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martes, 11 de octubre de 2016

EL ROJO Y EL BLANCO-CAPITULO IX


EL ROJO Y EL BLANCO-CAPITULO 9
En el primer día de primavera de cada año, es costumbre en casi todos los países eslavos, y particularmente en Bulgaria, llevar en el ojar dos borlas, una roja y otra blanca. 
Es una costumbre muy antigua, cuyo origen nadie conoce. 
Pero las bolas rojas y blancas son símbolos alquímicos muy profundos.
En ciertos libros de alquimia encontraréis alusiones al hombre rojo y a la mujer blanca, los cuales también aparecen representados por el sol (el hombre) y la luna (la mujer). 
Entre los metales, el oro corresponde al sol y la plata a la luna. En los tratados de los alquimistas siempre hay dos puntos que éstos nunca precisaban: la materia a partir de la cual debe realizarse la Gran Obra y el grado de calor. 
De esta materia, a la que llaman con nombres muy diferentes y a menudo raros - latón, oropimente, hierro, magnesio, escupitajo de la luna, leche virginal, mineral-, sólo nos dicen que se compone de dos elementos y que en el momento en que empiezan a cocer - tampoco dicen a qué grado de temperatura - es cuando hay que comenzar el trabajo.
El inicio de este trabajo de alquimia debe tener lugar en una época bien determinada: cuando el sol entre en la constelación de Aries, es decir, en los primeros días de primavera, y la luna en la constelación de Tauro. 
Este es el momento propicio para empezar el trabajo alquímico... ¿Por qué? 
Porque el sol está exaltado en Aries y la luna lo está en Tauro. El sol es masculino y activo,y la luna femenina y pasiva. 
Al hombre le corresponde el color rojo y a la mujer el blanco. En este caso las borlas roja y blanca son el símbolo de los dos principios masculino y femenino que trabajan en la naturaleza.
Según los alquimistas, este trabajo que hay que empezar al principio de la primavera permite obtener el polvo rojo que trasmuta los metales en oro, y el polvo blanco que los trasmuta en plata.
¿En qué otro lugar encontramos también estas dos borlas? 
En la sangre: los glóbulos rojos y los glóbulos blancos, y también en el huevo, con una tonalidad ligeramente diferente: el blanco y al amarillo. 
Ya lo veis, al llevar estas borlas rojas y blancas, vosotros también os convertís en alquimistas, aunque de forma inconsciente, porque todavía no sabéis transformar los metales innobles, que están en vuestro interior, en oro y plata. 
Sólo mediante el amor y la sabiduría puede hacerse esta transformación. 
La transmutación de los metales en oro y plata es un proceso de alquimia que tiene que realizarse en los tres mundos, y no sólo en el plano físico. Para transformar los pensamientos en plata hay que utilizar la luz de la sabiduría; y para transformar los sentimientos en oro hay que utilizar el calor de la amistad.
Para los alquimistas, la entrada del sol en la constelación de Aries tiene una importancia capital, porque es la época en que el sol, principio masculino, trabaja sobre el principio femenino, la tierra, que recibe sus rayos, los absorbe y empieza a producir hojas, flores, y frutos. 
La primavera es, pues, la piedra filosofal, la vida que rejuvenece a toda la naturaleza. 
El fuego del sol actúa sobre la materia prima - la tierra -, para insuflarle la vida. Este es el símbolo alquímico de la primavera. Durante el invierno la tierra está fría y desierta, pero después de cierto tiempo de«cocción» de la materia, aparecen todos sus tesoros. Los alquimistas han observado y comprendido cómo trabaja la naturaleza transformando y transfigurando todo lo que estaba muerto; y así lo que era mate y oscuro se convierte en algo vivo, hermoso y coloreado.
¿Por qué se celebra precisamente en primavera la fiesta de la Resurrección? 
Porque la Pascua también es un símbolo alquímico... 
En primavera la naturaleza posee una vitalidad acrecentada, todo revive; los eruditos, que han estudiado estas leyes, han descubierto que en el hombre se produce el mismo fenómeno. Porque en el hombre también encontramos el sol, la luna, la vegetación, etc... y todo en él también puede transformarse y revivir como en la Naturaleza, y a veces incluso mucho más rápidamente.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA- CAPITULO VIII


LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA- CAPITULO 8
Ya os he comentado que los gestos que repetimos en la vida cotidiana encierran una serie de enseñanzas que hay que saber descifrar. 
En estos momentos vosotros estáis participando en la construcción de nuestra nueva sala, pero nunca habéis reflexionado acerca de las lecciones que se desprenden de este trabajo.¿Qué pasos hay que dar para construir una casa? 
Se empieza por hacer un proyecto, un plano.
En un principio, éste existe como una idea en el mundo invisible, más tarde se proyecta sobre un papel, es decir, en el plano físico. 
Una vez terminado el plano se buscan los materiales, y finalmente se contrata a los obreros que se encargarán de plasmar el plano. 
Así pues, hay tres etapas: el plano, la búsqueda de los materiales y la construcción.
Cuando se inicia la construcción no se instala en primer lugar el techo, sino que se empieza por los cimientos, por la base. Aunque penséis que esto es evidente, para algunos no lo es en absoluto. En realidad, muy pocos lo han comprendido. 
Después de los cimientos se construyen las paredes y, por último, el techo. Por consiguiente, para construir el exterior se va de abajo arriba. En cuanto al interior, ¿cómo se procede? ¿Acaso se instala primero el pavimento? No; se empieza por el techo, a continuación siguen los muros y, por fin, el suelo. 
Por tanto, para el interior se procede de arriba abajo. 
Cuando todo está terminado nos ocupamos del aspecto estético, de la decoración, la colocación de cuadros en las paredes, cortinas en las ventanas, etc...
Para el exterior se trabaja de abajo arriba, y para el interior de arriba abajo. Por lo tanto la casa nos enseña cómo trabajar con las dos corrientes de la evolución y de la involución. 
Todo este trabajo de construcción y acondicionamiento de la casa se resume y simboliza en los dos triángulos que se interpenetran formando el sello de Salomón, el cual encierra una profunda ciencia, que nos revela cómo Dios ha creado el mundo, y también cómo debemos trabajar nosotros. 
En primer lugar nos enseña que no debemos aplicar los mismos métodos para nuestra vida exterior e interior, sino que en el plano físico hay que trabajar de abajo arriba, mientras que en el ámbito de la vida interior hay que empezar por la parte de arriba y terminar abajo. 
