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domingo, 29 de marzo de 2015

UNA VIDA



UNA VIDA
Cuando el día y la noche se encuentran, en mi alma quedaron grabadas estas palabras:
«Una y otra vez reaviváis mi muerte y resurrección. Unos creéis que existí, otros no.
»Morí clavado en una cruz, no por vuestras imperfecciones sino porque era un peligro para el imperio romano y aún más para la jerarquía judía. Todo aquel que hace temblar los cimientos de una estructura caduca se enfrenta a las consecuencias. Mi mérito, si queréis verlo así, es haber “vencido” a la muerte y dejaros un mensaje sencillo; por ello costoso, para quienes han complicado su vida, lastrando su alma con el poder terrenal.
»“Amaos los unos a los otros” es todo. No necesitáis analizarlo, sino descubrirlo y vivirlo. Cuando os dije: “Lo demás lo tendréis por añadidura”, es porque es su consecuencia natural. Buscáis mi “reino”, cuando éste no sólo vive en vosotros, sino que sois vosotros. Si aún no lo veis es porque estáis ciegos. Una tela cubre vuestros ojos, la que os impide ver más allá de vosotros mismos. Fijaos en el otro, quien tenéis a vuestro lado y os sonríe, llora, camina en silencio o grita. No os pido que os pleguéis a sus deseos sino si tienen hambre, sed… Id con ellos donde hay en abundancia. Enseñadles con vuestro ejemplo la verdadera felicidad de quien ya nada desea para sí. Colaborad unos con otros para hacer el pan y el vino y dad a cada uno según su necesidad. Construid vuestras viviendas entre todos. Cuando hayáis cubierto vuestras necesidades básicas para sobrevivir, entonces sentiréis que hay otro hambre, otra sed… el de vuestras almas, que os daréis cuenta que al ayudaros unos a otros la estáis colmando.
»Con estos cimientos no necesitaréis más guía, más lámpara, que la voz interna de vuestra conciencia. Casi sin daros cuenta, vuestros problemas se irán disolviendo como azucarillo en el agua. Iréis percibiendo la realidad de mi reino, que es el vuestro, donde cada uno sois a la vez el rey y el mendigo. Vuestros papeles se intercambiarán una y otra vez hasta que descubráis que la vida se redescubre y llega un poco más lejos siempre. Que la muerte no es más ni menos que el alba de un nuevo día… La vuestra y la mía, ocurren una, mil, un millón de veces. Sonriendo pasaréis de un estado al otro como el agua se eleva al cielo con el calor del Sol. Y este Sol vive en cada una, en cada uno de vosotros aun antes de existir y así será por siempre.
»Sois, somos, Una Vida creando Infinitas Vidas… Un misterio que no lo es cuando veis con los ojos del alma.»

LIBRO EL SILENCIO DEL MAESTRO CAPITULO 10.- SERENA



LIBRO EL SILENCIO DEL MAESTRO
CAPITULO 10.- SERENA
Los tres salieron hacia la casa de Efraím. El vivía en la parte más antigua, bastante cerca de la antigua casa de Sara. No era muy grande, pero tenía dos plantas. En la parte inferior tenía una pequeña escuela en la que impartía conocimientos sobre la Torah a los pequeños, labor que había suspendido temporalmente dada su precaria salud. En la parte superior estaba la vivienda, muy humilde, pero acogedora. Raquel se sintió en ella maravillosamente. Había algo en ella que abrazaba, como su inquilino. Era un hombre de unos setenta años, de pelo sedoso y blanco, ojos claros y rostro acartonado. La enfermedad había hecho mella en él, pero aún así su cuerpo delataba una buena estatura y constitución atlética. Era la primera vez que veía de cerca de un rabí auténtico. Cuando Sara se lo presentó, instintivamente Raquel le besó la mano. Jamás había besado la mano de nadie, ni pensaba hacerlo en su vida, fuese quien fuese, ni al mismísimo Papa si se le presentase. Por eso, aquélla reacción suya la sorprendió.

