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miércoles, 11 de marzo de 2015

¿QUE TE PONE CELOSO? (OSHO)


Los celos en sí mismos no son la raíz.
Amas a una mujer, amas a un hombre; quieres poseerlo solo por miedo a que mañana pueda irse con alguna otra persona.
...El miedo al mañana destruye tu hoy, y es un círculo vicioso.
Si cada día es destruido por el miedo al mañana, tarde o temprano el hombre va a ponerse a buscar a otra mujer porque te conviertes en un incordio, y cuando lo haga o decida irse a vivir con otra mujer, pensarás que tus celos han demostrado tener razón.
De hecho, son tus celos los que han creado toda la situación.
Así que lo primero que hay que recordar es: no te preocupes por el mañana; el hoy es suficiente.
Alguien te ama... deja que sea un día de júbilo, de celebración.
Está tan enamorado hoy que tu totalidad y amor bastarán para que el hombre no se aleje de ti.
Tus celos lo alejarán; sólo tu amor puede retenerlo a tu lado.
Sus celos lo alejarán; su amor puede retenerte con él.
No pienses en el mañana. En cuanto pienses en mañana tu hoy vivo permanece a medias.
Simplemente vive el hoy y olvídate del mañana, que seguirá su propio curso. Y recuerda una cosa, que si el hoy ha sido una experiencia tan bella, una gran bendición... del hoy nace el mañana, así que ¿por qué preocuparse?
Si algún día el hombre al que has amado, la mujer a la que has amado, encuentra a otra persona... es simplemente humano ser feliz, pero tu mujer es feliz con otro...
Da igual que sea feliz contigo o con otro, es feliz.
Y si la amas tanto, ¿cómo puedes destruir su felicidad?
Un amor verdadero siempre será feliz si la pareja se siente jubilosa con otra persona. En esa situación, cuando una mujer está con otro, y tú sigues siendo feliz y le estás agradecido y le dices a ella:
«Tienes libertad absoluta; sé totalmente feliz, esa es mi felicidad. No importa con quién seas feliz, lo que importa es tu felicidad», creo que no podrá permanecer mucho tiempo lejos de ti, regresará.
¿Quién puede abandonar a semejante hombre o mujer?
Tus celos lo destruyen todo.
Tu anhelo de posesión lo destruye todo.
Se trata de un problema universal, y no puede solucionarse, solo se puede trascender.
La gente intenta solucionarlo. Crea más problemas; eso es lo que se está haciendo en todo el mundo.
Estos problemas “los celos, la posesión”, en realidad no son problemas, sino síntomas, síntomas de que aún no sabes lo que es el amor.
Damos por hecho que sabernos lo que es el amor, y que entonces es cuando surge el problema de los celos. No es así. El problema surge porque el amor todavía no está presente, sencillamente muestra que el amor aún no ha llegado, muestra la ausencia de amor.
Así que no puedes solucionarlo.
Todo lo que necesitas es olvidarte de los celos porque se trata de una lucha negativa. Es luchar con la oscuridad; carece de sentido. En su lugar, enciende una vela. Eso es el amor. Una vez que el amor empieza a fluir, los celos y el afán de posesión y todo eso dejan de existir. Te sorprende adónde habrán podido ir, ya que no consigues encontrarlos. Es como cuando enciendes una ve¬la, puedes ponerte a buscar la oscuridad en la habitación, que no vas a dar con ella. Incluso buscas con una luz y no logras encontrarla. No puedes encontrarla con una luz porque ya no está ahí, simplemente se trataba de una ausencia de luz.
Los celos son ausencia de amor.
Mi enfoque es: ni te molestes con los celos, de lo contrario, te meterás en una trampa de la que nunca podrás salir.
¡Olvídalo! Son sintomáticos e indicativos.
Es bueno que indiquen algo: es una señal de que el amor aún no ha tenido lugar. ¡Es bueno!
Aprende algo de ellos, fíjate en ellos y empieza a moverte hacia el amor.
Disfruta más del amor y habrá menos celos.