¿Os extraña? ...Si queréis triunfar en el plano físico debéis trabajar de acuerdo con las leyes de la evolución y empezar por el lado sólido, material, para llegar, poco a poco, a cosas más sutiles. Por el contrario, cuando tenéis que trabajar en el plano psíquico, interno, hay que empezar por lo alto, es decir, con lo más sutil, luminoso y divino, y terminar con lo visible, tangible y concreto. Pero,¿quién sabe trabajar así? 
Evidentemente cuando se trata de construir una casa sí que lo sabemos hacer, pero el aplicar las mismas reglas en la vida no es tan seguro que podamos hacerlo.
Para obtener resultados en el plano material tenéis que empezar por edificar una base sólida y resistente, mientras que para conseguirlos en el plano espiritual, ante todo tenéis que aseguraros el techo, de lo contrario aún la base se hundiría. Porque en el terreno espiritual todo está invertido; es como si la base se encontrara arriba y el techo abajo. 
Por consiguiente, tenéis que edificar las cosas en vuestra cabeza antes de intentar que desciendan estas construcciones espirituales al plano físico, tenéis que trabajar en ello durante muchos años para que un día se puedan materializar.
Este movimiento de arriba abajo nos enseña cómo creó Dios el mundo. Para crear, Dios tuvo que manifestarse, es decir, salir de SÍ mismo para «descender» a la materia. 
Pero a este primer movimiento de descenso, llamado involución, le sigue un movimiento de ascenso en el curso del cual Dios vuelve de nuevo a Sí mismo; eso es la evolución.
En un primer movimiento Dios sale para crear los mundos, después se repliega en Sí mismo y lo absorbe todo de nuevo en El. 
Estos dos movimientos han tenido lugar a lo largo de miles de millones de años. El movimiento involutivo va de arriba hacia abajo - o del centro a la periferia -, mientras que el evolutivo va de abajo hacia arriba - o de la periferia al centro -. 
La involución ha precedido a la evolución. 
La primera es un proceso de materialización, y la segunda, por el contrario, es un proceso de desmaterialización. 
En la naturaleza estos dos movimientos continuamente aparecen juntos; ambos se encuentran y sus interferencias dan origen a la vida bajo todas sus formas.
Continuamente se crean nuevas formas en el espacio por medio del encuentro de estos dos movimientos, que son los movimientos de Dios mismo. 
No existe el espíritu ni la materia, sino solamente la vida que va del centro a la periferia y de la periferia al centro. 
Las formas se vuelven cada vez más sutiles a medida que se acercan al centro, y se materializan a medida que se alejan hasta alcanzar la periferia. 
Pues bien, todas estas formas circulan, volviéndose unas más sutiles,otras más materiales... 
Esto constituye el gran circuito de la vida.¿En qué otro lugar podemos observar estos dos movimientos de la evolución y la involución? 
Cuando nace el niño se produce la involución, por que él desciende a la materia; pero cuando el anciano muere se manifiesta la evolución, pues se separa de la materia para volver al espíritu. Igualmente cuando nos desnudamos, se produce la evolución y cuando nos vestimos, la involución. 
Aún más, consideremos ahora el hecho de vestirnos: ciertos vestidos nos los colocamos de abajo arriba, y otros de arriba abajo. Incluso en los gestos que hacemos para vestirnos encontramos los dos movimientos evolutivo e involutivo. 
Pero como no reflexionamos,no nos damos cuenta.
Según la tradición Iniciática, son también estas dos corrientes involutiva y evolutiva las que han formado al hombre. 
En un principio, el hombre no era más que una cabeza. Después de mucho tiempo se han ido añadiendo progresivamente el corazón, los pulmones, el estómago y los miembros. 
Pero, en este momento, el hombre todavía era invisible; su cabeza aún no se había materializado, era una especie de bola de fuego que flotaba en el espacio etérico. 
Sólo cuando sus pies estuvieron formados el hombre comenzó a materializarse. Precisamente los pies han sido los primeros en materializarse, después las piernas, los muslos, los órganos genitales, el plexo solar,el estómago,.. y así sucesivamente hasta llegar a la cabeza. 
Aunque ésta fue la primera en formarse, fue la última en materializarse; y los pies, que fueron los últimos en formarse, fueron los primeros en materializarse.
En Astrología también encontramos las dos corrientes evolutiva e involutiva. Cuando enumeráis los signos del Zodíaco empezando por este orden: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer,etc.., estáis siguiendo el movimiento involutivo, ya que el hombre se formó de este modo: empezando por la cabeza, y Aries, precisamente, es la cabeza, pues cada signo del Zodíaco corresponde a una parte del cuerpo humano. 
Sin embargo, el punto vernal asciende por el Zodíaco en sentido inverso, es decir, en el siguiente orden: Piscis, Acuario, Capricornio,Sagitario, Escorpio, etc... 
Su trayecto corresponde al movimiento evolutivo: sigue el orden en que se han materializado los órganos. 
Ahora bien, si consideramos el movimiento del Zodíaco en relación al de los planetas, encontramos la misma oposición. Las constelaciones del Zodíaco ascienden por el cielo siguiendo el orden Aries, Tauro, Géminis, mientras que los planetas van en sentido inverso. 
El curso de los planetas es, pues, involutivo, mientras que el del Zodíaco es evolutivo. Pero no nos detengamos demasiado en la Astrología. Sobre todo, recordad que si queréis triunfar en el mundo espiritual debéis empezar por construir el techo, luego las paredes y finalmente los cimientos. 
Porque en el mundo invisible el techo es la base; los cimientos, la tierra sobre la que hay que edificar; pero para no confundirnos continuaremos llamándole techo. 
Así pues, cuando decía que en el mundo invisible hay que empezar por construir el techo, entre otras cosas significa que antes de presentarse ante los demás como un erudito, un profeta, un clarividente o un curandero, primero hay que estudiar durante mucho tiempo y unirse al Señor, a fin de echar raíces en lo divino. 
Antes de poder manifestar los verdaderos dones espirituales, son necesarios años de paciencia, estudio y trabajo.
Por desgracia, la mayoría de las personas que entran en la vida espiritual quieren que todo el mundo lo sepa y lo vea inmediatamente: se las dan de seres superiores e inspirados, se creen capaces de instruir y guiar a los demás, pero en realidad son ridículos e incluso a veces peligrosos. 
Es preciso saber que no se pueden manifestar los verdaderos dones espirituales hasta que hayan transcurrido varios años de trabajo, meditación y oración. 
¡Trabajad, orad y dejad que las cosas se manifiesten por sí solas! Lo que sois se pondrá de manifiesto sin que habléis de ello, incluso a pesar de vosotros mismos.