- ¡Hija, no tenías por qué haberme dispensado este saludo! Tu eres cristiana, y para conmigo no tienes obligación y protocolo alguno.
- ¡Pero es que me ha salido del alma, Efraím, yo no saludo así a nadie, es la primera vez! Quizá sea porque mi corazón ha reconocido en usted a un verdadero servidor de Dios.
- ¡Es lo más bonito que me han dicho en mi larga vida, hija! Exclamó el anciano conmovido.


Y después de ponerle al corriente de las últimas noticias, pasaron a tratar el tema de la boda religiosa de Micael y Raquel. Fue concretada una fecha, para dentro de 15 días, pero siempre adaptándose a los que tenían que venir de fuera, sea el caso de los amigos de ella y los de Micael que vivían fuera de Israel. También se quedó, en que todos los días, durante un ratito, ella pasaría a casa de Efraím quien la iría poniendo al corriente de los ritos sagrados de los esponsales. La ceremonia se haría en la sinagoga, y él sería el ministro o sacerdote. Actualmente le suplía su ayudante debido a su enfermedad, pero no quería perderse la ocasión de casar al hijo de Sara y Josué. También, la premura de la fecha, era por la mala salud del venerable anciano.

Al cabo de dos horas de tertulia, y una vez que Sara le ayudó a acostarse, abandonaron la casa. Sara se fue a preparar algo de cena y los tres se dirigieron hacia la vieja vivienda de su madre. Y en el trayecto Raquel disfrutó contemplando aquél pueblo. No tenía nada que ver con la zona donde vivían ahora. Era pequeñito, acogedor, olía a mar y tenía en el ambiente un encanto especial que enamoraba, y con la luz tenue de la luna llena, parecía el típico pueblecito de un cuento de hadas.

Al llegar al final de la calle principal, subieron una cuesta y allí estaba Serena, nombre que le habían asignado los padres de Sara. Raquel, cuando la vio, se quedó paralizada. Tuvo que apoyarse unos instantes en su marido porque las piernas no le obedecían. Micael no le hizo ningún comentario, y cuando se disponía darle su mano para ayudarla a subir, ella echó a correr hacia el jardín exquisitamente cuidado por Sara. Los dos hermanos la siguieron, y cuando la alcanzaron, vieron a Raquel llorando y riendo. Era un nudo de nervios. Tenía un cierto toque de histeria, pero su rostro resplandecía más que nunca.