Deléitate más en el amor y todavía habrá menos celos.
Deja que tu amor se convierta en una totalidad, una locura.
Deja que tenga intensidad y en esa intensidad los celos arderán.
Un amante de verdad jamás ha sabido lo que son los celos.
Así que no te diré que empieces a hacer algo sobre los celos; no, en absoluto. Dale las gracias porque simplemente muestran algo que ha de suceder que todavía no ha sucedido.
Dedica más energía al amor.
En vez de dedicar energía a analizar los celos y luchar contra ellos, pon más energía en el amor. De lo contrario te distraerá: empezarás a seguir a los celos, y eso es un desierto.
Nunca llegarás hasta el final.
Ahí es donde se ha atascado todo el psicoanálisis: confunde los síntomas con los problemas y luego se concentra en penetrar en esos síntomas, en analizarlos.
Puedes continuar pelando la cebolla, puedes seguir sin parar, una capa tras otra, y otra tras otra.
¿Has tratado con una persona que realmente esté psicoanalizada?
No existe nadie en la Tierra cuyo psicoanálisis se haya completado.
¡Es imposible! Puedes ir al psicoanalista un año tras otro, y siempre habrá algo que tendrás que explorar.
Es una dirección estéril, te lleva hacia los costados.
¡Ve en línea recta hacia el amor!
Mi sugerencia es: haz que el amor sea una gran celebración.
Destina toda tu energía a ello, sin pensar en el futuro.
Mientras estés enamorado de alguien, no te contengas.
Si te contienes, al instante eso se convertirá en celos, si te entregas por completo cuando haces el amor, sin reservarte nada, si te encuentras absolutamente perdido en ello, todo tu cuerpo y ser se vuelven orgásmicos; eres salvaje, gritas, cantas y lloras y ríes, y sentirás que de la nada surge una paz tal que nada te podrá distraer, nada podrá perturbarte.
Haz que el amor sea un festejo y todo eso desaparecerá.
Los celos no tienen nada que ver con el amor. De hecho, tu así llamado amor tampoco tiene nada que ver con el amor. Se trata de palabras hermosas que utilizas sin saber qué significan, sin experimentar su significado. No dejas de emplear la palabra «amor». La usas tanto que olvidas el hecho de que aún no lo has experimentado. Es el peligro que se corre al emplear palabras tan bonitas: «Dios», «amor», «oración». No dejas de emplearlas, de repetirlas, y al final esa misma repetición hace que sientas como si las conocieras.
¿Qué sabes sobre el amor? Si supieras algo, no podrías formular esta pregunta, porque los celos jamás están presentes en el amor. Y siempre que los celos están presentes, el amor no lo está.
Los celos no son parte del amor, sino de la posesión.
La posesión no tiene nada que ver con el amor. Tú quieres poseer.
A través de la posesión te sientes fuerte: tu territorio es mayor.
Y si otro intenta entrar en tu territorio, te encolerizas.
O si alguien tiene una casa más grande que tú, te sientes celoso.
O si alguien intenta desposeerte de tu propiedad, te pones celoso y te encolerizas.
Si amas, los celos son imposibles; no son en absoluto posibles.
Hablas mucho sobre la fealdad de los celos.
«Sí, son feos ... » No, no lo sabes.
Simplemente repites lo que yo he estado diciendo.
Si supieras que son feos, con ese mismo conocimiento desaparecerían. Pero no lo sabes.
Me has escuchado, has escuchado a Jesús, has escuchado a Buda y has escuchado opiniones.
Pero no lo sabes. No sale de tu propia sensación que los celos son feos. De lo contrario, ¿por qué los sentirías?
No es algo fácil. Requiere un gran compromiso.
Los celos son como una roca... muy grandes. El afán de posesión es como una roca... es puro veneno. El amor queda destruido, aplastado, fragmentado. Y esos monstruos están dominando a la gente. El amor debe ser liberado de esos monstruos. La única manera es matando la raíz que los causa.