Dejad que el mundo invisible se manifieste de manera visible en vuestras caras, en vuestros ojos, en vuestra voz, en vuestros gestos. Algunas personas nos cuentan que son enviados del cielo, que tienen tal o cual misión, que les escuchemos y les sigamos... 
Pues bien, esto sencillamente demuestra que no conocen las leyes del mundo espiritual. ¡Aunque fuerais el Cristo no tendríais que decirlo! No os impongáis nunca a los demás, esperad que sean vuestras cualidades y dones los que, poco a poco, se impongan, hasta que llegue el día en que sean los demás quienes no puedan hacer otra cosa que verlos y dar testimonio de ello. 
Los auténticos espiritualistas trabajan de esta manera. 
Durante años, sin decir nada, construyen en el mundo invisible, y un día, de pronto, incluso los más ciegos exclaman:
 «¡Oh, aquí hay algo sólido! »
Pero si queréis convencerlos diciéndoles que sois el Mesías o la Virgen María, ¡os encerrarán!,igual que encerrarían a un loco que quisiera poner el techo sin haber colocado previamente los cimientos. 
Si decís a los demás que sois rico y capaz no os creerán, sino que querrán verificarlo, y en tanto no les mostréis vuestras riquezas y capacidades no os creerán; tampoco os creáis que basta con presentar una obra recién empezada. 
Nada conseguiréis. Lo mismo sucede en la vida espiritual, sólo que en este terreno, a pesar de que las personas sepan apreciar perfectamente las realizaciones en el plano físico, no tienen las mismas posibilidades de percepción en el mundo espiritual. 
Por esto hay que trabajar en este aspecto mucho más tiempo. Veamos qué otras cosas puede enseñarnos la casa. 
Ya os he dicho que al rehacer el interior de una habitación hay que seguir un orden: el techo, las paredes - con las puertas y ventanas - y finalmente el suelo. 
Sucede exactamente lo mismo en la vida psíquica. 
Es necesario empezar por reflexionar lo cual corresponde al techo -; de una manera simbólica se cuelgan las lámparas y se encienden las luces. Luego nos damos cuenta de que lo que vamos a hacer es positivo. Y, por último, actuamos.
Para actuar no andamos por las paredes, ni por el techo, sino por el suelo. El techo, las paredes y el suelo corresponden a los tres ámbitos del pensamiento, el sentimiento y la acción. 
La luz, o sea, la sabiduría, la inteligencia, el conocimiento, viene de arriba. El ámbito del sentimiento son las paredes, donde se cuelgan los cuadros, los espejos y toda clase de cosas bonitas. 
Y la acción es el suelo por donde nos desplazamos y trabajamos. «¿Y las ventanas?» diréis. Son los ojos; y por esto hay que limpiarlas, para que todo resulte claro. 
Este es el libro de la naturaleza viviente y a este libro nunca se le conoce completamente.Muchas personas empiezan por el suelo, la acción. En primer lugar actúan, y por eso tropiezan con los seres y con las cosas; entonces sufren, se dan cuenta de que la cosa no marcha y, finalmente, se ponen a pensar y a sacar conclusiones. ¡Tendrían que haber empezado por reflexionar! 
A menudo se dice que haciendo varios ensayos, se pueden sacar excelentes conclusiones. No; es preferible reflexionar al principio y sacar luego conclusiones verídicas. 
Es así de simple y claro. Así pues, en el plano físico hay que actuar, con los métodos de la evolución, mientras que en el plano psíquico se debe actuar con los métodos de la involución, los métodos del espíritu.
Cuando un hombre exhibe ante una mujer sus coches, sus casas, y sus diplomas, es evidente que ella automáticamente confía en que él le asegurará el bienestar. 
Cuando un cliente compra algo en una tienda, al comerciante no le preocupa si es inteligente o no, sino si sacará su billetero y si éste contendrá dinero. 
Con respecto al Cielo es completamente diferente. 
Aunque tengáis casa,tierras, bancos, os dirá que no os conoce, porque todavía no habéis empezado vuestro techo en él.
Las personas todopoderosas, ricas y respetadas en el plano físico, no pueden hacerse respetar, amar y solicitar arriba, mientras no hayan empezado a formar en su interior virtudes y pensamientos puros y nobles.
Algunos se imaginan que al haber triunfado en el mundo material, visible, también triunfarán en el plano espiritual; se equivocan. Son dos campos distintos. 
Y aquéllos que han conseguido desarrollar virtudes y cualidades, se imaginan que esto les proporcionará el éxito en el plano material: también ésos se equivocan. 
Sus virtudes no se ven y, además, los materialistas no las aprecian. 
Para que les comprendan en el plano material hay que trabajar con los métodos de la corriente evolutiva, es decir, poner sólidas bases aquí en la tierra. 
Mientras que para triunfar en el plano invisible, para ser recibido y protegido por los espíritus superiores, para tener revelaciones, éxtasis, para alcanzar la plenitud, hay que trabajar cón los métodos de la corriente involutiva, es decir, empezar por echar raíces en el Cielo. 
Evidentemente la mejor solución es trabajar con las dos corrientes para ser recibido en el Cielo y en la tierra. 
Entonces el Cielo reconocerá al Iniciado, y los hombres reconocerán al ser capaz de realizar en la tierra.
Desgraciadamente esto no abunda, y lo único que vemos actualmente son personas cualificadas en el plano físico e ignorantes en el plano espiritual, o bien espiritualistas que andan con el techo colgado en el aire, incapaces de realizar nada. Por este motivo, los auténticos discípulos de una Escuela Iniciática deben aprender las leyes del mundo espiritual, construyendo primero una casa en lo alto, sobre bases sólidas. Al mismo tiempo deben saber manifestarse en el plano físico mediante su trabajo y comportamiento sensato. 
De esta manera serán seres equilibrados y perfectos en ambos mundos. Todo esto es lo que nos enseña la casa.
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CONTEMPLAR LA VERDAD DESNUDA-Capitulo VII


CONTEMPLAR LA VERDAD DESNUDA-Capitulo 7
Hace algunos años, unas personas que dirigían un campo nudista me propusieron visitarlo para que viese de qué se trataba. Lo visité; naturalmente yo parecía un bicho raro al ser el único que estaba vestido entre tantas personas. 
Poco a poco se me fueron acercando chicas jóvenes,mujeres, hombres, y lo extraordinario es que cuando uno se encuentra ante tantas personas desnudas, no le produce ninguna impresión. Yo mismo estaba sorprendido. 