- ¿Mi amor... qué tienes? Preguntó Micael cogiéndola por los hombros.
- ¡Que yo ya había estado en esta casa, Micael, la conozco, he soñado cientos de veces con ella! ¡Es esta casa... seguro!
- ¡Pero tranquila, mujer, que te va a dar algo! Exclamó Jhoan riéndose.
- ¡Este es el jardín... hasta el más mínimo detalle! En él había siempre una mujer madura, de unos sesenta años, con cara de ángel y bastante gordita. Era rubia, y cuando le veía cuidando del jardín no podía creer que de sus manos tan hinchadas y torpes salieran flores tan hermosas.
- ¡Pues esa mujer es nuestra madre, Raquel, la has retratado perfectamente!
- ¿Sara...? Pero si no tiene nada que ver su aspecto con el de la mujer del sueño. Tu madre tiene el pelo blanco, es delgada y tiene unas manos perfectas.
- No, mi amor. ¡Ahora sí... pero hace unos años no! Mi madre antes era totalmente rubia, como mi hermano, y debido a su enfermedad, estuvo bastantes años con mucho sobrepeso y sus manos y pies deformados por la hinchazón. Pero al cabo de un tiempo de tratamiento, empezó a regularse, y ahora es la mujer que tú conoces. Y fue por aquélla época, precisamente, cuando mi madre, para hacer ejercicio con sus manos, se dedicó a cuidar los dos jardines.
- ¡Dios Santo... entonces era ella!
- ¿Y qué más viste hermana?
- ¡Toda la casa, solo que ya la habitábamos y tenía otra distribución!
- ¿Y quienes a parte de ti vivían en ella?
- Vi a David que trabajaba constantemente delante de un ordenador en la parte de arriba, que en el sueño, eran dos piezas: una era una habitación-dormitorio con un gran ventanal, cuya vista era al mar. Había tres mesas grandes metálicas, con un ordenador cada una. David estaba siempre sentado en una de ellas, y las otras dos las ocupaban dos hombres a los que conocía mucho pero cuyas caras no conseguía ver. En el centro del despacho había una escalera en espiral, metálica también, que comunicaba con el piso de abajo, donde había un gran salón y una cocina de grandes dimensiones. También había grandes ventanales, y era precioso, porque te daba la sensación de estar dentro del jardín. Y toda la casa estaba llena de plantas.
- ¿Y tú qué hacías allí? Preguntó intrigado Micael.
- Pues la verdad es que me pasaba el tiempo subiendo y bajando las escaleras de espiral. ¡Era agotador!
- ¿Y sólo hacías eso?
- No, siempre iba con folios, libros, o bandejas llenas de tazas de café para los de arriba.
- ¡Cuidando de nosotros! Ya ves mi amor, que en ocasiones los sueños son más que simples sueños. Tú has estado creando en esta casa con tu corazón. Ahora tienes que darle la forma a tu creación. ¡Ya no hay ninguna duda, este va a ser el centro de nuestras operaciones, y tú vas a realizarlo!
- ¡Pero hermano... si hacemos de esta casa un taller de trabajo, nunca vais a tener intimidad!
- ¡No te preocupes, Jhoan,  porque supongo que no se trabajarán las 24 horas del día...! Además, acepté compartir mi marido con el mundo. ¡El día para él, y la noche para mí!
- ¡Mira que lista... no eres tonta, no, sabes elegir bien! Exclamó Micael rodeando a su mujer por detrás con sus brazos.
- Y dime mi amor, ¿cómo es esa habitación dormitorio que ves en sueños? - - Una pieza grande, cuadrada, con un ventanal de cristal que ocupa todo el lateral de la pared, el suelo cubierto con alfombras mullidas salpicadas de mil colores...
- ¿Y la cama, cómo es? Y ante aquélla pregunta de su marido, Raquel se echó a reír...
- ¡Lo siento, amorcito... pero la cama en el sueño tenía dimensiones bastante grandes!
- Bueno, y... ¿no podrías volver a introducirte en ese sueño y crear una más pequeña...?

Y ante aquélla exclamación –súplica de su marido, con cara de niño bueno pidiendo un apetitoso dulce, Raquel dejó de reírse para ir a acariciar el rostro de Micael.