Si puedes destruir los celos, mátalos, y verás que de ti surgen unas energías hermosas. El amor se vuelve tan fácil si puedes destruir los celos; en caso contrario, los celos destruyen el amor. Si destruyes el odio, de pronto tienes tanto amor que te vuelves incondicional. No te molestas en preguntarte si la persona es o no digna de amor. ¿Quién se molesta cuando tiene tanto para dar? Simplemente da y te sientes agradecido de que la otra persona haya aceptado.
Y en cuanto Adán y Eva hubieron comido del árbol del conocimiento, él los expulsó del cielo, fuera del paraíso, por el miedo a que entonces probaran el otro árbol. Y en cuanto comieran del otro árbol se volverían inmortales, serían como dioses. Eso significa que Dios se sintió celoso. Se han vuelto a medias como Dios porque ahora saben, no son más inmortales porque entonces no habría diferencia entre dios y ello: sabrían, Dios sabe; serían inmortales, dios es inmortal. De modo que unos grandes celos surgieron en la mente de Dios. Fue por celos que resultaron expulsados del paraíso. Este no es un concepto muy sano de Dios.
Tus dioses no pueden ser diferentes de ti.
¿Quién los crearía?
¿Quién les daría forma y color? Tú los creas, tú los esculpes; poseen ojos y nariz como tú, ¡mentes como tú!
El Dios del Antiguo Testamento dice:
«¡Soy un Dios muy celoso!».
¿Quién ha creado a ese Dios que es celoso? Dios no puede ser celoso. Y si lo es, entonces, ¿qué tiene de malo ser celoso? Si hasta Dios lo es, ¿por qué creerías que haces algo malo cuando sientes celos? Entonces los celos son divinos.
Los celos significan que otra persona tiene más que tú. Y es imposible ser el primero en todo.
Puede que tengas la máxima fortuna económica del mundo.
Pero quizá no tengas una cara hermosa. Y un mendigo te puede poner celoso... su cuerpo, su cara, sus ojos... y estás celoso.
Un mendigo puede hacer que un emperador sienta celos.
Toda tu vida has sido celoso. ¿Qué has aprendido de ello?
Si no aprendes de esas experiencias, tendrás que repetir otra vez tu vida.
Aprende de todas las experiencias, pequeñas o grandes. Siempre que estás celoso, te encuentras en un fuego, el corazón te arde... y sabes lo que te haces a ti mismo. Sabes lo equivocado que es, pero solo lo sabes porque otros lo dicen. No es propia comprensión, tu propia percepción. Deja que sea tu percepción, para que la próxima vez que surja la situación de estar celoso puedas reírte de ella; para que la próxima vez no te comportes con el mismo y viejo patrón. Puedes salir de ese patrón.
Casi todas las religiones del mundo están en el mismo barco. Dicen: «No deberías estar enfadado».
Pero ¿cuál es el camino? La ira está ahí.
«No deberías estar celoso».
Pero ¿cuál es el camino para deshacerse de los celos?
«No deberías ser competitivo».
¡Falsos mandamientos!
Es hermoso estar en silencio, pero, ¿dónde está la meditación que te trae el silencio?
«No deberías estar celoso»...
Pero ¿dónde está la comprensión de que cuando tienes celos se esta quemando tu propio corazón?
No le haces daño a nadie salvo a ti mismo.
Cómo puedes deshacerte de la competitividad... ya que todos enseñan: «No seas competitivo», y por otro lado te dicen: «Sé algo». Te dan ideales: «Sé como Jesucristo». Pero hay millones de cristianos; tendrás que competir. Te dicen: «No seas celoso», pero obligan a la gente a serlo, ya que atan a un hombre con una sola mujer. Cuando el amor desaparece y la primavera se ha terminado, entonces el hombre comienza a encontrar salidas ocultas... y la mujer también.
¿Quién te ha dicho que estés celoso de alguien que es más inteligente, de alguien que es más fuerte, de alguien que es más rico?
¿Por qué has elegido ser celoso? Tus celos solo destruirán innecesariamente tu energía. En vez de estar celoso, averigua qué puedes hacer con tu energía, qué puedes crear.
- Osho -