Miraba y me decía:«¡Verdaderamente, no hay de qué escandalizarse!» Todo parecía muy simple y natural: las personas, su actitud, su expresión. 
Después nos sentamos y todos me interrogaban sobre distintos temas y escuchaban con gran atención.
Os estaréis preguntando si estoy a favor o en contra del nudismo. No estoy ni a favor ni en contra, sin embargo noté ciertas cosas que no eran correctas. Me habían dicho que los nudistas, al haberse liberado de ciertos complejos, podían encontrar más fácilmente la santidad, el equilibrio,y también la pureza, y me interesaba ver si era cierto. 
Por desgracia esto no era totalmente cierto.
En primer lugar se aburrían, pues no hacían casi nada; pero sobre todo, al no tener ningún conocimiento iniciático acerca de la naturaleza y poder de los elementos la tierra, el agua, el aire, la luz no recibían muchas de sus ventajas. 
También noté que no se habían liberado de toda clase de deseos y necesidades que el hecho de vivir desnudos les permitía satisfacer. Por consiguiente, la desnudez no los conducía a la pureza. La pureza es algo más que la capacidad de desnudarse sin sentir vergüenza. Por otra parte, la pureza no se limita al campo de la sexualidad, sino que abarca todas las regiones y campos de la existencia. 
El hombre comprende cuando introduce la pureza en su intelecto; se vuelve activo y poderoso cuando la introduce en su voluntad; goza de buena salud cuando entra en su cuerpo físico, y se vuelve clarividente cuando entra en su corazón y en su alma. 
«Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios», decía Jesús. Así pues, la pureza limitada a la cuestión sexual no es suficiente. 
En estos momentos el nudismo se practica en todo el mundo; se editan revistas y se escriben artículos, pero los conocimientos esenciales sobre este tema son insuficientes. 
Mientras los seres humanos no posean ciertos conocimientos espirituales, el nudismo no les aportará nada de lo que imaginan; sólo se trata de algunos ensayos que no llegarán muy lejos. Está bien comulgar con las fuerzas de la naturaleza, con el aire o con el sol, pero en tanto el ser humano no tenga conocimientos más vastos acerca de la naturaleza y de él mismo, todo ello servirá de muy poco. 
Quizás estén abiertos sus poros físicos, pero los espirituales están taponados, porque en realidad no saben lo que es exponerse a las corrientes cósmicas. 
Por consiguiente se beneficia muy poco de todo ello, a pesar de vivir desnudo en plena naturaleza. 
No hay nada malo en permanecer desnudo puesto que todo el mundo se desnuda en su casa,se baña, etc... Se admite que uno esté desnudo en su casa, pero delante de los demás está mal visto... ¿Por qué? 
Como quiera que los seres humanos no tienen suficiente pureza y fuerza para dominarse, se han visto obligados a inventar reglas para protegerse los unos de los otros. Pero, en realidad, no hay nada malo en estar desnudo. 
Por otra parte, si preguntamos a la naturaleza si está furiosa porque las personas se paseen desnudas por los bosques y por las playas, contestará que le da igual, que si ellos se encuentran cómodos pueden ir desnudos. 
También añadirá que cuando los envió sobre la tierra no estaban vestidos. Si por alguna razón han decidido vestirse, es su problema, pero que ella los creó desnudos.
El cuerpo de los hombres y de las mujeres posee ciertas antenas etéricas gracias a las cuales pueden comunicarse con la naturaleza y recibir su fuerza y sus mensajes. 
Pues bien, si pueden exponerse a ella en el bosque o al borde del mar para realizar un trabajo espiritual con la tierra, el aire, el sol y el agua, tienen muchas más posibilidades de emitir corrientes y de captarlas y, por consiguiente, de obtener resultados positivos. 
Los brujos, y sobre todo las brujas, utilizaron siempre la desnudez en sus prácticas, ya que conocían su gran poder; la literatura ocultista relata numerosos casos en los que las brujas se desnudaban para hacer sus conjuros, sus hechizos,lanzar sus maldiciones... La desnudez atrae tanto al bien como al mal, por esto es peligroso exponerse desnudo si no se es bastante consciente y dueño de sí mismo como para cerrarse a todo lo negativo, tenebroso, y abrirse a lo luminoso.
Realmente los hombres y las mujeres no tienen la misma actitud ante la desnudez. En conjunto las mujeres se exhiben más fácilmente desnudas que los hombres. 
Estos sienten más bien vergüenza al desvestirse delante de los demás, pero les gusta ver a las mujeres sin ropa y a éstas les gusta exhibirse. La naturaleza los ha hecho de este modo. 
Desde hace siglos, por más que se intente inculcarles que la desnudez es contraria al pudor y a la pureza, vemos que muchas mujeres aún no han llegado a aceptar esta idea. Aunque obedezcan poniéndose vestidos, en su fuero interno no han admitido esta regla, pues no corresponde a su naturaleza profunda. 
No es por vicio o desvergüenza que les guste desnudarse, sino que obedecen a su idiosincrasia y no ven en ello ningún mal.
La mujer puede ser reprendida por el uso que hace de su desnudez, pero no por su natural necesidad de mostrarse así. Cuando ha comprobado cuán débiles son los hombres y lo fácilmente que pierden la serenidad ante su cuerpo, la mujer ha pensado que podía aprovecharse de ello, y ahora utiliza su belleza para dominarlos, explotarlos o vengarse de ellos. 
Hoy en día esto es tan corriente que casi no se encuentran mujeres que ignoren el poder de su encanto físico y no intenten utilizarlo sobre los hombres para manejados a su antojo. 
De esto sí que son culpables.
Que sean hermosas y tengan encanto está muy bien, nadie se lo puede reprochar, pero en vez de utilizar los poderes que la naturaleza les ha dado para tentar al hombre y hacer que se enfangue en la suciedad, deben aprender a utilizarlos para ennoblecerlo, inspirarlo y unirlo al Cielo.
En los Misterios se menciona que el Iniciado debe llegar a contemplar a Isis sin ningún velo.
Gracias a su pureza y sabiduría, el Iniciado hace caer uno a uno los velos de Isis, la Naturaleza, para poder contemplarla en todas sus manifestaciones, conocerla en todos sus secretos, en toda su belleza. Por este motivo, simbólicamente, idealmente, una mujer desnuda delante de su amado representa a Isis sin velo ante los ojos del Iniciado. 
Los seres humanos no lo han comprendido, pero durante toda su vida no hacen más que repetir los misterios de la Iniciación, los misterios de Isis. ¿Por qué aparece la novia envuelta en velos y en su noche de bodas se desnuda delante de su amante para ser contemplada? 