- ¡Mi amor... ese detalle de la casa... te lo dejo a ti!
- ¿Y si luego no estás conforme?
- ¡Mi amor, ya se cuales son tus gustos... y lo que decidas, me parecerá maravilloso!
- Bueno, entonces, ¿habrá que empezar a moverse, no...? ¡Hay mucho que hacer!
- No creas, Jhoan, para nada. En realidad la casa solo necesita dos tabiques nuevos, puertas y ventanas nuevas, que eso en cinco o seis días te lo hacen dos hombres perfectamente. Luego habrá que pintar y arreglar algo de la instalación eléctrica y el sistema de tuberías. Otros seis o siete días. Reparar el tejado, de tres a cuatro días, y al final de todo, amueblarla, que tampoco es difícil, y eso lo podemos hacer entre los tres.
- ¡Pero habrá que comprar los muebles y electrodomésticos!
- No, solo los ordenadores, que lo haremos mañana, y las mesas de despacho. El resto lo tengo ya en el chalet de Tel-Aviv. Nos traemos todo aquí.
- ¿Y vas a dejar aquello desolado?
- Es que visto el panorama... creo que lo mejor es venderlo. ¿Qué pensáis?
- Lo importante es lo que sientas tú, Raquel, lo compraste para que fuera tu casa, y lo hiciste con mucha ilusión...
- ¡Pero eso fue antes de conoceros a vosotros! Esta es mi casa, tú eres mi marido, y tú eres mi hermano, y Sara... es mi madre. ¡Y sin olvidar a mis queridos amigos de Madrid! Y ahora el chalet está de más. Y sé que cierta persona, cuando le diga que lo vendo, va a ponerse a saltar de contento. Es un vecino de la urbanización que quería comprarlo para un hijo que vive en el Este de Europa y que quiere venirse  para aquí, ya que tiene un contrato de trabajo. Llegó tarde, pues ya lo había comprado yo. Y ya entonces me dijo que si me decidía a venderlo, que contara primero con él. Y me ofreció una cantidad muy superior a la que había pagado por él.
- ¿Y qué vamos a hacer con tanto dinero? No vamos a tener tiempo de gastarlo todo, mi amor.
- Micael, cinco años es mucho tiempo trabajando, y te aseguro que vamos a necesitarlo, lo sé por experiencia. De todas formas, cuando nosotros no estemos, siempre quedará alguien para seguir con la labor y también necesitarán recursos.
- ¡Por favor, muchachos, no volváis a sacar este tema de los cinco años! ¡Me pongo enfermo!
- Pero Samurai... hermano...
- ¡La leche, Micael! ¿Crees que para mí es gracioso el saber que dentro de cinco años me quedaré sin hermanos?
- ¡Jhoan, a todos nos llegará el momento, tú también tienes esa cita, hermano!
- Pero vuestro momento no es el mío, lo sé, me llegará cuando lleve doce años añorando vuestra presencia y deseando con toda mi alma que llegue esa hora para estar con vosotros. ¿Por qué, Micael, he de veros morir?
¿Por qué...?
- ¿Y por qué naciste 12 años más tarde que yo? ¡Tu serás nuestro relevo, hermano! Tu trabajo comenzará cuando termine el nuestro.  Y dicho esto, Micael abrazó  muy fuerte a su hermano y le llenó de besos el rostro.
- ¡Y que quede claro, hermano, que si vine doce años más tarde, fue por tu culpa!
- ¿Por mí...? ¡Pero que cara tienes! Lo que pasa es que querías ser el pequeñín de la casa y llevarte  los mimos y caprichos de todos. ¡Eres una cara dura!
- ¿Será posible...? ¡Tú tardaste lo tuyo en reclamarme!
- ¡Vamos, hermanito, que nos conocemos...! Dí que tardaste en decidirte en el color de ojos que ibas a ponerte y en el lok de tu próxima imagen... ¡eres un presumido redomado!
- ¡Serás asqueroso!  Y Raquel, oyéndolos, se reía a pierna suelta.
- ¿Y siempre estáis así?
- Hermanita, ¿tu has sufrido alguna vez a un jefe que ejerce de JEFE?
- ¡Pues sí... me ha tocado torear a unos cuantos, y es horrible, porque por regla general no saben mandar!
- ¡Pues encima de aguantar a éste como Jefe, tengo que venir aquí a ser su hermano pequeño! ¿No es como para compadecerme?
- Pues hombre... visto así... Pero dime, Jhoan... ¿es que Micael es un jefazo de los gordos?
- ¡Sí, y además de los inaguantables! ¡Pobre hermanita, la que te ha caído encima... yo lo sufro como hermano, pero tú como marido...! ¡Espera a que empiece a trabajar y saque su vena jerárquica...!

A todo esto, Micael escuchaba sonriente y muy paciente con las  acometidas de su hermano. Se sentó en el suelo y cruzando las piernas siguió en disposición de escucha.

