donde uno envejece o rejuvenece su forma de ser.

Se cree, a causa de esta forma de reducción del cosmos a una lata de conservas mental, que existen dos formas de pensar, “dos”, no más, no, no, no, sólo dos… Una es la correcta y la otra es la equivocada. ¡Todos al juzgar estamos equivocados! ¡Qué cuadriculación más primaria! Existen millones de formas de pensar y ninguna es, realmente, bajo la luz de la interconexión de las fuerzas universales, correcta o equivocada, buena o mala, todas ellas en su conjunto son vibraciones cósmicas particulares, pobrezas y riquezas de cada uno, y por lo tanto, del universo. Son contrastes necesarios en el devenir del tiempo, procesos en curso, porque nada es perpetuo, sino el cambio. Por eso toda comparación, rotulación, descrédito entre personas, especialmente las realizadas ante la conciencia pública, son un crimen.

¿Y por qué somos tan simplistas, cómo hemos llegado hasta aquí? En parte, aceptando lo que los sentidos físicos nos traen, como si estas percepciones fueran absolutas. No reflexionando por nosotros mismos sino pensando con mente ajena. No poniéndonos jamás en el lugar del prójimo tratando de sentir lo que él siente y pensar lo que él piensa, encarnando su vida en la nuestra con el translúcido de la imaginación. ¡Estamos así porque no analizamos lo que vivimos, sino que lo aceptamos todo como una verdad ya terminada, hecha y sin cambios! ¡Porque somos estúpidamente crédulos y estúpidamente incrédulos! Porque no sentimos, porque el corazón humano está petrificado como tronco milenario y porque nos apreciamos equivocadamente a sí mismos.

El simplismo exagerado es demasiado débil en su juicio como para descifrar el alma de una persona, sus traumas, locuras y virtudes. El simplismo es un grave problema de la edad moderna, de las gentes que corren sin darse jamás el tiempo de pensar detenidamente en su vida y el contenido de la misma.
Necesitamos perforar la complejidad de la vida con una profunda mirada retrospectiva, mirada que surque infinitamente el camino hacia la conciencia, a través de los bosques espesos del sectarismo partidario, desembocando en el mar insondable de la COMPRENSIÓN, donde el amor es una realidad que brilla como el sol.


Marc Riedel
La Gnosis Develada
http://luzylagrimas.blogspot.com.es/