Casi todo el mundo desconoce el profundo significado de estas costumbres, y sólo retienen el aspecto más grosero, inferior y material, en lugar de prepararse para comprender uno de los más grandes misterios de la naturaleza. 
Por esto surgen después tantas anomalías, porque no se está preparado.Los recién casados van en viaje de novios: a esto lo llamamos «luna de miel», y se tiene la idea de que es un período en el que hay que revolcarse en los placeres sexuales hasta la náusea.¡Qué manera tan triste de vivir el símbolo eterno del Iniciado que se presenta ante su novia, Isis, para celebrar la boda! Por esto no encuentran ni el amor, ni la felicidad, sino todo lo contrario.
Mientras se obstinen en comprender las cosas de manera errónea, ¡que no esperen encontrar lo que buscan! Preguntamos a una madre «¿Dónde está su hija? Ha salido con su marido a pasar su luna de miel en Venecia». 
Otra vez la expresión «luna de miel». y verdaderamente, ¿qué van a elaborar este par de mentecatos si no poseen ningún conocimiento? Abusarán del placer hasta  hastiarse mutuamente. 
Al estar ciegos, ninguno de los dos verá la verdadera belleza del otro, no percibirán el espíritu ni el alma, ese esplendor que se encierra en su interior; sólo verán la piel, las piernas, la materia, nada más. ¡Pobre humanidad!
El Iniciado, por su parte, no piensa en revolcarse en los placeres, sino que se prepara para su novia, para Isis, y también para una clase de éxtasis que desconocemos. 
El sabe que la belleza y perfección divinas se reflejan por todas partes en la naturaleza, pero en ninguna otra parte esta belleza y perfección están mejor representadas que en el cuerpo humano. 
En nuestro entorno,todo está diseminado; los océanos son una parte del cuerpo cósmico, los ríos, las montañas o el cielo también lo son. Sólo el hombre y la mujer reflejan el cuerpo cósmico en su totalidad. Por este motivo, cuando el Iniciado ve a una criatura que refleja mejor que las demás los esplendores del universo, la contempla con placer a fin de unirse a la belleza divina. 
Enseguida se da cuenta de que es una criatura que le habla de las virtudes de Dios, y al contemplarla reencuentra esta belleza divina. Mientras que los hombres y las mujeres ordinarios, en lugar de maravillarse del modo cómo reflejan el cielo los seres queridos, lo que hacen es abalanzarse sobre ellos y los echan a perder. 
Se parecen a esos caballos que se lanzan al galope a través de un prado lleno de flores: todas quedan destrozadas. 
Hombres y mujeres se maravillarían mucho más ante este esplendor celestial si estuvieran instruidos en la Ciencia Iniciática, y además sacarían de él inspiración, fuerza, energía y voluntad para continuar con su trabajo.
Y aún añadiría algo muy interesante sobre este tema. 
Ya sabéis que todos los miembros y órganos del cuerpo humano corresponden a fuerzas que circulan por el cosmos. 
Los diferentes órganos del cuerpo físico han sido formados en relación a estas fuerzas. Hace varios años os revelé a qué regiones del cosmos estaban vinculados los senos de la mujer, y algunos os sorprendísteis. 
Todo el mundo piensa que sólo sirven para alimentar al bebé. Está claro que sirvan para esto, pero también puede suceder que tengan otra función que desconocemos. Yo dije que el seno izquierdo está relacionado con las corrientes de la Luna, y el derecho con la Vía Láctea, y que si la mujer fuera consciente de ello le podría ser muy beneficioso para su evolución espiritual. La mayor parte del tiempo ella ignora que está en comunicación con toda la naturaleza y también con los seres humanos. Pero aunque ella ignore esta comunicación etérica, magnética,ésta tiene lugar y sus dos senos dan y reciben algo. Poco tiempo después de revelar esto, visité en España un museo en donde vi el cuadro de un pintor casi desconocido que representaba a una mujer desnuda con la luna sobre su seno izquierdo y la Vía Láctea surgiendo de su seno derecho.
Quedé estupefacto al verlo y me sentí feliz porque era la confirmación de una verdad iniciática. Ciertamente este pintor poseía conocimientos iniciáticos.
El cuerpo del hombre y de la mujer constituyen en sí mismo un resumen del universo. 
El discípulo tiene que saber cómo contemplarlo, respetarlo, maravillarse ante él y, por encima de todo, tomarlo como un punto de partida para unirse al mundo divino, allá en lo alto, para glorificar al Señor y avanzar por el camino de la evolución. Entonces podrá descubrir todos los secretos de la naturaleza, pues al no tener que sufrir más violaciones y vejaciones por parte de él, Isis se le desvelará, y dirá: 
«Este ser está atento, me ama, me respeta, me admira, me mostrará a él». La verdad se revelará así, porque Isis es esto: la verdad. 
Esta se revelará a su espíritu en toda su desnudez, es decir ,tal cual es allá en lo alto, y no aquí abajo, escondida tras los velos, las ilusiones, «maya». 
Porque la verdad se revela sólo a aquél que sabe comportarse correctamente frente a los misterios del amor.
Contemplar a Isis sin velo es contemplar la verdad. 
Por esto los Iniciados hablan de conocer la «verdad desnuda», desprovista de sus velos. ¿En qué consisten estos velos? 
Son siete y corresponden a los siete planos: físico, etérico, astral, mental, causal, búdico y átmico. Cuando se levanta el séptimo velo se contempla a la Madre Divina, la Madre Naturaleza, desnuda, es decir,en su materia más pura, más sutil, completamente fusionada con el espíritu.
Si durante vuestra vida queréis conocer a alguien, intentad conocerlo por él mismo y no sólo por sus vestidos, por sus velos. Para conseguirlo debéis elevaros hasta la región en donde se encuentra verdaderamente su espíritu, su Yo superior, pues allí es donde lo conoceréis. En tanto os detengáis en uno de los velos de su aspecto exterior, os cansaréis inútilmente, mientras que si encontráis a aquél que está detrás de las apariencias, nunca os sentiréis cansados y descubriréis una fuente de alegría inagotable. Por lo demás, esto es lo que yo hago con vosotros. 
Si no pensara así, hace tiempo que me habría cansado de vosotros. Habría dicho: «Nada me interesa de ellos.¡Siempre las mismas caras!» Por suerte no pienso así, y desde hace mucho tiempo os he«desnudado» como hacen los hombres cuando encuentran a una mujer. 
De todos modos, no me comprendáis mal... Nunca se ha sabido interpretar esta tendencia que tiene el hombre de querer desnudar a la mujer para contemplarla. 