- ¡Qué, Micael, no te defiendes...! Exclamó Jhoan intentando picar a su hermano.
- ¿Defenderme de las cornadas de un cordero lechal? ¿Para qué...? Sigue,  que está siendo muy divertido...
- ¿Pero es que contigo no voy a poder reñir nunca? ¡Todos los hermanos lo hacen entre ellos, y es bonito!
- No sabía que para ti era tan importante, Jhoan!  Exclamó Micael levantándose del suelo. ¿De qué quieres que discutamos? ¿Me meto con tu nariz y tú con mis canas... o al revés...?
- ¡Déjalo, ya hermano!
- Que te estoy hablando en serio, Jhoan!
- Por eso mismo, hermano, porque lo dices en serio. Esta transformación tuya te ha convertido en un pánfilo ¡con todos mis respetos! ¿Dónde está tu visceralidad, hermano?
- ¡Muy activa, créeme, pero la utilizo en otros menesteres!
- ¡Ya me has jodido! Exclamó Jhoan en un estadillo de risa.
- Bueno, que... ¿os vais a pegar por fin o no? Preguntó Raquel.
- ¡Vamos a casa, viejo Samurai! ¿Quién te quiere más que tu hermano, dime...?

PRATYABHIJÑÂHRDAYAM - Kshemaraja LA ESENCIA DEL RECONOCIMIENTO DEL SER



PRATYABHIJÑÂHRDAYAM - Kshemaraja
LA ESENCIA DEL RECONOCIMIENTO DEL SER
INICIACIÓN Y COMPRENIÓN AL TANTRA.
1.- La Consciencia-Energía absoluta, por su propia voluntad libre, es la causa del surgimiento, mantenimiento y reabsorción (y también la causa de la experiencia y de la liberación) del universo.
2.- Por el poder de su propia voluntad libre (y no por una causa ajena), la Consciencia-
La Energía despliega al universo sobre su propia pantalla. (se despliega la totalidad de las manifestaciones, a saber: principios (tattvas), mundos, entidades y sus experimentadores respectivos que son solamente una forma solidificada de la esencia de la Consciencia-Energía)
3.- El universo es ilusoriamente múltiple a causa de la diferenciación en objetos y sujetos que se adaptan y se relacionan recíprocamente.
4.- El experimentador individual en quién la Consciencia-Energía está contractada, también tiene en el cuerpo al universo entero bajo una forma contractada (y por tanto percibe el universo en forma contractada).
5.- La Consciencia-Energía universal misma, descendiendo de la etapa de cetana (el estado de consciencia no-contractada), llega a ser citta (consciencia individual) en la medida en la que ella se contracta a causa de los objetos de la consciencia.
6.- El experimentador limitado también es Consciencia Absoluta.
7.- Y a pesar de que El sea uno, cuando se manifiesta dualmente y se recubre del velo de la ilusión llega a ser triple, cuádruple y de la naturaleza de los treinta y cinco tattvas (principios).
8.- Las posiciones de los diversos sistemas de filosofía son solamente diversos papeles de esta Consciencia. (O también: la experiencia de las cosas exteriores o interiores es un medio por el cual se manifiesta la naturaleza esencial de Shiva o Realidad suprema)
9.- Como consecuencia de la limitación de la Shakti, la Realidad que es todo Consciencia, se convierte en un ser transmigratorio recubierto por la ignorancia. (la Omnipotencia, Omnisciencia, Perfección, Eternidad y Omnipresencia se convierten en poder limitado, conocimiento limitado, deseo limitado y limitación del tiempo y del espacio)
10.- Incluso en esta condición de yo empírico, él (el alma individual) realiza las cinco acciones (emanación, mantenimiento, reabsorción, disimulación de la naturaleza real del Ser y liberación de la ignorancia) como El (como Shiva). (Incluso en esta condición densificada el ser limitado es de una naturaleza absoluta y sus actos son reflejos limitados
de las acciones del Absoluto)
11.- El Ser realiza también el acto de manifestar, de gustar, esconder, originar y disolver todos los obstáculos. Es así desde el punto de vista del yogui.
12.- Ser un ser-que-transmigra significa estar ilusionado por sus propios poderes
(Omnipotencia, Omnisciencia, Perfección, Eternidad, Omnipresencia) a causa de la ignorancia de que él es al autor de la acción de manifestar, mantener, reabsorber, disimular su propia esencia, y liberar (revelar o dar gracia).
13.- Adquiriendo pleno conocimiento de esto (es decir de ser la autora de la acción de manifestar, mantener, reabsorber, disimular y liberar o revelar) la consciencia individual
llega a ser la Consciencia Universal elevándose al nivel del Si-mismo.
14.- El fuego de la Consciencia, incluso cuando desciende a la etapa inferior, a pesar de estar recubierto por la ilusión, consume (asimilándolo a si misma) casi totalmente (ya que los objetos reaparecen a causa de mâyâ (la ilusión) y de las impresiones previas (samskâras)) todo conocimiento fragmentado y todo objeto.
15.- Adquiriendo ese poder inherente a la Consciencia (el poder de reconocer la naturaleza real del Universo), el aspirante asimila el universo a él mismo. (la naturaleza real del universo engloba todo)
16.- Cuando la beatitud de la Consciencia es alcanzada, se adquiere ese estado en el que se reconoce que la Consciencia es nuestra verdadera naturaleza, y en el cual todas las
cosas que aparecen son idénticas a la Consciencia, incluso teniendo la experiencia del
cuerpo, sensaciones, percepciones, etc... Este estado es el de liberado-en-vida (jîvanmukta).
17.- Por medio del despliegue de la Consciencia, se adquiere la beatitud del alma.
18.- Los medios para alcanzar este Centro de Consciencia son: la concentración en el centro (en el Centro de toda realidad, en la Consciencia silente, impidiendo que surja cualquier diversidad, opción, idea, fantasía, imaginación, etc...); el retorno de las
formaciones mentales y de las percepciones a la espacialidad (al plano de fondo de.Consciencia silenciosa en el que se dibujan); la percepción continua de la espacialidad sucinta en las formaciones mentales y en las percepciones; el Samadhi en el mundo
(manteniendo la percepción de lo Absoluto en las acciones cotidianas); el retorno a través de los mantra a su origen, lo informulado, que es la fuente de donde ellos surgen; y la
fijación de la atención en el momento en el que las energías (prana y apana) están en equilibrio (en el intervalo entre los alientos-energías, o entre un pensamiento y otro, o entre una acción y otra, etc...).
19.- Entonces el Samadhi se establece de una manera permanente (incluso en el estado de conciencia cotidiano) por la identificación, una y otra vez, de la consciencia individual con
la Consciencia Absoluta.
20.- Es entonces (cuando se obtiene el Samadhi), cuando ocurre la estabilidad en el Ser supremo, cuya esencia es Consciencia y Beatitud. Es ahí donde se obtiene el dominio sobre el conocimiento limitado, los sentidos internos y externos, y el conocimiento objetivo limitado, siendo todo esto lo que suscita la emanación y reabsorción del universo.
Todo ello es de la naturaleza de Shiva (la Consciencia).
http://universo-espiritual.ning.com/