La naturaleza le ha dado este instinto para incitarlo a que no se quede estancado en el aspecto externo, sino que vaya más lejos, más arriba, allí donde está realmente desnuda, es decir, en su mayor pureza, esplendor y luz. 
Allá arriba no hay nada vergonzoso, pues no se contempla su cuerpo físico - sus cabellos, pecho, etc... -, sino su alma, la Divinidad. 
Los seres humanos no saben interpretar el lenguaje de la Naturaleza: sienten en ellos ciertos instintos,y se entretienen con sus manifestaciones más groseras; por ello capitulan, se vienen abajo y ése es su final.
Cuando os digo que os he desvestido quiero decir que no quiero conoceros sólo en el plano físico, sino que busco en otra parte, en el plano divino, y cuando os miro veo a hijos e hijas de Dios. En ese momento todo resulta fantástico, siento una gran alegría en mí, y entonces la vida fluye. ¿Por qué razón no aprenderíais vosotros a actuar de la misma manera? 
Naturalmente que la forma es necesaria, pero no puede satisfaceros por mucho tiempo, es sólo un punto de partida. Es como un frasco que únicamente es indispensable para proteger el perfume, esta quintaesencia que es la vida. 
Tenéis que fijaros en el espíritu que propaga la vida, la luz, que vibra, que crea mundos,.. 
Si lo hacéis nunca sufriréis decepciones, de lo contrario, tarde o temprano, os sentiréis defraudados.
De momento sólo tenéis una ligera idea de toda la ciencia que encierra la palabra «desnudez».Estar desnudo es haberse despojado de todas las concepciones erróneas y de cualquier deseo. Sólo la verdad está desnuda; por consiguiente, para alcanzar la verdadera desnudez hay que liberarse de todo lo que es opaco, grosero e impermeable al mundo divino. 
Cuando se ha alcanzado esta desnudez, uno puede elevarse muy alto a fin de recibir los mensajes del Cielo, su sabiduría y su amor. Si las personas no consiguen gran cosa con sus meditaciones, es porque intentan elevarse sin haberse desembarazado antes de sus viejos vestidos sucios y agujereados, simbólicamente hablando. 
¿Cómo pueden recibir algo sus antenas actuando de esta forma? Hay que enfrentarse al Cielo completamente desnudos, es decir, despojados de deseos, conjeturas y prejuicios. 
Así pues,uno se quita sus vestidos y asciende. 
Cuanto más se desnuda, más asciende... 
A continuación,cuando desciende de nuevo, se viste otra vez para reemprender su trabajo en la materia. 
En la Tierra es necesario estar vestido, pero en el Cielo, no; el Cielo sólo ama a los seres «desnudos».Ahora podéis comprobar la magnífica imagen que nos han dado los Iniciados cuando hablan de la verdad completamente desnuda, de Isis sin velo.
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viernes, 7 de octubre de 2016

EL PODER DEL FUEGO-CapituloI VI


EL PODER DEL FUEGO-CapituloI VI
Todo el mundo tiene sus manías, y yo también las tengo. 
No hay excepciones. Siempre repitola misma frase: «Lo que está abajo es como lo que está arriba...», y las mismas palabras sobre el gran libro de la naturaleza viviente. 
Pero, verdaderamente, se trata de una idea fija muy útil, y os lo puedo probar al demostraros una vez más que esta frase constituye para mí una clave.
Recuerdo que cuando era joven, tenía 13 ó 14 años, me encantaba ensayar todo tipo de oficios. 
Lógicamente no duraba mucho tiempo en ellos: algunos días o algunas semanas, y eso ocurría durante las vacaciones, cuando terminaba la escuela, porque prefería contratarme en algún sitio y aprender diferentes oficios, a jugar con los demás niños... y así fue como me convertí en sastre. 
No fue por mucho tiempo, duró sólo un día, pues, sinceramente, el oficio desastre no me gustó: ¡me dormí enseguida! Lo único bueno es la postura, la llamada «sentada desastre », que consiste en sentarse con las piernas cruzadas un poco como los yoguis, en la posición de loto. 
Pero yo me dormía porque coser no es nada apasionante: ¡no se acaba nunca! Y además me pinchaba los dedos. 
Entonces me dije que este oficio no era para mí, y al acabar la jornada lo dejé. De todos modos, el haber cosido durante todo un día deja huella, y a lo largo de toda mi vida he continuado cosiendo a mi manera. 
No se trata de que vaya a abrir una tienda para ganar dinero, pero sí que me coso mis propios trajes. ¿Estáis sorprendidos? Pues bien, visito ciertos almacenes que conozco, escojo las mejores telas, y me hago yo mismo lo trajes, las americanas,los abrigos más hermosos... Los trajes los encargo a otros o los compro, pero me he dado cuenta de que la ropa interior sólo la puedo escoger yo, y lo hago a mi gusto. 
De este modo soy mi propio sastre... Ahora, espabilaos para interpretar todo esto.
Hay un oficio en particular que ha dejado huella en mí. 
A menudo, cuando paseaba, pasaba por delante del taller de un herrero, y me impresionó tanto el ver cómo este hombre daba martillazos sobre un hierro incandescente hasta darle la forma requerida, que quise trabajar con él; me gustó y permanecí en su taller varias semanas; pero, al llevar sandalias, las chispas que saltaban del fuego me quemaban los pies descalzos y me salieron ampollas: empecé con el fuelle ayudando al herrero, y jamás podré olvidar el espectáculo de las chispas saltando, ¡era magnífico!De este trabajo en casa del herrero he sacado una lección para demostraros cómo utilizo la clave de la analogía. Todo el mundo sabe que para forjar el hierro hay que ponerlo al fuego y esperar a que se ponga al rojo, y después incandescente. 
Generalmente no nos entretenemos en descifrar el gran secreto iniciático que se esconde detrás de este fenómeno. 
Sin embargo, una delas páginas más importantes del libro de la naturaleza viviente se concreta en esta pregunta:¿cómo puede la llama comunicar al hierro su calor, e incluso su luz? 
Es un misterio. El hierro se vuelve exactamente como el fuego, luminoso, radiante, ardiente; aquello que antes era gris, mate,frío y duro, se transforma y adquiere nuevas propiedades...
El hombre también es comparable a un metal, como el hierro, por ejemplo, y sólo el contacto con el fuego puede volver lo resplandeciente, ardiente, cálido. 
Es evidente que estoy hablando del fuego espiritual y no del físico, ya que hay varias clases de fuego. 
Unicamente los místicos conocen este contacto con el fuego espiritual: se trata de un calor, de un amor, de un éxtasis, de una clase de vida intensa. Este fuego es una vida que os quema y transforma en otro ser... Así como el fuego físico tiene la propiedad de volver al hierro lo suficientemente flexible y maleable como para darle nuevas formas, del mismo modo el fuego celeste, que es el amor divino, puede sumergir al hombre en un estado espiritual en el que se liberará de su antigua forma, dura, opaca y fea, para recibir otra nueva, luminosa, radiante.
Los verdaderos místicos, los verdaderos profetas e Iniciados, han conocido siempre este secreto. 
Han sabido encontrar el verdadero fuego, que es el del alma y del espíritu, y al sumergirse en él han conseguido llegar a un estado de perfecta maleabilidad, golpeándose hasta darse una nueva forma. 
Finalmente bañaban el metal para fijar definitivamente dicha forma. Este es un detalle que tampoco se ha sabido interpretar. Después de calentar el hierro al rojo vivo, hay que sumergirlo en agua fría para que su nueva forma se vuelva dura y resistente, y esto mismo también sucede en el mundo espiritual. El agua fría son las adversidades, las dificultades. 
El fuego lima los metales, y el agua los endurece, mientras que referido a la tierra el fenómeno es al revés: el agua la torna más blanda y el fuego la reseca. Es un aspecto más del lenguaje del libro de la naturaleza viviente.
Existen varias clases de fuego, que podemos clasificar en tres categorías: el fuego físico,visible, que consume y devora los objetos; el fuego astral, que nos quema y nos atormenta, como por ejemplo el fuego del amor humano puramente pasional, sexual; y finalmente el fuego divino,el fuego del sol que no consume, que no hace sufrir, sino que nos da la luz, la alegría, el éxtasis y la sublime sensación de estar en comunicación con el mismo Dios. 
Este es el fuego celeste. 
Mientras que el fuego pasional, que los seres humanos conocen perfectamente porque les quema y consume, a menudo sólo es una llamarada; y, sin embargo, aman este fuego que los hace sufrir,adelgazar, arrancarse los cabellos... Muy pocos saben ir más allá para sumergirse en el fuego que inunda las regiones superiores. Yo conozco este fuego porque en varios momentos de mi existencia, Dios me ha concedido la dicha de poder gozar de este fuego celeste.
Para poder transformarnos, remodelar nuestro temperamento, nuestras tendencias, nuestros hábitos, incluso nuestra herencia, debemos atraer, llamar a este fuego celeste, suplicarle que descienda sobre nosotros y soplar, soplar sin cesar sobre él para que haga que nos fundamos. 
A continuación debemos pedir a alguien que nos modele, o bien modelamos nosotros mismos,siempre y cuando seamos lo bastante conscientes para hacerlo. 
De este modo es como interpreto yo el oficio del herrero.
Yo he verificado personalmente todo lo que os cuento, por esto puedo indicaros de qué manera llegaréis a transformaros completamente: debéis prepararos intensamente, es decir, rogar,suplicar para atraer el fuego celeste, y cuando éste entre en vuestro interior, experimentaréis tal efervescencia que os derretiréis. Después de semejantes momentos ya no tendréis interiormente la misma forma, e incluso físicamente, poco a poco, os transformaréis, y llegaréis a moldearos un nuevo semblante.
Os repito que he experimentado todo cuanto os digo. 
He tenido la dicha, el privilegio de haber conocido, de haber probado este fuego, y entonces he comprendido que el fuego podía fundir y cambiar las antiguas formas. 
Por este motivo, deberíais desear únicamente este fuego celeste, pensar en él, y contemplado hasta que acuda a abrazar y conmover vuestro corazón, vuestro ser. 
No confiéis en las lecturas y las explicaciones porque no sirven para nada mientras no se encienda el fuego que os haga vibrar, temblar, haciendo de vosotros un ser vivo como el sol.
Porque el sol es un fuego y por esta razón cada mañana debéis acudir a verlo para restablecer el contacto con el fuego celeste. Si os unís al sol, os dejáis abrazar por él con todo vuestro amor e inteligencia, las llamas empezarán a rodearos y a brotar de vosotros. 
El Espíritu Santo no es otra cosa que el fuego sagrado del sol. Hay que tener en cuenta al sol, pues sólo él puede comunicaros este fuego, incendiaros,haceros arder y brillar. 
Dedicaos cada día al sol, conscientemente, hasta que llegue el fuego divino capaz de revelaros todas las cosas. 
Todos los Iniciados dicen lo mismo: si no alcanzáis este fuego, no conseguiréis nada. Hay que llegar a este fuego sin el temor de quemarse, porque no quema, sino que transforma. 
En realidad sí que quema, pero sólo los desechos, las impurezas, y no lo que es puro, noble y divino. Un fuego no daña a otro fuego, no puede destruir lo que es de su misma naturaleza.
Si leéis a Ezequiel, a san Juan u a otros profetas, veréis que cuentan cómo purificó Dios sus labios con un carbón ardiente o haciéndoles tragar un pequeño libro... 
Se trata siempre de lo mismo, aunque adopte distintas formas: se puede recibir un espíritu - llamadlo Espíritu Santo, si queréis por medio de la respiración o del aire. 
Los hindús dicen que es una especie de «prana» celeste, otros dicen que es el fuego o la luz... No importa como se le llame; se trata de un espíritu que el hombre recibe del aire al respirar. Por este motivo ciertas Enseñanzas Iniciáticas dan tanta importancia a la respiración; la inspiración y la espiración son el principio y el fin, son el mismo Dios, la vida eterna. 
La vida empieza con la primera inspiración, y cuando el hombre muere se dice que «expira». Así pues, tenéis que comprender perfectamente la importancia de la respiración y estar muy atentos.
Por ejemplo, al comer, ¿tenéis el hábito de respirar correctamente? No; las personas enferman porque hablan, gesticulan, tragan y respiran mal cuando comen... La nutrición no puede hacerse correctamente sin una respiración armoniosa. Es otra cosa que no habéis tomado muy en serio; y,sin embargo, es muy importante no hablar durante las comidas para que podáis respirar correctamente, pues por medio de la respiración atraéis elementos sutiles y acumuláis reservas para toda la jornada. 
Realizad algunas respiraciones profundas durante las comidas; aparentemente puede parecer poco interesante, pero es un método que encierra grandes secretos.¡Pero las personas están tan alejadas de todo esto! Por ello yo aconsejo a todos los que abordan nuestra Enseñanza que no se sorprendan, que no critiquen ni comparen nuestros métodos con la instrucción que han recibido en el mundo. 