ME GUSTARÍA SER AGUA



ME GUSTARÍA SER AGUA
Soy el agua de la lluvia. Caigo sobre los sembrados.
Me aman las plantas, a las que calmo la sed. Me ama la tierra, a la cual mantengo viva y fértil; me aman los hombres que viven en esa tierra y de esa tierra. Me odian los veraneantes de la playa, me odian los animales desamparados que vagan por las calles…
Soy el agua de un estanque, aquí estoy, esperando a ser utilizada. Sirvo para refrescar a los campesinos y para bañar a los animales. No soy apta para ser bebida porque estoy sucia y contaminada, demasiado tiempo quieta.
Soy el agua de las lágrimas de un niño. Soy la expresión más auténtica de la emoción. Soy el reclamo de los únicos afectos incondicionales. Soy el símbolo de la alegría y de la pena.
Soy el agua de un río caudaloso. Soy el hogar de miles de peces, soy el movimiento en la naturaleza. Soy el ruido del bosque y la pradera. Soy el dulce que será sal mañana, cuando llegue al mar.
Soy el agua de una fuente cristalina, soy la bañera de un montón de pajaritos. Soy el trago que cancela la sed del caminante, soy la transparencia de la claridad del día. Soy el símbolo más claro del fluir y de la vida.
A veces soy vapor y a veces hielo.
En todas estas formas de ser soy útil, soy inútil y hasta a veces soy dañina.
Porque nunca trato de ser lo que no soy. Porque admito ser la parte y no el todo. Porque soy muchas cosas y una sola. Porque no soy más que lo que soy.
Pero tampoco menos.
(Jorge Bucay)