Que tengan paciencia y estudien, y cuando se haga la luz, quedarán deslumbrados al ver la riqueza de nuestra Enseñanza y de nuestras prácticas: parecen insignificantes, pero en realidad permiten el acceso a otras posibilidades distintas de las que conocían hasta ahora.
Como podéis comprobar mi filosofía no proviene de la lectura, sino de la experiencia. Todo lo que os revelo lo he practicado ininterrumpidamente, y aún hoy en día estoy dispuesto para conocer, probar y abordar otras verdades con la esperanza de enseñároslas algún día. Confiad en mí y decidíos de una vez por todas a conocer, sentir y poseer el poder del fuego celeste. 
Para ello concentraos más profundamente en el Sol, en el fuego que invade el universo. Intentad comprender su naturaleza, de qué modo acude a nosotros para conmovernos intensamente, y cómo puede comunicamos sus propiedades. 
Hay que llegar a absorberlo para que con su calor haga fundir las viejas formas endurecidas y las podamos remodelar. 
En ciertos niveles hay que trabajar con el agua porque ésta sabe modificar lo que hay de pétreo y de térreo en nosotros; pero con todo lo que es metálico, hay que utilizar el fuego.Aprended a valeros del poder del fuego. 
Demasiado a menudo los seres humanos se dejan abrasar y atormentar por el otro fuego, el astral, que desprende gran cantidad de humo y deja muchas cenizas. 
El fuego celeste no produce humos ni desechos, sólo produce luz, calor y vida. Por desgracia, los hombres y las mujeres prefieren siempre desencadenar el fuego devastador del plano astral, y entonces dicen: «Me quemo, me quemo...» Por otra parte, nadie duda ni se extraña cuando les preguntamos qué es este fuego, pues todos lo conocen. Sin embargo, en cuanto al fuego celeste, no encontraréis muchos candidatos que sepan de qué se trata. Existen tres tipos de fuego; en realidad hay miles, pero para simplificar los clasifico en tres categorías: el fuego físico, que no distingue los buenos de los malos, sino que quema todo y a todos; el fuego astral, o infernal, que siente una gran predilección por las personas desbordantes de pasión, de deseos, de codicia y de maldad; y sobre las que está dispuesto a abalanzarse en cualquier momento para consumidas, porque para él se trata de un alimento apetecible; en cambio no tiene ningún poder sobre los seres unidos a Dios o a los ángeles. 
En cuanto al fuego celeste, busca aquellos que son absolutamente puros y luminosos, y cuando los encuentra, avanza sobre ellos, los abraza, convirtiéndolos en hijos de Dios, hermosos, luminosos y resplandecientes como el Sol.
Por consiguiente el fuego físico no elige: le da igual que alguien sea justo o injusto, no le preocupa; lo quema, eso es todo. Los otros dos fuegos sí que eligen. 
El fuego divino no desciende sobre cualquiera. Sí, se trata de una especie de rayo; aquellos que reciben la gracia, las bendiciones de Dios, son fulminados por un rayo divino. 
Se habla del flechazo en el amor: «En el mismo momento en que la vi, he sentido el flechazo», dice el joven, y, desgraciadamente, desde entonces su destino está ya trazado: tendrá que sufrir, llorar, e incluso quizás llegará a cometer un asesinato, etc... ¿Para qué este flechazo? Para aprender ciertas cosas gracias al sufrimiento.
También otros reciben un flechazo, pero en este caso se trata de un flechazo celeste, y también están continuamente a punto de llorar, pero de éxtasis. 
¡Cuántos santos y místicos han recibido esta gracia! 
Al leer su biografía veréis cómo san Juan de la Cruz, la pequeña Santa Teresa, y tantos otros han recibido un flechazo de Cristo; también algunos poetas o artistas lo han sentido.
En mi opinión no existe nada más precioso, más raro, más maravilloso. Ninguna gracia puede compararse al flechazo celeste del fuego sagrado, no existe nada más elevado.
Pero no lo sabemos o comprendemos todo porque hayamos recibido este flechazo; el fuego celeste no nos vuelve de golpe omniscientes y todopoderosos, simplemente nos da la posibilidad de transformamos, y nos corresponde a nosotros el trabajar con él para desarrollarnos perfectamente, idealmente... El mayor contratiempo que pueda sucedernos, la pérdida más terrible que podamos sufrir, es llegar a perder esta gracia o Espíritu Santo. 
Muchos ocultistas,místicos o iniciados han poseído este fuego y lo han perdido de un modo u otro; algunos lo han reconquistado, ¡pero a costa de cuántos sufrimientos, lágrimas, arrepentimientos y trabajos! Este fuego es tan consciente que podríamos decir que se siente «vejado» cuando la persona ha sido tan negligente hasta el punto de dejado escapar... 
Esta debe humillarse, llorar y suplicar largo tiempo para que aquél consienta en volver; pero si consiente, se aferra tan fuerte, hunde tan profundamente sus raíces en el interior del ser humano, que ya no lo abandona jamás.
He estudiado muchos casos, he vivido numerosas experiencias, y cada día dialogo sin cesar con el fuego... tanto interiormente como exteriormente sólo me interesa el fuego. 
He sentido predilección por él desde que nací; pero, mientras que en mi infancia incendiaba los graneros,más tarde comprendí que ya no tenía que preocuparme del fuego externo y que ante todo debía iluminar mi corazón, y a continuación el de los demás.Ahora os doy el siguiente consejo: contemplad diariamente la salida del sol sabiendo que hay en él una chispa, una llama con la que podéis encender vuestro corazón. 
Al igual que la mañana de Pascua en las Iglesias ortodoxas. 
En esta mañana la Iglesia está llena, el pope enciende un cirio y pasa la llama al fiel más cercano, éste a su vez enciende el cirio del vecino, y así sucesivamente hasta que toda la Iglesia se ilumina. Por consiguiente, un solo cirio ha encendido todos los demás: es simbólico. 
El Sol también es un cirio con el que podemos encender nuestro propio cirio. A veces tardamos años en conseguirlo porque interiormente hace viento o llueve, pero un buen día, de pronto, conseguimos encenderlo y empieza a desprender un poco de luz. En aquel momento, el vecino advierte que hay algo con lo que iluminarse, y acude también él a encender su cirio, después acude un segundo, un tercero, etc..., y así, de este modo, un día el mundo entero puede estar repleto de cirios encendidos.
Os daré un ejemplo más prosaico: el de un hombre que saca chispa con el eslabón para encender su cigarrillo. 
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
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