A MI QUERIDO EGO
Te quiero dar las gracias, querido ego, porque estás tomando el lugar que te corresponde. Sí, ya sé que te gustaría seguir campando a tus anchas y darte el gusto de opinar, de discutir, de criticar, de codiciar, de envidiar... de sentirte inferior, de sentirte superior, de sentirte herido y responder, de patalear... de sentir miedo, pena, orgullo y mil cosas más... De seguir, en definitiva, jugando tu juego con los opuestos, con la dualidad, con el mí y el tú.

Pero ese juego se acabó, ya tuviste tu recorrido, ya me enseñaste lo suficiente sobre la separación y el olvido.
Ahora vuelvo a casa, vuelvo a mi Hogar, y debes asumir el lugar que te corresponde como instrumento que ha servido bien a su amo, pero que se somete a la voluntad del Ser cuando requiera ser utilizado. Mientras tanto, calla... mantente en silencio para que otras realidades tengan cabida en este contenedor.
No creas que no te veo, no creas que no te siento, no creas que no te percibo en tus sigilosos intentos de salir a la superficie, de cambiar de estrategias, de cambiar de ropajes y vestirte más de acuerdo con el nuevo panorama y la nueva realidad. Sé que intentas furtivamente sabotear el rumbo emprendido y me ofreces cual tentación disimulada el sabor de la manzana envenenada. Pero mi resolución es firme e innegociable, porque ya probé de tus frutos ilusorios y ahora riego mi propio Árbol.
- Ángel Hidalgo -

LOS DECRETOS DE CADA DÍA



LOS DECRETOS DE CADA DÍA
Cada palabra que se pronuncia es un decreto que se manifiesta en lo exterior. La palabra es el pensamiento hablado.
Te propongo que pongas atención a todo lo que tú decretas en un solo día. Vamos a recordártelo:
―Los negocios están malísimos.
―Las cosas andan muy malas.
―La juventud está perdida.
―El tráfico está imposible.
―El servicio está insoportable.
―No se consigue servicio.
―No dejes eso rodando porque te lo van a robar.
―Los ladrones están asaltando en todas las esquinas.
―Tengo miedo de salir.
―Mira que te vas a caer.
―Cuidado que te matas.
―Te va a pisar un carro.
―¡Vas a romper eso!
―Tengo muy mala suerte.
―No puedo comer eso, me hace daño.
―Mi mala memoria, mi alergía. mi dolor de cabeza, mi reumatismo, mi mala digestión...
No te sorprendas ni te quejes si al expresarlo lo ves ocurrir. Lo has decretado. Has dado una orden que tiene que ser
cumplida. Ahora recuerda y no olvides jamás, CADA PALABRA QUE PRONUNCIAS ES UN DECRETO. Positivo o negativo. Si es positivo se te manifiesta en bien. Si es negativo se te manifiesta en mal, si es contra el prójimo es lo mismo que si lo estuvieras decretando contra ti. SE TE DEVUELVE. Si es bondadoso y
comprensivo hacia el prójimo, recibirás bondad y comprensión de los demás hacia ti. Y cuando te suceda algo molesto, negativo, desagradable, no digas¡ Pero si yo no estaba pensando ni temiendo que me fuera a suceder esto!‖. Ten la sinceridad y la humildad de tratar de recordar en cuáles términos te expresaste de algún prójimo. En qué momento saltó de tu corazón un concepto viejísimo, arraigado allí, que tal vez no es sino una
costumbre social como la generalidad de esas citadas más arriba y que tú realmente no tienes deseos de seguir usando.
Conny Méndez